Nueve de cada diez mujeres en la actualidad sufren algún tipo de violencia en sus relaciones amorosas. El maltrato puede ocurrir en cualquier momento, desde la primera cita o hasta varios años después de haber iniciado la relación. Por “amor” ellas toleran el maltrato, confiadas en que su pareja algún día cambiará.
En el ajetreo constante de una sociedad en el siglo XXI, parece que en uno de esos apresurados pasos entre el ir y venir hemos perdido la autonomía; y es que de un tiempo para acá parece que resulta imposible vivir, hacer o estar si no es con una pareja. Esa misma necesidad de una persona a nuestro lado, es la que nos ha forzado a permitir cualquier tipo de abusos, es la que limita nuestro criterio, la que niega quiénes somos, nos elimina y todo porque no logramos imaginarnos “solos” por un tiempo.
Todo comienza con un “gordita”, “mensito”, “tontita” y sin darnos cuenta, estos al parecer inocentes cariñitos, van degradando la confianza que tenemos en nosotros mismos. Con el tiempo se convierte en un abuso emocional que humilla, rebaja y elimina. La violencia durante el noviazgo es un comportamiento que uno de los dos utiliza para tener poder sobre su pareja.
La violencia durante el noviazgo es tan grave como la violencia doméstica y va mucho más allá que sólo discutir o pelear. Los estudios muestran que el abuso sexual o físico forma parte de una de cada tres relaciones en las escuelas de nivel medio superior.
Desgraciadamente el estar enamorados en muchas ocasiones nos hace perdernos un poco y no darnos cuenta de que ejercemos o somos víctimas de la violencia. Los roles de género consienten un comportamiento dominante en los varones y sumiso en la mujeres, esto asociado a la idea de que el amor lo perdona todo y puede superar cualquier cosa.
La violencia disfrazada de amor es casi invisible, los signos del maltrato durante el noviazgo son desconocidos por gran parte de las jóvenes mexicanas, quienes los confunden con muestras de afecto y que en realidad ocultan conductas controladoras basadas en la desigualdad de los sexos. Pellizcos, celos, llamadas incesantes, chantaje emocional, insultos o incluso alguna bofetada son tolerados muchas veces por las adolescentes en nombre del amor.
Así el noviazgo se convierte en el escenario en donde se refuerzan los estereotipos adquiridos. La mamá aplaude que su hijo tenga cinco novias en la secundaria porque es muy guapo. Mientras que se acepta que el hombre sea un conquistador, las mujeres se involucran en relaciones violentas porque tienen muy interiorizada la idea de sacrificio, “y que para amar hay que sufrir”.
Puede presentarse también la violencia en el ámbito sexual y el tipo más frecuente de esta agresión es al llamada violación por confianza, se presenta cuando las jóvenes son presionadas para tener relaciones sexuales; esto se ejemplifica con la famosa “prueba de amor” que constituye una de las principales formas de violencia que los jóvenes ejercen sobre sus novias.
Según el Consejo Nacional de Población, anualmente se producen 500 mil embarazos adolescentes en México, esta elevada cifra se debe, principalmente, al miedo a decir que no. “Es normal que te pidan la prueba de amor”, comenta Maira Alcántara estudiante de 16 años, ella asegura que aunque ella no lo permitiría, varias amigas la han aceptado por temor a que sus novios piensen que no los quieren.
Celar quiere decir cuidar, no aprisionar a una persona. Los celos no son una demostración de amor, representan un abuso de poder. Posesión, control, prohibiciones, amenazas sólo encubren una baja autoestima, inseguridad y desconfianza que tiene que ver con el sujeto y no con lo que hace o deja de hacer su pareja.
La violencia es una conducta aprendida mucho antes de la formación de la pareja, no cambia por voluntad de las personas, requiere de un trabajo de cambio orientado por especialistas, sin ayuda la violencia sólo empeorará. De todas las mujeres asesinadas por su pareja, el 25 % fueron novias de entre 14 y 25 años que creyeron en el amor sin velar por sí mismas y su seguridad. Una persona que humilla, elimina, degrada, insulta o golpea no es capaz de amar, la persona que ama no debe perdonarlo todo; debe amarse por lo que es, debe amarse porque no necesita a nadie a su lado para ser feliz.