Cuando un médico pregunta a su paciente con qué frecuencia hace ejercicio, ¿da una respuesta honesta?, ¿qué tal cuando le pregunta qué ha estado comiendo últimamente?. Si piensas que algunas veces has omitido decir toda la verdad, no estás solo.
De acuerdo con un nuevo estudio [1], entre el 60 y el 80% de las personas encuestadas no comunicaron a sus médicos información que podría ser relevante para su salud. Además de hablar sobre la dieta y el ejercicio, más de un tercio de los encuestados no hablaron cuando no estaban de acuerdo con la recomendación de su médico. Otro escenario común fue no admitir que no entendieron las instrucciones de su médico.Cuando los encuestados explicaron por qué no eran transparentes, la mayoría dijo que querían evitar ser juzgados, y no querían que se les dieran «clases» acerca de cuán malos eran ciertos comportamientos. Más de la mitad estaban simplemente demasiado avergonzados para decir la verdad.
La mayoría de la gente quiere que su médico los considere buenos pacientes, dice la autora principal del estudio, Angela Fagerlin, Ph.D., presidenta de ciencias de la salud de la población en U of U Health y científica investigadora de la VA Salt Lake City Health System’s Informatics Decision-Enhancement and Analytic Sciences (IDEAS) Center for Innovation.
«Están preocupados por ser etiquetados como alguien que no toma buenas decisiones«, agrega.
Científicos de University of Utah Health y Middlesex Community College dirigieron un estudio de investigación en colaboración con colegas de University of Michigan y University of Iowa. Los resultados se publicaron en JAMA Network Open el 30 de noviembre de 2018 en el articulo «Prevalence of and Factors Associated With Patient Nondisclosure of Medically Relevant Information to Clinicians«, prevalencia y factores asociados con la no divulgación por parte del paciente de información médica relevante a los clínicos.
La información sobre la relación médico-paciente provino de una encuesta nacional en línea de 2 poblaciones. Una encuesta capturó respuestas de 2,011 participantes que tenían un promedio de 36 años. El segundo fue administrado a 2,499 participantes que con 61 años en promedio.
A los encuestados se les presentaron 7 escenarios comunes en los que un paciente podría sentirse inclinado a ocultar los comportamientos de salud de su médico, y se les pidió que seleccionaran todo lo que les habían sucedido. Posteriormente se les pidió a los participantes que recordaran por qué hicieron esa elección. La encuesta se desarrolló con el aporte de médicos, psicólogos, investigadores y pacientes, y se refinó mediante pruebas piloto con el público en general.
En ambas encuestas, las personas que se identificaron como mujeres, eran más jóvenes y respondieron que tenían mala salud, era más probable que informaran que no habían revelado información médica relevante a su médico.
«Me sorprende que un número tan importante de personas hayan decidido retener información relativamente benigna y que lo admitan«, dice la primera autora del estudio, Andrea Gurmankin Levy, Ph.D., MBe, profesora asociada de ciencias sociales. en Middlesex Community College en Middletown, Connecticut. «También debemos tener en cuenta la interesante limitación de que los participantes de la encuesta podrían haber ocultado información sobre lo que retuvieron, lo que significa que nuestro estudio ha subestimado la prevalencia de este fenómeno«.
El problema con la deshonestidad de un paciente, es que los médicos no pueden ofrecer consejos médicos precisos cuando no tienen todos los datos.
«Si los pacientes están reteniendo información sobre lo que están comiendo o si están tomando sus medicamentos, esto puede tener implicaciones significativas para su salud. Especialmente si tienen una enfermedad crónica«, explica Levy.
Comprender el problema con mayor profundidad podría llevar hacia formas de solucionar el problema. Levy y Fagerlin esperan repetir el estudio y hablar con pacientes inmediatamente después de las citas clínicas, mientras que la experiencia aún está fresca en sus mentes. Las entrevistas de persona a persona, podrían ayudar a identificar otros factores que influyen en las interacciones entre el médico y el paciente. Por ejemplo, ¿los pacientes son más abiertos con los médicos que han conocido durante años?.
La posibilidad sugiere que los pacientes pueden no ser los únicos culpables, dice Fagerlin. «La forma en que los proveedores se comunican en ciertas situaciones puede hacer que los pacientes tengan dudas para abrirse«, agrega «esto plantea la pregunta: ¿hay una manera de capacitar a los médicos para ayudar a sus pacientes a sentirse más cómodos?«. Después de todo, una conversación saludable, es una calle de doble sentido[.]
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