diciembre 25, 2024

Amor a primera vista

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Vivianne Hiriart
Vivianne Hiriart
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¿De la vista nace el amor?

¿De la vista nace el amor? Aunque no podemos decir que es lo único que entra en juego en la atracción, sí podemos afirmar que es un elemento muy relevante. Incluso cuando no está presente, la falta de imagen estimula nuestra imaginación y nos creamos un retrato mental, como sucede cuando conocemos a alguien por Internet y ni siquiera hemos visto una foto o cuando la persona es invidente.

Desde los primeros estímulos visuales nuestro cuerpo reacciona sin siquiera darnos cuenta. Por ejemplo, en fracciones de segundo nuestras pupilas se dilatan cuando miramos a una persona que nos parece atractiva. Y curiosamente, a su vez, interpretará las pupilas dilatadas como una señal de receptividad que nos hará más atractivas.

Las figuras también nos provocan reacciones. Aunque no lo creas, los estudiosos han visto que cuando proyectan figuras angulosas a las mujeres y figuras curvilíneas a los hombres, sus pupilas también se dilatan. ¿Algo que ver con las formas del cuerpo de cada sexo?

Resulta que nuestra figura manda señales que cuando los hombres las decodifican ⎯más como una respuesta instintiva que como algo racional⎯ hacen que nos vean como parejas más deseables, especialmente si de diseminar sus genes se trata.

La proporción entre la cadera y la cintura es un ejemplo de ello. Aparentemente (además de la genética, diría yo) la cantidad de estrógenos influye en las proporciones de los caracteres femeninos y, por eso, cuando la cintura mide entre 60 y 70 por ciento de la circunferencia de la cadera, los hombres lo perciben como más atractivo porque parece una señal de fertilidad.

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La cultura también influye en estas percepciones, tanto, que por ejemplo en Mauritania, existe la costumbre de poner a las mujeres jóvenes en engorda, literalmente, pues el sobrepeso y la voluptuosidad se interpretan como abundancia y fertilidad, lo que aumenta sus posibilidades de poder elegir una buena pareja.

El rostro también habla por sí sólo. Según los estudios, podemos intuir muchas cosas de una persona con sólo ver su cara; como por ejemplo, el tipo de relación de pareja que el individuo en cuestión podría estar buscando. Sí, aparentemente, lo rasgos faciales nos pueden decir ⎯de una manera muy sutil⎯ si es una persona que tiende a preferir los compromisos o más bien alguien que disfruta de la aventura (o al menos está abierto a ella). Y por lo que dicen los hallazgos, nosotras solemos percibir a los hombres con ojos pequeños y mandíbula grande como menos comprometidos, lo que a veces coincide con la descripción que ellos hacen de sí mismos.

La simetría del rostro y del cuerpo también provoca efectos en quien la ve. Tanto hombres como mujeres con rasgos faciales simétricos llaman más la atención del sexo opuesto y es por eso también que cuando estamos en el momento más fértil de nuestro ciclo, la cara se modifica levemente al tender más a la simetría, incluso las orejas.

Todo esto sucede desde que nos topamos la primera vez con la persona y de alguna manera influye en que queramos pasar a un siguiente paso, acercarnos, hablar y si todo marcha bien, entablar una relación más cercana.

Si esto sucede y llegamos a un nivel de mayor intimidad, la vista no queda en el olvido. Para los hombres especialmente, la vista juega un papel muy importante en la excitación. Con sólo ver a una mujer desnuda, por ejemplo, pueden tener una erección. De ahí, entre otras cosas, que la pornografía sea mucho más popular entre los hombres que entre las mujeres. Aunque, claro, eso no significa que a nosotras no nos guste ver, por su puesto que sí. Simplemente ver de pronto una imagen de nuestra pareja entre otras muchas imágenes (como al ver un álbum de fotos o un video en el que salen muchas personas) hace que se activen centros cerebrales distintos que provocan emociones; y por supuesto, durante el acto sexual mismo, ver a la pareja y mirarse fijamente a los ojos puede generar una fuerte conexión que se traduzca en sensaciones más intensas.

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La vista no lo es todo, claro está. El olfato, el tacto, el oído, el contexto, el estado de ánimo, la historia personal, todo influye; y en medio de eso, la vista le pone parte de la sazón y la pasión a la relación.

Míralo fijamente

Cuando beses a tu pareja mira fijamente sus ojos en lugar de cerrarlos. ¿Qué te dice su mirada? ¿Qué le puedes decir tú con la tuya? Haz la prueba, quizás, descubras nuevas sensaciones que no habías experimentado.


*Autora del libro “Cómo hablar de sexualidad con sus hijos” editorial Paidós.

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