Al concluir la “Jornada de Sana Distancia” se continuó con la suspensión de actividades no esenciales, que involucran la congregación o movilidad de personas, a fin de evitar contagios por COVID-19 y se identificaron como lugares de alto riesgo: mercados; tianguis; bancos y transporte público. Por lo tanto, resulta de utilidad saber si al encontrarse en estos lugares se tuvo contacto con una persona portadora de la infección.
Además, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares 2019 estima que en México 86.5 millones de personas que usan teléfono celular.
Teniendo en cuenta estos fenómenos, un grupo de investigación del Departamento de Computación del Cinvestav, integrado por Francisco Rodríguez Henríquez, Brisbane Ovilla Martínez y Cuauhtémoc Mancillas López, trabaja en el diseño de una aplicación gratuita para teléfonos celulares con el propósito de notificar al usuario sobre un posible riesgo de contagio por COVID-19.
“Planteamos desarrollar una herramienta informática para celulares, con el objetivo de evitar que el coronavirus se propague, sobre todo durante el regreso a la normalidad”, explicó Rodríguez Henríquez, líder del proyecto.
La herramienta trabaja con información sobre personas declaradas positivas para COVID-19 por una instancia oficial y que de manera voluntaria la ofrece al servidor de la app para poder ser empleada por todos los interesados, así los celulares son capaces de notificar si durante los últimos días el usuario tuvo contacto cercano con una persona portadora del virus.
La idea es que los aparatos intercambien, vía bluetooth, identificadores anónimos, para preservar la privacidad de las personas, con el objetivo de que los usuarios puedan saber en todo momento con quién se han cruzado, durante su recorrido por la ciudad, ya sea caminando o en los diversos medios de transporte público, y sean portadores del virus.
Para alertar sobre un posible riesgo de contagio, la aplicación considera diversos factores como el número de contactos, tiempo de interacción y distancia mantenida durante el encuentro con una persona portadora de COVID-19, con el objetivo de calcular una probabilidad de contagio.
Por ejemplo, “si un usuario tuvo contacto con una persona durante un minuto y a una distancia considerable, entonces el porcentaje de riesgo de contagio es reducido, por lo tanto, se evalúa ese porcentaje para determinar cuándo se debe notificar la posibilidad de contagio y así tomar previsiones, ya sea con la realización de una prueba o respondiendo un cuestionario de diagnóstico”, refirió Ovilla Martínez.
La app se concentra más en los contactos entre personas; sin embargo, con ello se puede inferir la situación en algunas zonas geográficas al incluir código postal en la información procesada y de esa manera sería posible mapear las zonas de mayor riesgo.
La herramienta notifica al usuario sobre el posible riesgo de contagio que se tuvo al transitar por la ciudad, con información recolectada días antes, es decir, recuerda los datos de contactos con posibilidad de infección en cierto periodo de tiempo; si en ese lapso se cruzó con una persona confirmada con COVID-19 y coincide con el inició de síntomas, además del número de personas que podrían haber sido contagiadas, se activa un aviso.
Países que han planteado usar esta tecnología, para contener la pandemia, les preocupa la posibilidad de concentrar la información por el gobierno o una corporación comercial, pero con esta app esa posibilidad es mínima porque usa un sistema descentralizado, donde la información guardada no se relaciona con el dispositivo, el identificador se cambia cada 10 minutos y los datos son anónimos solo reconocidos por un código, protegiendo así la identidad.
“Lo único que se intercambia son esos identificadores, la app no recolecta más y la información se mantiene solo en el dispositivo, a no ser que salga positivo a COVID-19 y voluntariamente los quiera subir al servidor para avisar a los demás usuarios; nunca se podrá relacionar cierto identificador con una persona”, aseguró Mancillas López.
En una primera fase, se planea instrumentar la app en comunidades pequeñas o cerradas, como podrían ser campus universitarios, escuelas o empresas; para aplicarla a nivel nacional, dado el tamaño territorial del país, su implementación podría realizarse por estado o municipio, porque requiere una adaptación previa de la información y se deben tomar en cuenta algunos fenómenos de movilidad e impulsar una solución regional.
El uso de esta tecnología coadyuvará a disminuir el número de contagios por COVID-19 durante el regreso a la normalidad, porque identificará la interacción entre individuos sanos con personas infectadas que presentan síntomas o no, y notificará la posibilidad de un contagio con lo cual el usuario podrá tomar sus previsiones.
A diferencia de otras soluciones tecnológicas de rastreo, la app incorpora suficientes mecanismos que garantizan la privacidad de los usuarios y evita la recolección de sus datos por alguna organización, cuyos objetivos sean diferentes al identificar posibilidad de contagio por COVID-19. Los primeros prototipos funcionales de esta herramienta se tendrían listos antes de 6 meses[.]