noviembre 20, 2024

Testimonios acerca de sexualidad

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Gabriela Xochiteotzin Peña
Gabriela Xochiteotzin Peña
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Responsabilidades compartidas

Jackie

24 años

Hace año y medio vivo en unión libre con el hombre más maravilloso del universo. Me he descubierto como una mujer cariñosa, sensible, fiel, comprometida y llena de amor, pero sobre todo, como una mujer libre, capaz de entregarse en cuerpo y alma sin temor al hombre que ama.

Soy afortunada por compartir mi vida con alguien que me permite expresar mis emociones y sentimientos, que me invita a explorar y disfrutar sin límites nuestro amor y, por supuesto, nuestra intimidad.

A pesar de ser una pareja joven, no vivimos en un mundo de fantasía. Sin tapujos hablamos de cómo protegernos, qué anticonceptivo nos conviene, cuándo debo hacer mi próximo papanicolau, mis visitas al ginecólogo, en general, cuidamos nuestra salud, nos cuidamos a nosotros mismos y nuestra relación.

Deseamos enormemente algún día aumentar nuestra familia, estamos completamente de acuerdo con la planificación familiar, un bebé es una aventura emocionante para nosotros y cada vez que podemos evaluamos cuándo será el momento justo.

Para mí, la sexualidad significa amor, comunicación, compartir gustos e intereses, cuidarnos, respetarnos y conocernos cada día más… y, claro ¡complacernos!

Mónica

31 años

Cuando se descubre la sexualidad también se destapa un mundo interior capaz de hacernos sentir, vivir y reconocernos en otro plano. Es conocernos de otras maneras sabiendo que la libertad que tenemos para explorar nuestras emociones es ilimitada; pero también hacernos responsables de nuestras decisiones y, eso, incluye el sexo. Es una responsabilidad compartida, o al menos así lo vivo con mi pareja. Hablamos abiertamente, pero también somos muy honestos dentro y fuera de la cama. Así como disfrutamos salir a tomar un café o ver la televisión en casa, llevamos una vida sexual sabiendo qué quiere cada uno y así nos complementamos. Hoy nuestra prioridad es estar juntos y disfrutar el aquí y el ahora, lo que nos lleva a cuidarnos en equipo en todos los sentidos. Ambos estamos seguros y protegidos de un embarazo que no tenemos contemplado por el momento. Es raro, pero él se ha involucrado en el método que uso; tal vez no recuerde el nombre de las pastillas, pero sabe el color de la cajita, el día de mi periodo y hasta compartimos los gastos, tanto del anticonceptivo como de los condones. No es de extrañarse que un día rumbo al súper, me marque por el celular para preguntarme si ya compré las pastillas o si prefiero que él las compre. La verdad es que me siento muy tranquila y eso nos permite ocuparnos de otras cosas.

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Ana

43 años

Hace un rato que no tengo una pareja estable y, sin embargo, siento que estoy en una de las etapas más ricas e interesantes de mi vida. Por una parte reconozco un tramo importante de vida andada, cierta madurez y sabiduría acumuladas, y un cuerpo, el mío, joven pero maduro, que experimenta con mayor libertad el amor y la sexualidad. A mis 43 años sé distinguir un encuentro de deseo fugaz y calor casi animal… He aprendido a descifrar esos momentos, de permitirme la posibilidad de vivirlos, quizá, porque en el fondo sé que un proceso amoroso depende de otros factores. El amor no aparece cuando uno lo invoca, o cuando uno se aferra, no es el resultado de la voluntad, ni del deseo… Más bien es el cuerpo el que habla… el deseo que busca satisfacerse, mi feminidad con sus curvas que reconozco hermosas a pesar de las evidencias del tiempo.

Pero también reconozco cuando mi corazón se expone vulnerable ante la ternura y me envuelven ensoñaciones, y cuando me siento feliz en el vacío lleno de amor…

Para mí el placer ha sido un aprendizaje a través de los años. Mi sexualidad, la he explorado desde mi cuerpo y desde mi cabeza. Ahora me conozco mejor, sé lo que me gusta y lo que espero de mi pareja; lo que me excita y lo que me calma. El cuerpo es pues un leguaje riquísimo, lleno de códigos, de olores, humores, dolores, emociones, deseos. Tantas cosas que no me canso de conocer, experimentar y vivir en cada encuentro. El placer de vivir intensamente la mujer que soy.

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Tere

47 años

Desde el momento en que mi esposo me propuso realizar una de sus fantasías que consistía en que yo estuviera con otra persona y, él, observándome, mis sentimientos hacia él cambiaron mucho, y no es que yo sea prejuiciosa, lo que pasa es que fue algo que nunca me imaginé de él pues yo lo tenía en otro concepto. Esto me decepcionó mucho y me hizo desconfiar de él. Jamás estuve de acuerdo con lo que me propuso y nunca lo realicé, aunque luego me propuso hacer otras cosas más fuertes que no puedo decir. Creo que si uno no está de acuerdo con ciertas cosas que nuestras parejas nos piden no debemos hacerlas, no pasará nada y uno estará bien del todo.

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