diciembre 21, 2024

20 años después, un testimonio de un aborto

Plenilunia Salud Mujer
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Mariana Barragán, mujer que abortó hace 20 años, presentó el 20 de mayo del 2014 su testimonio en el marco del encuentro mensual de Red Familia, red que vincula y coordina los esfuerzos de 892 instituciones que cada año ayudan a más de 1 millón de familias. Mariana expuso ante líderes de las principales organizaciones civiles de México, las consecuencias de una pérdida gestacional y cómo vivir con una discapacidad.

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[frase]“Mi discapacidad fue difícil, lo sufrí, lo acepte y ahora lo veo como una oportunidad de vida”, Mariana Barragán.[/frase]

Durante su conferencia, Mariana Barragán dijo que “desde el 2007 se han realizado 116 mil 537 abortos en el DF, es decir en promedio se practican 19,500 abortos al año, esta cifra es alarmante y debemos informar a nuestros jóvenes de las consecuencias que trae el practicar esta acción”.

Debido a que el 81% de los abortos practicados en 2013 fueron con medicamentos, las mujeres tienen la ideología de que no pasó nada y sólo fue un sangrado, aunque a los segundos de haber ingerido la pastilla, la mayoría se arrepiente” dijo Mariana.

Las edades de mayor incidencia de aborto son de 18 a 24 años. “Mi caso entra en ese rango de edad y puedo decir que lo hice por ignorancia, inmadurez y falta de información, ya que pensábamos mi pareja y yo que debíamos actuar rápido para que no tuviera vida el bebé, me arrepentí al terminar la intervención, lloré mucho pero pensaba que fue la mejor decisión y por la noche ya estaba en la discoteca bailando otra vez”, comentó Mariana Barragán.

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El aborto que me practiqué era parte de una vida de excesos, los cuales ocultaban el dolor de haber perdido a mi madre, a causa de un cáncer terminal”, reflexionó.

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Desde hace 20 años, me dejaron en una silla de ruedas, mis piernas dejaron de caminar, mi cuerpo dejo de sentir, ya no podía bailar, que tanto me gustaba, pasé a una pesadilla pero supe que era tiempo de echar andar mi alma”.Mariana Barragán.

Soltera y madre de un hijo no nacido, es la menor de tres hermanos e hija de padres divorciados. Nació un 17 de abril. Sus pasiones bailar y hacer ejercicio.Durante la adolescencia murió su madre por un cáncer terminal, este hecho la llevó a evadir su realidad con excesos, reventón, alcohol, sexo y un aborto.

Así vivió hasta que un 25 de octubre de 1993 con 24 años de vida, se subió en la parte trasera del coche con unos amigos, cuando de repente un hombre se acercó y disparó, ella no sintió el impacto, no sentía sus piernas y tampoco sabía que la llevaban al hospital para sacarle una bala.

A partir de ahí empezó un camino difícil para ella y su familia, cuando estaba en terapia intensiva le informaron que no volvería a caminar, porque la bala había dañado la médula espinal, ella no aceptaba que sus piernas ya no se moverían más y que alguien tendría que hacer todo por ella. Totalmente enloquecida, hasta el día en que enfrentó a su agresor y descubrió el perdón, el odio se había ido y encontró su vocación: ¡Servir!
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La vida de Mariana siguió en el mismo tono hasta que un 25 de octubre, con 24 años de edad, se subió en la parte trasera del carro de un amigo y un hombre se acercó y disparó, ella no sintió el impacto, no sentía sus piernas y tampoco sabía que la llevaban al hospital para sacarle una bala. “Nunca perdí el conocimiento, iba muy tranquila, pero todo cambio cuando me informaron que no volvería a caminar y que dependería de una persona para realizar mis actividades, porque la bala dañó mi médula espinal”, dijo Mariana.

Ella y su familia empezaron un camino difícil, estaba enloquecida y no aceptaba que no volvería a caminar, al respecto dijo: “Mi corazón estaba lleno de odio, hasta el día en que enfrenté a mi agresor, descubrí que estaba arrepentido y yo descubrí el perdón y mi vocación: ¡Servir!, además, me di cuenta que mi vida dio un giro de 180 grados en un segundo, el mismo que me tomó deshacerme de mi hija, a quien llamé María de la Luz”.

Al finalizar el evento Mario Romo, director nacional de Red Familia, hizo un llamado a la sociedad civil para reflexionar y actuar en pro de nuestros jóvenes, hombres y mujeres, para evitar que historias como ésta se repitan, además de proveerlos de todas las herramientas e información para que tomen una decisión consciente y acertada.

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