Los autoretratos tomados por una misma o «selfies» son enormemente populares en las redes sociales. De acuerdo a estadísticas de Google se estimado que alrededor de 93 millones de selfies fueron tomadas todos los días en 2014, contando sólo las que se toman en dispositivos Android. Los accesorios para realizar «selfie» tales como los bastones para selfie son ahora accesorios comunes, al igual que las cámaras del selfie en los teléfonos, incluso la palabra «selfie» fue agregada al diccionario inglés de Oxford en 2013.
[media-credit name=»rosipro» align=»aligncenter» width=»562″][/media-credit]Mientras que las selfies son extremadamente comunes, las opiniones sobre estas pueden variar significativamente, algunos las ven como una salida creativa y una manera de conectarse con otras personas. Para otros representan un acto narcisistas, auto-promocionales y poco auténticas. Los críticos sostienen que la naturaleza del selfie, un autoretrato tomado por uno mismo, significa que las selfies nunca pueden ser una auténtica expresión de la vida de alguien, sino más bien parecen artificiales y hacen que el usuario parezca centrado en sí mismo.
Como fenómeno cultural contemporáneo, las selfies son de interés para los psicólogos, en términos de cómo las personas piensan, se sienten al tomarlas, publicarlas y observar sus propias selfies como las publicadas por otros. En un estudio reciente publicado en Frontiers in Psychology, Sarah Diefenbach, profesora de la Ludwig-Maximilians-University Munich, realizó una encuesta en internetpara evaluar los motivos y juicios de las personas al tomar y ver a las selfies.
Un total de 238 personas residentes en Austria, Alemania y Suiza completaron la encuesta. Los investigadores descubrieron que el 77% de los participantes regularmente tomaban selfies. «Una de las razones de esto podría ser su ajuste con las estrategias de auto-presentación generalizada, como la autopromoción y la auto-revelación«, dice Diefenbach. «La selfie para la auto-publicidad, presenta a la audiencia con sus características positivas o como un acto de auto-revelación, compartiendo un momento privado con el resto del mundo y con la esperanza de ganar simpatía, parecen ser motivadores clave«, nos explica.
Una tercera forma de auto-presentación se clasifica como subestimación, donde alguien se describe a sí mismo, sus logros y habilidades como algo de poca importancia. Los participantes que obtuvieron calificaciones altas en «auto-promoción» o «auto-revelación» fueron más propensos a ser positivos acerca de tomar selfies en comparación con los participantes que obtuvieron puntajes altos en «subestimación«.
Curiosamente, a pesar de que el 77% de los participantes se tomaban selfies regularmente, el 62-67% acordó en las posibles consecuencias negativas de las selfies, como los impactos en la autoestima. Esta percepción negativa de las selfies también fue ilustrada por el 82% de los participantes que indican que prefieren ver otros tipos de fotografías en lugar de selfies en las redes sociales. Tomando estas actitudes en su valor nominal, las selfies no debe ser tan popular como son. Este fenómeno, donde muchas personas regularmente toman selfies pero la mayoría de la gente no parece que les gusta se ha denominado la «paradoja selfie» por Diefenbach. La clave de la paradoja puede encontrarse en la forma en que los participantes ven sus propios selfies, en comparación con los de otros. Los participantes atribuyeron mayores motivos de auto-presentación y menos autenticidad a los selfies tomados por otros, en comparación con los tomados por ellos mismos, que también fueron juzgados como auto-irónicos y más auténticos. «Esto puede explicar cómo todo el mundo puede tomarse selfies sin sentirse narcisista. Si la mayoría de la gente piensa así, entonces no es de extrañar que el mundo está lleno de selfies«, explica Diefenbach.
Referencias
- Sarah Diefenbach, y Lara Christoforakos; The Selfie Paradox: Nobody Seems to Like Them Yet Everyone Has Reasons to Take Them. An Exploration of Psychological Functions of Selfies in Self-Presentation; Frontiers in Psychology, Vol 8, 2017
; Disponible en el URL http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/fpsyg.2017.00007/full