En el mundo se han trasplantado 104 extremidades, de las cuales 4 se han realizado en México. Los trasplantes de extremidad superior son un tratamiento emergente que permite a los pacientes ser independientes en sus actividades cotidianas, sociales y económicas.
El Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCMNSZ) de la Secretaría de Salud, es la única unidad médica en Latinoamérica en realizar con éxito 2 trasplantes de extremidad superior, que por su alta complejidad requieren de la participación de un grupo multidisciplinario de profesionales de la salud de más de 15 especialidades.En conferencia de prensa, informaron que México es uno de los 19 países del mundo en donde se ha llevado a cabo el trasplante bilateral de brazos, el primero de ellos fue en 2012 a un paciente de 52 años, que perdió sus antebrazos por una descarga eléctrica. Actualmente presenta movilidad en ambas extremidades.
La segunda cirugía se efectuó en octubre de 2015 en un paciente masculino de 51 años trasplantado de ambos brazos en su totalidad, considerado, hasta hoy, el trasplante de extremidad más grande del mundo.
En su participación, el Jefe del Servicio de Cirugía Plástica, doctor Martín Iglesias Morales, puntualizó que se trata de un procedimiento prolongado que en promedio dura 24 horas y con un tiempo de rehabilitación de entre 1 y 4 años, por lo que es necesario vigilar estrechamente al paciente y la recuperación de la extremidad trasplantada.
La doctora Patricia Butrón Gandarillas, adscrita al Servicio de Cirugía Plástica, informó que la intervención consiste en la transferencia de extremidades compuestas por tejidos como la piel, el músculo, el hueso, articulaciones, ligamentos y además la conexión del sistema vascular y nervioso.La extremidad, dijo, se transfiere con una técnica microquirúrgica a un receptor previamente estudiado por el equipo multidisciplinario del instituto, asegurando que se trate de un candidato sano física y mentalmente, que requiera un trasplante bilateral y que cuente con un entorno social estable. El donador debe ser diagnosticado con muerte encefálica.
El candidato a trasplantar no debe padecer enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial, cáncer, enfermedad pulmonar, ni tener antecedentes de alcoholismo o tabaquismo, ya que alteran las características funcionales de la circulación que, con el tiempo, provocan la pérdida del injerto o alguna complicación trans o postoperatoria.
Psicológicamente, es fundamental evaluar la personalidad del paciente, su madurez y su capacidad de enfrentar situaciones adversas, así como verificar que se trate de una persona estable mentalmente y que tenga apoyo familiar, explicó la Jefa del Departamento de Consulta Externa, doctora Judith González.
La doctora Josefina Alberú Gómez, adscrita al Departamento de Trasplantes de este Instituto, señaló que el éxito de este tipo de cirugías se basa en medicamentos inmunosupresores para el tratamiento post-quirúrgico de los pacientes.
Finalmente, ambos pacientes coincidieron que con esta cirugía han recuperado gran parte de la calidad de vida que habían perdido tras los accidentes en los que amputaron sus extremidades.