Las alteraciones en la motilidad gastrointestinal son un factor que se encuentra presente en la enfermedad por reflujo gastroesofágico, gastritis y dispepsia, enfermedades que se presentan comúnmente en nuestra población. Debido a ello, las nuevas investigaciones han hecho posible comprender la evolución que presenta cada uno de estos padecimientos, y de esta forma contar con tratamientos cada vez más específicos, tal es el caso de los procinéticos, como la Itoprida, fármaco que llega al mercado mexicano para apoyar a los pacientes en su tratamiento contra problemas de motilidad gastrointestinal, con un perfil de seguridad superior a los disponibles actualmente.
El aparato digestivo cumple numerosas funciones, pero su misión última es la incorporación de agua, electrólitos y nutrientes al organismo. El agua y los electrólitos se absorben fácilmente, pero la mayoría de los nutrientes necesitan ser previamente procesados para que puedan ser absorbidos; este proceso requiere la acción de determinadas secreciones del tubo digestivo y de los movimientos que posibilitan su mezcla, triturado y el transporte mediante patrones de contracción y relajación de los músculos de la pared del tubo digestivo.
Para que estos movimientos gastrointestinales resulten eficientes es necesario que se adapten a la función requerida en cada momento y en cada órgano del aparato digestivo, además de la debida coordinación. Para ello es preciso un sistema de control que se encargue de la selección del patrón motor y su coordinación.
En el control de la motilidad digestiva intervienen el sistema nervioso central (SNC), el sistema nervioso propio del tubo digestivo –sistema nervioso entérico (SNE)– y algunos péptidos hormonales. Se trata de un sistema de control jerarquizado en diferentes niveles que, aunque están estrechamente interrelacionados, mantienen un importante grado de autonomía.
Sin embargo, cuanto todo este proceso no funciona de manera correcta, es necesario recurrir a tratamientos farmacológicos que estimulen la motilidad gástrica de manera controlada, como es el caso de los procinéticos como Itoprida, que ha demostrado ser efectivo no sólo por su exclusivo doble mecanismo de acción, sino por su mejor perfil de seguridad y su favorable balance riesgo-beneficio. Los procinéticos son medicamentos que promueven la actividad motora del tubo digestivo a través del incremento de la actividad contráctil y la mejora del tránsito intestinal.
La Itoprida es un agente procinético recientemente introducido a México, desarrollado y comercializado en Japón desde septiembre de 1995.
La Itoprida está indicada para el tratamiento de los siguientes trastornos gastrointestinales:
a. Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): comprende un conjunto de síntomas o lesiones esofágicas ocasionadas por el retorno del contenido gástrico hacia el esófago. En varias investigaciones se ha demostrado que entre el 3% y el 4% de la población general tiene ERGE y la prevalencia aumenta hasta el 5% en personas mayores de 55 años.
b. Dispepsia funcional: etimológicamente significa mala digestión (del griego dys “mala” y peptos “digestión”). Se ha utilizado para referir la presencia Dolor y ardor recidivantes localizados a nivel del abdomen superior independientemente de la etiología adicional a la sensación de plenitud postprandial y llenura temprana.
El manejo de estas enfermedades debe realizarse por un profesional de la salud, quien valorará la utilización de itropida, como una alternativa terapéutica con un mejor perfil de seguridad.