La Gemoterapia es una disciplina que utiliza gemas y/o cristales para ayudar a sanar problemas físicos y/o psicológicos con resultados óptimos.
Alrededor de esta terapia hay tanto elementos científicos como esotéricos, pues existen amplios estudios en la química y física sobre los minerales y desde tiempos remotos los seres humanos les han otorgado poderes mágicos y espirituales. Aparte de que también cuentan con una parte ornamental y de sanación. En este texto nos centraremos en el proceso curativo de las gemas y cristales.
La posibilidad de curar de las gemas y cristales se centran en su capacidad de recibir, transmitir, transformar y renovar la energía que lo que está a su alrededor.
Origenes de la Gemoterapia.
La mayoría de las civilizaciones, a través de la historia, han usado las gemas y cristales con un sentido mágico y religioso. De hecho, Platón indica en sus relatos que la Atlántida desapareció por un manejo erróneo de las gemas.
En India, Mesopotámia, China, los Incas, Aztecas, Mayas y los antiguos Indios Norteamericanos utilizaron las gemas de manera terapéutica, para atraer la virilidad y la fertilidad. También los usaron para vaticinar y con fines mágicos.
- Ramos Morales detalla en su artículo Gemoterapia, en el volumen 1 de Medicina Naurista del 2007, que: “Los documentos que nos detallan las propiedades terapéuticas de las gemas se llaman Lapidarios” y que los más conocidos son:
- Tratado sobre las piedras, de Teofrasto (372-287 a.C.), donde describe el valor médico y místico de los minerales.
- Historia Natural, de Plinio el Viejo (23-79 d.C.), cuyos últimos libros están dedicados a los minerales y las artes que los utilizan.
- De Mineralibus, de San Alberto Magno (1200-1280), donde se detallan diversas referencias a las piedras y su poderes.
- Lapidario de Alfonso X El Sabio (1221-1284), el único importante surgido en España.
- El lapidario en latín de Jean Mandeville (siglo XIV), en el que describe el ritual necesario para que las piedras recuperen sus poderes.
El uso de las gemas también son mencionadas en el antiguo testamento de la Biblia.
El proceso curativo de los cristales
La capacidad energética de las gemas y cristales viene de su proceso de formación, pues la mayoría provienen del magma de la tierra. La formación de los cristales es un proceso que dura miles de años, aunque hay algunos científicos que indican que si se dan las condiciones apropiadas, se pueden formar en un instante.
Por medio de la cámara Kirlian (cámara que fotografía el aura) se logró comprobar que los cristales cuentan con un campo energético similar al que envuelve a todos los seres vivos. La estructura perfecta de los cristales absorbe, almacena, transforma y transmite la energía de su entorno. Cuando entra en contacto con un campo energético desequilibrado, su naturaleza energética lo transforma y equilibra. E. Ramos Morales dice que “…la energía de los cristales penetra con su resonancia en los espacios entre los átomos para transmitir cambios en las células”.
Es así como la Gemoterapia logra el objetivo de modificar las frecuencias del paciente para equilibrar su energía y de esa manera mejorar su salud.
La Gemoterapia y los chakras
Para el desarrollo de la Gemoterapia es preciso ubicar los minerales precisos en los puntos de mayor energía del paciente. Estos puntos son conocidos con el nombre de chakras (rueda en hindú).
Chakras:
“Los chakras son ruedas giratorias o vórtices energéticos que se encuentran por todo el largo y ancho de nuestro cuerpo energético (aura), ínter penetrando todos nuestros campos: Campo Etérico (el más cercano al cuerpo; capa de hasta unos 6 cm de grosor); Campo Emocional; Campo Mental y Campo Espiritual”.
Los chakras son las puertas de entrada energética. Son los que reciben, acumulan, transforman, distribuyen y ajustan la energía vital del organismo.
El terapeuta Manuel Pecero indica qué cristales son apropiados para cada chakra:
- En el primer chakra, utilizo la turmalina negra para reforzar el campo energético y proteger de las envidias.
- En el segundo chakra, la cornalina me da todo tipo de información del estado de salud de la persona, además de servirme para equilibrar la menstruación de la mujer.
- En el tercer chakra utilizo un citrino para conseguir un equilibrio general.
- En el cuarto chakra pongo el cuarzo rosa, que sirve para aliviar los sentimientos internos de una persona en estado de depresión; o el cuarzo verde para personas cerradas y altruistas.
- En el quinto chakra, utilizo la ágata azul, para potenciar la comunicación interior.
- Por último, en el séptimo chakra, pongo una amatista o cuarzo cristal para canalizar la energía y entrar en conexión con la persona.
- Para finalizar, sugiere que toda persona debería llevar un cuarzo rosa a la altura del cuarto chakra (en el pecho) para ayuda a potenciar el equilibro de su energía.
Mi experiencia con la Gemoterapia
Una de las experiencias más increíbles la tuve con la terapia con gemas.
En los años noventas del siglo pasado, una de mis hermanas me recomendó una terapia con cuarzos. Me dijo: “Te va a gustar”. Asistí a la cita que me sacó y la parte inicial de este suceso me recordó la escena donde Neo (Keanu Reeves), de la película Matrix , acude a consultar a la “Pitoniza”, pues al tocar el timbre me abrió la puerta una señora con un babero. No había consultorio y me invitó a pasar a un cuarto con dos camas. Antes de iniciar la sesión, saco a un gato que estaba dormido en una silla.
Se quitó el delantal y me preguntó que en qué me podía ayudar. No tenía muy claro en qué, pues estaba ahí por sugerencia de mi hermana, no por un problema en específico. Le platiqué algunas cosas de mi vida y después me solicitó que me quitara los zapatos y me recostara en una de las camas. Sacó una caja de plástico transparente llena de piedras de colores y comenzó a poner varias en el contorno y otras sobre mi cuerpo: en mi pecho, estómago, brazos y piernas. Al terminar hizo un ritual y me dijo: “Cierra tus ojos y descansa. En unos minutos regreso”. Cerré mis ojos y segundos después comenzó un ligero hormigueo en mis brazos y piernas.
Posteriormente sentí que mi cuerpo se inflaba como globo y tuve que abrir los ojos para corroborar si estaba sucediendo eso, pero mi cuerpo seguía igual. Volví a cerrar los ojos y sentí que mi cuerpo empezó a separarse de la cama. Al abrir los ojos, verifiqué con cierto temor que estaba levitando. Antes de llegar al techo, mi cuerpo se volteó boca abajo y mi sorpresa fue enorme al ver mi cuerpo dormido sobre la cama. Inmediatamente comenzaron a pasar frente a mí, a gran velocidad, muchísimas imágenes. Hubo varias imágenes, de lugares en diferentes épocas, que se detuvieron unos instantes frente a mí y después quedé profundamente dormido.
Me despertó la voz de la señora. No tuve que decirle lo que me pasó por que ya lo sabía. Me dijo: “deduzco que varias veces en tu vida te ha pasado que sientes que vas en un vehículo a toda velocidad o que te caes y no puedes despertar por más que gritas, ¿verdad?”. “Sí, me sucede seguido desde niño”, le contesté . Me indicó que debía de relajarme y recordar las imágenes que aparecían por que eran señales importantes en mi vida. Asistí a tres sesiones más en las que sobresalió la curación que hizo a una dolencia en mi cuello con solo poner sus dedos. Posteriormente mi hermana me informó que ya no daría consulta por que se fue a vivir a otra ciudad.
Para toda terapia alternativa es indispensable que la persona crea en ella, pues de esa manera es factible que sea efectiva.