[/media-credit] Vale la pena verificar y tener una segunda opinión si es que está correcto el diagnóstico y hacerle un gran favor a nuestro pequeño y a nosotros como padres para toda la vida.

A veces los profesionales de la salud mental e incluso de la medicina pueden equivocar sus diagnósticos. Un menor de edad que fue diagnosticado con determinados padecimientos emocionales o incluso neurológicos (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, autismo, Asperger, bulimia y anorexia, depresión infantil, esquizofrenia, epilepsia, etcétera) quizá no los padece. En cambio podría tener sobredotación intelectual y sus capacidades no estarían recibiendo una atención adecuada.

Vale la pena verificar y tener una segunda opinión si es que está correcto el diagnóstico y hacerle un gran favor a nuestro pequeño y a nosotros como padres para toda la vida.

“Entendámonos de una vez por todas. Los niños sobredotados sí son diferentes y esas diferencias provocan rechazo e incomprensión por parte de su entorno escolar e incluso familiar. El ser humano ante todo tiene el deseo de ser aceptado. Si no lo es, comenzará a ver minada su autoestima e iniciarán enseguida los trastornos emocionales derivados de ello.

“Esto genera confusiones porque un niño sobrecapacitado con la autoestima baja, en apariencia no se distinguirá fácilmente por su inteligencia al expresarse los síntomas de la incomprensión que vive. Por eso es indispensable recurrir con verdaderos especialistas que lo diagnostiquen de manera adecuada».

Así lo explicó Andrew Almazán Anaya, director del área de Psicología del Centro de Atención al Talento (CEDAT).

El psicólogo más joven del mundo explicó que un niño sobredotado sí requiere de educación especial. Primero para fortalecer su autoestima y en segundo lugar, para desarrollar sus habilidades excepcionales: «Antes se pensaba que los mal llamados ‘niños genio’ eran escasos. Ahora sabemos que el 3% de la población lo es, entonces conforma una minoría de millones de personas (y de niños) en México, que requieren de atención especial. Si no se les brinda este apoyo podrían padecer episodios psicológicos adversos que incluso pueden desembocar en el suicidio», dijo.

Andrew Almazán Anaya confirmó que la inmensa mayoría de los niños sobrecapacitados del CEDAT, antes de llegar al organismo fueron diagnosticados como TDAH (93% de ellos), lo cual es una señal del desconocimiento científico al respecto:

«Llegan lastimados emocionalmente. Muchos incluso ingerían fármacos que inhibían su inteligencia y que fueron diagnosticados incorrectamente; en suma, lo ideal es que no lleguen así. Lo mejor es que sean detectados antes de pasar por estos escenarios tan dolorosos. Para ello sus padres, sus maestros y la gente que está cercana a ellos debe cuestionarse que a lo mejor esos «defectos» como son la hiperactividad, la aparente falta de atención, entre otros, no lo son en realidad; es más, puede que sean un don», concluyó.

Cabe señalar que el CEDAT es la única institución en México que realiza investigaciones científicas en los niños sobredotados y conforma al organismo más grande en toda América Latina en diagnóstico y atención a niños con sobrecapacidad intelectual.

Más información sobre las características del Niños Superdotado en www.cedat.com.mx