[media-credit name=»Andresr | Andres Rodriguez» align=»alignnone» width=»562″][/media-credit]

Quizá parezca algo descabellado, pero ¿te has puesto a pensar que quizá seas tú la que provoca en tus hijos enfermedades recurrentes?

Así es, y es más frecuente de lo que imaginamos. “Esto puede ser a nivel muy inconsciente, o probablemente consciente dependiendo de las circunstancias, pero las mamás pueden boicotear a sus hijos y enfermarlos. Se sabe que 4 de cada 10 mujeres pueden estar haciendo esto”, explica la psicóloga humanista Luz María Carrillo.

“Los enferman porque no quieren estar solas. Muchas mujeres sólo se quieren embarazar para experimentar qué es tener un hijo, esto refleja muchas veces falta de atención en sus casas. Eso pasa por ejemplo con las mujeres adolescentes que se embarazan y que reciben toda la atención que quizás no tenían antes”.

Hay que tomar en cuenta que el tener un hijo es uno de los proyectos más importantes de la vida de cualquier mujer, pero no el único. Cuando se convierte en el eje de la existencia de alguien, generalmente quienes salen más afectados son los pequeños.

“Muchas de las frustraciones que vamos acumulado se depositan en los hijos, eso los va volviendo inseguros”, explica la psicóloga.

¿Cómo sé si soy de las que enferman?

Cuando es muy inconsciente, obviamente es complicado que una mujer se dé cuenta –explica la psicóloga Carrillo en exclusiva para Plenilunia-, pero sí existen algunas claves a tomar en cuenta:

• Tu hijo comienza a tener problemas de personalidad o de violencia. Es de “los que pega” en la escuela.
• Hace berrinches.
• Le cuesta mucho trabajo desprenderse de ti para ir a la escuela o a algún otro lugar.

Ser una mamá saludable

A pesar de que suena fácil, ser una mamá que habilite a sus hijos para la vida es de lo más complicado, pero algunas cosas que son básicas, según nos comenta la psicóloga Carrillo:

1. Permítete ser y platicar con ellos. Cuando los dejas expresarse y tú misma expresas tus emociones, la relación que se construye es mejor.
2. Acompaña a tus hijos. Escucha sus inquietudes aunque te duelan o te asusten.
3. Sé real. Date la oportunidad de fallar frente a tus hijos porque eso los ayuda a madurar.
4. Deja que ellos encuentren sus compromisos nuevos. “Tú último compromiso en su vida es ponerles el nombre”, según explica la especialista.
5. Suéltalo poco a poco. Te tienes que ir preparando para su independencia. “Cuando un hijo te dice que quiere su espacio o que puede hacer las cosas solo, es porque estás haciendo muy bien tu trabajo de mamá, no hay por qué sentirse mal”.

Papá es fundamental en todo esto. Él es quien tiene que mediar las situaciones; juntos tienen que dar el por qué de los castigos o recompensas.

En fin, lo más importante es quitarte la presión de ser la mamá perfecta y entender que tus hijos deberán ser independientes, eso es lo deseable, y de hecho es tu papel fundamental para que se conviertan en seres plenos.