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Los delegados de los países de las Américas recibieron este 1 de octubre de 2014, en el 53º Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un informe sobre el ébola en África Occidental y el chikungunya en las Américas, dos epidemias que se han diseminado con rapidez y que muestran la importancia de la preparación y respuesta en salud pública.
“La expectativa es que esta epidemia continuará por seis a nueve meses», explicó Asamao-Baah. «Y va a expandirse más allá de donde está ahora«, dijo y añadió que esta situación podría tener un impacto negativo no sólo en el África occidental, sino en la economía global. La epidemia «se ha disparado de un problema de salud pública a una crisis mucho más grande«, subrayó.
Marcos Espinal, Director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Análisis de la Salud de la OPS, indicó que al 26 de septiembre, en África Occidental se han reportado 6,574 casos de ébola y 3,091 muertes. De estos casos, 375 se registraron entre profesionales de la salud, de los cuales 211 han fallecido por la enfermedad.
“No hay signos todavía de que esta epidemia haya alcanzado una meseta -poco o ningún cambio-”, dijo Espinal. “Las próximas semanas serán clave”, indicó. Aún cuando el brote en Guinea se puede estar “estabilizando”, no se puede descartar que haya un subregistro de casos, indicó. “Esta es aún una emergencia de salud pública de importancia internacional”, recordó Espinal.
Espinal destacó que el ébola sólo es contagioso cuando los pacientes ya están enfermos, pero no durante el período de incubación que puede ser de 2 a 21 días. Tampoco se contagia por el aire, sino por contacto directo con los fluidos de una persona enferma. Esto implica que los contactos que viajaron con el paciente en Estados Unidos no se considera en riesgo.
Ante la posibilidad de otra introducción en las Américas, Espinal urgió a las autoridades de la salud a mantener la vigilancia y continuar con los preparativos, utilizando como guía a los requerimientos de capacidades básicas que establece el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), como por ejemplo, la coordinación, la vigilancia, la preparación y la comunicación de riesgo, entre otros.
“El objetivo principal en las Américas es contener y prevenir que se establezca una transmisión a nivel local, una vez que se introduzca la enfermedad por el Virus del Ébola en un país libre de esta enfermedad previamente”, explicó a los delegados. “Su liderazgo –el de ministros y viceministros- es fundamental para la preparación”, aseveró.
También la comunicación de riesgo es vital para “brindar información transparente a la población, porque eso construirá confianza”, dijo. Esto resulta esencial para lograr “el compromiso de los líderes comunitarios y locales de manera de asegurar que las intervenciones se implementen, así como para la educación del público y la movilización comunitaria”, dijo Espinal.
La OPS ha distribuido a los Estados Miembros, un documento con recomendaciones sobre cómo prepararse ante esta situación, que será actualizado cuando sea necesario.
Chikungunya en las Américas
Aldighieri explicó que esta enfermedad se ha diseminado con particular rapidez porque la población de esta región no tenía inmunidad a esta enfermedad, ya que no había estado expuesta antes, y también porque “el virus se adapta perfectamente al mosquito Aedes aegypti”, que es el principal vector presente en la mayoría de los países de la región. Además, “la cantidad de virus circulando en humanos y en mosquitos en este brote es muy alta”, indicó.
Debido a que comparten el mosquito vector, el chikungunya circula al mismo tiempo que el virus del dengue. Tiene manifestaciones clínicas similares, pero una tasa de mortalidad más baja. La mayoría de las 113 muertes se han registrado en personas con condiciones de salud crónicas. “Chikungunya” significa “aquel que “doblarse por el dolor” y se refiere a que muchos pacientes no pueden estar de pie por el dolor. Aunque raramente es fatal, este virus puede provocar dolores en las articulaciones que a veces pueden durar meses o hasta años, en particular en adultos mayores.
La OPS/OMS ha estado trabajando con sus países miembros para prepararse ante la introducción del chikungunya desde hace años. En 2011, en colaboración con el CDC, se lanzó la publicación “Preparación y respuesta ante la eventual introducción del chikungunya en las Américas” . Desde que sucedió en diciembre del año pasado, la OPS ha estado monitoreando la diseminación del virus, entrenando al personal de salud para el manejo clínico y reconocimiento de los casos, así como enviando a su personal y expertos para ayudar a los países afectados.
Como el virus es transmitido por el mismo mosquito que transmite el dengue, para controlar la enfermedad se debe hacer lo mismo: aplicar la estrategia de manejo integrado para el dengue que promueve la OPS.
“Todos los países con una historia previa de dengue tienen un alto riesgo de tener chikungunya”, dijo Aldighieri. Alentó a los países que ya están enfrentando la enfermedad a compartir sus experiencias y mejores prácticas con otros países de la región que se están preparando.