En estos niños hay daño en alguna zona del cerebro que se encarga de mover un brazo, las extremidades y producen cierta rigidez o espasmo muscular, que provoca limitaciones de movimiento.
El daño psicomotriz asociado a la parálisis cerebral infantil, presente en nacimientos prematuros, de llevarse un seguimiento médico profesional, es posible revertirlo paulatinamente con terapia física de rehabilitación y la aplicación de toxina botulínica tipo A.
En estos niños hay daño en alguna zona del cerebro que se encarga de mover un brazo, las extremidades y producen cierta rigidez o espasmo muscular, que provoca limitaciones de movimiento.
Por ejemplo, la mano no se va abrir adecuadamente y el bebé no podrá agarrar el pecho de la mamá o la sonaja, explica la Dra. Sofía Durán, especialista en medicina física y rehabilitación neurológica del Hospital General Tacuba del ISSSTE.
“Suelen ser bebés que nacen antes de los nueve meses y con bajo peso, duran en incubadora varios días o meses, puede haber mayor incidencia de daño neurológico o cerebral porque no lloraron a tiempo y hay que hacer maniobras para reanimarlos o por alguna neuroinfección”.
Se lleva un seguimiento multidisciplinario de apoyo pediátrico sobre todo en el primer año de vida, que es decisivo porque es donde se pueden delimitar más las secuelas motoras, “porque desgraciadamente el daño cerebral ya se hizo”.
Después de este lapso, con la aplicación de toxina botulínica tipo A (Botox) es posible que el bebé por ejemplo, empieze a controlar su cuello, a girarse, a gatear y después a caminar.
Esta sustancia biológica famosa por su aplicación en reconstrucciones estéticas, desde hace 15 años surgió para curar contracciones o espasticidad muscular, entre otros padecimientos neurológicos, y que en estos bebés relaja el músculo y le da tono de modo que les permite coordinar paulatinamente movimientos ordenados.
“Hay niños que no logran estatura por espasticidad, con muchas deformaciones, dolor, etc., entonces ha sido una herramienta que se está usando a nivel mundial para parálisis cerebral infantil con espasticidad, butosis o distonía y que está abriendo un panorama muy diferente para modificar esa enfermedad y con mucha seguridad y eficacia porque no presenta efectos colaterales”, afirma la especialista.
