El asma es una de las enfermedades que no se transmiten. Está caracterizada por ataques recurrentes de falta de aire y silbidos al respirar, cuya gravedad y frecuencia varían de una persona a otra.
Es la enfermedad crónica más frecuente en niños, pero puede controlarse con diferentes planes de prevención y tratamiento adaptado a cada paciente.Los síntomas pueden aparecer varias veces al día o a la semana. En algunas personas empeoran con la actividad física o por la noche. Si no se identifica y evitan lo que desencadena, pueden producirse ataques de asma, disnea (falta de aire en los pulmones), o incluso la muerte.La OMS (Organización Mundial de la Salud), calcula que en la actualidad hay más de 235 millones de pacientes con asma. Este padecimiento está presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo. Más del 80% de las muertes por esta complicación, tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos. Para lograr un control eficaz es imprescindible que los medicamentos estén disponibles y sean asequibles, sobre todo para las familias de bajos recursos.
El tratamiento apropiado, como los corticosteroides inhalados (un tipo de medicamento hecho con hormonas), que se utilizan para disminuir la inflamación bronquial, pueden reducir el número de muertes relacionadas con el asma.
Los principales factores de riesgo son la exposición a alérgenos como los ácaros del polvo doméstico que están presentes en las camas, alfombras y muebles, la caspa de los animales, los pólenes o los hongos de la comida o del moho, la contaminación, el humo del tabaco y los irritantes químicos en el lugar de trabajo.
Entre los desencadenantes del asma, también se encuentran el aire frío, las emociones intensas, como la ira o el miedo, y el ejercicio físico. En algunas personas el asma puede sobrevenir en respuesta a algunos medicamentos, como la aspirina y otros antiinflamatorios, o los betabloqueantes (empleados contra la hipertensión, algunos problemas cardiacos o la migraña).
Las muertes por este padecimiento aumentarán en casi un 20% en los próximos 10 años si no se toman medidas urgentes. El asma no se cura, pero con un diagnóstico y tratamiento adecuado, se puede lograr un buen control de la enfermedad.
Referencias
- Notas informativas de la OMS