La principal causa de úlceras gástricas hoy en día es la ingesta de medicamentos conocidos como antiinflamatorios no esteroideos (AINES), entre los que destacan los analgésicos de libre venta al público.
De estas úlceras hay dos tipos: la úlcera péptica, que es la que se presenta en el estómago y la úlcera duodenal, que se registra en el intestino delgado, precisamente en la parte conocida como duodeno que es la inmediata al estómago.
¿Qué es la úlcera gástrica?
Se trata de un tipo de excavación que se hace sobre la mucosa del estómago o el duodeno, que es una capa interna protectora de estos órganos. De no atenderse poco a poco aparece un agujero cavado por el mismo ácido gástrico, hasta causar erosiones dolorosas que cuando alcanzan a los vasos sanguíneos empieza a sangrar.
“Cuando llega a ese punto se produce un sangrado constante que si no es tratado de forma oportuna, puede llegar a perforar la pared del estómago o el intestino, y el sangrado con una cavidad abdominal semejante es una urgencia quirúrgica”, advirtió el Dr. Joshep Sung, profesor de gastroenterología de la Universidad de Hong Kong.
Más del 40% de las úlceras gástricas las producen los AINES, “que en determinado momento se puede reclamar que por qué se prescriben estos medicamentos o por qué se venden libremente al público, pero resulta que son los únicos fármacos que en dosis bajas controlan el dolor de pacientes por ejemplo, con artritis reumatoide o una migraña, pero no hay que abusar de ellos porque derivan en úlceras”.
Con excepción del paracetamol, el resto de las sales químicas que integran las fórmulas de los AINES dañan a la mucosa gástrica, porque afectan a las prostaglandinas, las cuales forman una barrera física entre la luz del estómago, donde está el ácido clorhídrico, y la pared del estómago.
¿Por qué dañan los AINES?
El Dr. Arturo Torres, gastroenterólogo, director Médico de Merck, así lo explica:
“El moco gástrico se forma gracias a la producción de prostaglandinas, pero las sales de las AINES inhiben la producción de prostaglandinas. Claro, quitan el dolor, la inflamación o la fiebre, pero también impiden que se forme ese moco.
“Como hay un desbalance entre el ácido y el moco, por eso hay daño, que es un efecto sistémico. Y lo aclaro porque mucha gente dice: ‘si me tomo una gragea de capa entérica o me aplico el AINES en la vena o en la nalga o me pongo un supositorio no causa daño’, y eso no es cierto, si causa daño porque el efecto es sistémico.
“Cuando fui residente en el Hospital Español, llegó una paciente de edad con un sangrado del tubo digestivo muy intenso. En un adulto mayor la pregunta obligada del médico es, ‘¿qué tomó?’, y la respuesta de la señora fue: ‘nada, por la boca, nada’.
“Como la señora no salía de que no tomó nada, le pregunté hasta el cansancio hasta que me dijo que utilizaba supositorios de undometazil. Y, por supuesto que no tenia sangrado en el recto, lo tenía en el estómago, entonces esa es una prueba fehaciente de que no importa la vía de administración: los AINES dañan el estómago y el duodeno”.