El adulterio es un fenómeno presente en todas las sociedades, sin embargo, hoy en día es más frecuente, conforme a estadísticas que hablan de que 15% de las esposas y 25% los esposos han tenido o sostienen una relación extramarital.
Sin embargo, cuando se trata de “aventuras emocionales” sin sexo de por medio, estas cifras se disparan con 35% en las mujeres y 45% en los hombres, afirma el Dr. Carlos Caudillo Herrera, presidente del Instituto en Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS).
“Las causas del adulterio son bastante lógicas cuando uno o los dos involucrados dejan de amarse, lo cual es derivado de la falta de afecto, por baja autoestima, por la llegada de los hijos, disfunciones sexuales, aburrimiento, o bien, por una adicción compulsiva al sexo, entre otros factores”, explica.
Los centros de trabajo o las interrelaciones en el ámbito laboral destacan como los lugares más propicios para el adulterio “porque incluso es tolerado al grado que muchos adúlteros lo consideran como una práctica normal de ‘la chamba’”.
Desde luego, con los centros de convivencia social de la vida moderna, como los gimnasios, clubes sociales o los llamados “antros” entre otros centros de diversión, es notable el incremento de esta práctica.
Entre las razones de género por la que el hombre “pone más el cuerno” que las mujeres, se debe a “razones genéticas y culturales, porque esta conducta se vio favorecida a través de los siglos, donde el hecho de poseer a varias mujeres era sinónimo de poder y masculinidad.
“En cambio, la mujer infiel ha sido condenada de muchas maneras. No obstante que ahora la situación de género se ha equilibrado, podemos ver que la infidelidad en las mujeres ha tenido un incremento notable”, dice el especialista.
Con todo, las razones de la infidelidad tanto de la mujer como el hombre responden a índoles distintas.
“Los hombres son adúlteros para refrendar su hombría, ellos buscan el placer que otorga una relación sexual; además por cuestión filogenética, el hombre busca reproducirse y cuantas veces sea, mejor, claro que esto se presenta a nivel inconciente. “En cambio, la mujer busca más el cariño que posiblemente no encuentra en la relación conyugal, aunque en ellas no se puede descartar la venganza como móvil tras haber sido engañadas: en síntesis, el hombre busca placer y la mujer afecto”.
El matrimonio como una institución instaurada por los mismos seres humanos y del que la historia nos presenta diferentes matices, pues en la antigüedad la gente no se casaba por amor sino por interés social y económico o incluso con frecuencia por razones religiosas.
“A raíz de la liberación femenina la situación cambió drásticamente: la mujer dejó de verse como un objeto y los matrimonios por amor se volvieron norma, pero me pregunto: ¿Si ahora la gente se casa por amor, por qué ahora tendemos más a la infidelidad?”, concluye el Dr. Castillo.