La pérdida de audición es uno de los problemas de salud más comunes; éste afecta a personas de todas las edades y a todos los segmentos socio-económicos.
Las estadísticas señalan que más de 675 mil personas sufren alguna discapacidad auditiva. La UNESCO y la UNICEF han realizado investigaciones sobre este padecimiento y estiman que el 2.5 por ciento de población a nivel mundial tienen algún problema auditivo.
La pérdida auditiva puede originarse por muchas causas tanto por herencia como por algún medicamento, como secuela de una enfermedad crónica, relacionado con la edad, traumatismo, y/o la exposición al ruido durante muchos años. Actualmente, los causantes del problema son todos los aparatos de exposición directa en el oído: audífonos, celulares, etc.
Dicha pérdida varía desde una leve disminución auditiva hasta la pérdida total. El problema no radica en disminuir o perder la capacidad auditiva, sino como puede esto afectar en el desenvolvimiento de una persona frente a la convivencia dentro de una sociedad, así como su calidad de vida.
Los signos de alerta que pueden indicar que se tiene un problema en la audición tanto en niños como en adultos son los siguientes:
- Problemas para escuchar a una persona por teléfono.
- Dificultad para seguir las conversaciones cuando dos o más personas hablan al mismo tiempo.
- Confusión para saber de donde provienen varios sonidos producidos al mismo tiempo.
- Tener que pedir a la gente que vuelva a repetir lo que ha dicho.
- Problemas al oír o entender el habla de los niños o de las mujeres.
- No entender a los demás, y por tanto, dar respuestas no coherentes a la conversación.
- Escuchar la televisión con un volumen alto.
- No escuchar el sonido del teléfono o del timbre de la puerta.
- Evitar actividades porque tiene problemas al oír.
Detectados los síntomas, es necesario acudir a un otorrinolaringólogo para realizar una evaluación clínica de audición y de equilibrio, determinando si la persona puede oír, conocer en que proporción lo hace y a qué grado se encuentra el daño.
Los exámenes clínicos dependen del tipo de afectación existente en el paciente: examen de respuesta auditiva, TAC de la cabeza (en caso de tumor o fractura), Radiografía, Timpanometría y Audiometría. Es importante mencionar que la Audiometría es el examen clínico que más se practica para detectar la deficiencia auditiva.
El doctor Andrés Sánchez, Presidente de la Federación Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, A.C. (FESORMEX) explica en que consiste la AUDIOMETRIA: “Este examen clínico consiste en una prueba que permite valorar de manera precisa la audición, determinando si la persona oye o no. Además, proporciona información adicional sobre las posibles causas de la pérdida de audición.
Lo interesante de este tipo de prueba, es que su resultado depende de la cooperación del paciente para responder con sinceridad, ya que de ello depende el resultado. Por tal motivo, en niños muy pequeños (menores de cuatro años), personas muy nerviosas o con déficit de atención, resulta complicado este tipo de estudio, pues los resultados pueden estar distorsionados por la falta de sinceridad”
Finalmente, la mayor de las recomendaciones es evitar la exposición del oído a cualquier sonido extremo, golpe, etc., así como acudir al médico especialista al primer síntoma de molestia. Entre mas rápido se identifique el problema, la solución al mismo es inmediata.