Eran las 8 de la mañana del 19 de septiembre de 2017 cuando Jaciel, de 10 años de edad, ingresó al quirófano del Hospital Infantil de México «Federico Gómez«, para la extirpación de un tumor en la parte baja de la columna vertebral, que desde meses atrás le ocasionaba problemas para caminar, dificultad en los movimientos y dolor en la espalda.
Después de varios estudios, los especialistas del hospital encontraron un tumor dentro del canal raquídeo que abarcaba casi una cuarta parte de la espina dorsal, por lo cual comprimía raíces nerviosas y la médula espinal, describe su médico, el neurocirujano pediátrico Luis Felipe Gordillo Domínguez.
Se trataba de una patología rara: un tumor epidermoide de lenta evolución. Pero para evitar más complicaciones en la salud del pequeño, programaron su cirugía tres días después de su ingreso.
La operación concluyó exitosamente 8 horas más tarde. Hoy, Jaciel se recupera en su casa y en los próximos 4 meses, su columna se reconstituirá poco a poco.
Esto -explica el doctor Luis Felipe Gordillo-, es solo el inicio de un largo camino de rehabilitación. Pero confía en que el pequeño Jaciel, salga a correr con sus amigos de su colonia.
El doctor Gordillo Domínguez describe con detalle el procedimiento, presume a su equipo de residentes altamente especializados y expresa su orgullo de trabajar en el Hospital Infantil, que cuenta con tecnología sofisticada para realizar cirugías de esta envergadura. “Nuestras autoridades siempre se preocupan por ofrecer la mejor atención a las personas en situación vulnerable”.
Hace 15 años, el doctor Gordillo Domínguez ingresó al servicio de Neurocirugía pediátrica, donde realizan en promedio entre 400 a 600 intervenciones anuales. De ellas la mitad son patologías tumorales intracraneales o medulares.
Hace casi 5 años se equipó el Servicio de Neurocirugía con tecnología para monitorear cada raíz nerviosa y el movimiento de los músculos durante una cirugía.
El doctor Luis Felipe Gordillo revive los recuerdos de esa tarde del 19 de septiembre de 2017 y los describe: “En el momento del terremoto, teníamos unos minutos de haber levantado la columna lumbar de pequeño. Estábamos liberando el tumor pegado a las raíces nerviosas, cuando el microscopio quirúrgico se sacudió violentamente. Nos dimos cuenta de que empezaba a temblar y cubrimos al niño con unas compresas para evitar que se contaminara la herida. Lo mismo hizo una de las enfermeras con el material quirúrgico”.
Su equipo integrado por 8 personas, 2 de ellas especialistas en neurocirugía, permaneció quieto y tranquilo. Esperaban que el movimiento telúrico fuera breve, pero no fue así. Todo se seguía cimbrado a su alrededor. «¿Qué me preocupó en ese momento? Es una situación muy, muy compleja. De entrada, uno tiene sus 5 sentidos puestos en la cirugía. Nosotros no sabíamos que el terremoto iba a tardar 90 segundos ni la magnitud de su movimiento«.
El doctor Gordillo recordó las recomendaciones de Protección Civil, donde se les sugiere concentrarse en lugares seguros, conocidos como el triángulo de la vida. En el caso del quirófano: la mesa de operaciones, y así lo hicieron.
El sismo pasó. De inmediato, se verificó que Jaciel estuviera estable y que las máquinas que le daban soporte vital estuvieran trabajando adecuadamente.
Luis Felipe miró a sus compañeros neurocirujanos Jonathan Franco y Natalia Hernández, y después de unos minutos, continuaron trabajando por cerca de 2 horas y media más con la zozobra de que se presentara un segundo temblor.
«Sí, pudimos dar por terminada la cirugía y cerrar, pero cada uno de los integrantes del equipo mostró su profesionalismo, porque a pesar de que estábamos preocupados por nuestras familias, nos concentramos en hacer nuestro trabajo para retirar los remanentes del tumor que pudieran estar en la columna de este pequeño«.