El Bullying es una palabra proveniente del vocablo holandés que significa acoso. Es el maltrato físico o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de otro(s) en el ámbito escolar.
Es un fenómeno que se ha empezado a estudiar como respuesta a la creciente violencia escolar, específicamente el maltrato e intimidación, que se manifiesta cotidianamente entre los niños, niñas y adolescentes de todos los niveles socioeconómicos y la mayor parte de las escuelas.
El Bullying se caracteriza por un abuso de poder, por un deseo de intimidar y dominar al otro. El agresor intimida agrediendo a la víctima causando un daño físico y/o emocional, que se manifiesta con un descenso en la autoestima, estados de ansiedad e incluso depresión, dificultando su integración en el medio escolar y el desarrollo normal del aprendizaje. La víctima desarrolla miedo y rechazo al contexto en el que sufre la violencia, así como pérdida de confianza en sí mismo y en los demás, además de una disminución del rendimiento escolar.
Dicho fenómeno se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente. De igual manera, esto afecta a los demás compañeros que son espectadores o testigos, ya que ver este fenómeno como “natural” hace que la población se insensibilice ante la “violencia”. Los niños, niñas y jóvenes son muy sensibles ante estas cuestiones, ya que la interacción con la gente que los rodea es una parte esencial en la construcción de la identidad y la personalidad.
Se pueden identificar algunos tipos de Bullying:
Físico. Incluye toda acción corporal como golpes, empujones, patadas, formas de encierro, daño a pertenencias, entre otros. Es la forma más habitual de bullying. Se identifica porque suele dejar huellas corporales. Conforme la edad y el desarrollo aumentan las agresiones se vuelven más violentas y peligrosas (sobre todo en varones) y con una intencionalidad más explícita.
Verbal. Incluyen acciones no corporales como poner apodos, insultar, amenazar, generar rumores, expresar dichos raciales o sexistas con la finalidad de discriminar, difundir chismes, realizar acciones de exclusión, bromas insultantes y repetidas, etc. Es más utilizado por las mujeres mientras se van acercando más a la adolescencia.
Psicológico. Es el más difícil de detectar ya que son formas de agresión, amenaza o exclusión que se llevan a cabo a espaldas de cualquier persona que pueda advertir la situación, por lo que el agresor puede permanecer en el anonimato. Pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable, un gesto, etc.
Se usa frecuentemente para subrayar, reforzar o resaltar acciones llevadas a cabo con anterioridad y mantener latente la amenaza. Incrementan la fuerza de la agresión, pues el agresor exhibe un poder mayor al mostrar que es capaz de amenazar aunque esté “presente” una figura de autoridad. En el agredido aumenta el sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, pues percibe este atrevimiento como una amenaza que tarde o temprano se materializará de manera más contundente.
Cyberbullying. Fenómeno nuevo, derivado de los grandes avances tecnológicos. Este se lleva a cabo a través de correos, blogs, páginas personales, chats, páginas web, telefonía celular, llamadas y mensajes de texto. Estas herramientas dan la oportunidad de enviar mensajes desde el anonimato que incluyen amenazas, difamaciones, groserías y diferentes formas de comunicación agresiva y violenta, de manera masiva y anónima.
Información proporcionada por Psicología y Educación Integral A.C. (PEI A.C.)
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