La hipertensión arterial y sus complicaciones, la insuficiencia cardiaca, el infarto de miocardio, son algunas de las enfermedades crónicas que permanecen como uno de los problemas más comunes y devastadores de la salud de los mexicanos y una de las principales causas de muerte no solo para personas de edad avanzada, sino para aquellas con menos de 45 años que, en la mayoría de las veces, sucumbe antes de llegar al hospital, pues sus arterias están repletas de grasa, entre otros factores.
¿Por qué sucede este fenómeno? De acuerdo con el Médico Bariatra David Montalvo Castro, Presidente electo del Colegio Mexicano de Bariatría (CMB), A.C., el sedentarismo que provoca obesidad, la preocupación aguerrida por perder kilos y no grasa, más las pocas horas de sueño, malos hábitos de alimentación y el estrés hace que las personas vivan estos eventos devastadores.
Muerte súbita
“Son muchos los factores que incrementan el riesgo cardiovascular. Es momento de que la gente sea responsable de su propia salud y consuma alimentos que le permitan, en lo posible, mantener sus arterias presumiblemente limpias y sin obstrucción crónica por la acumulación de grasa”, declara el médico.
Explica que la Organización Mundial de la Salud aplica una fórmula para calcular el índice de masa corporal dividiendo, el peso entre la estatura elevada al cuadrado, el peso en kilos y la estatura en metros. El resultado, según el organismo, equivale a sobrepeso cuando mide de 25 a 29.9 y obesidad de 30 en adelante. Al respecto, el Presidente electo del CMB menciona que dicho índice tiende a desaparecer pues solamente revela qué relación hay entre el peso y la estatura más no informa de qué están hechos esos kilos.
“Demos un ejemplo: un físicoculturista que pesa 120 kilos no necesita bajar de peso pues carece de grasa acumulada, en cambio una persona obesa que tiene 120 kilos de grasa es la que irremediablemente se infarta. No necesariamente se tiene que pesar una cantidad grande de kilos, pues alguien delgado está propenso a sufrirlo por una acumulación considerable de grasa sin ni siquiera saberlo y, de esta forma, convertirse en diabético o hipertenso”.
El Bariatra sostiene que no solo se trata de tener un control al número de kilos: “Si una persona dice que su índice de masa corporal es de 24.9 pero está flácido, al tocarlo hay acopio de grasa y tiene una cantidad pequeña de músculo, se le trata como obeso porque el riesgo está por toda esa cantidad de citoquinas que produce el tejido adiposo, las cuales afectan al tejido que recubre por dentro las arterias (endotelio vascular) y aceleran la aterosclerosis (la obstrucción de las arterias con placas de colesterol).
“Dentro de nuestra especialidad realizamos un análisis de la composición corporal por impedancia bioeléctrica, lo cual permite saber cuánto tiene la persona de cada componente entre músculo, agua, porcentaje de grasa, kilos de grasa, de cuánto es su metabolismo basal, (cuánta energía requiere como mínimo para 24 horas), es decir, toda una serie de información que permite saber cómo tratar al paciente. Aunque el peso de la persona pueda estar dentro de lo normal pero con más grasa dentro de lo habitual y poco músculo, bioquímicamente hablando se comporta como obeso, pues el exceso de grasa es lo que mata a la persona, no el número de kilos”.
El médico señala que el riesgo cardiovascular se incrementa de una manera tremenda. Si bien el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo, el tabaquismo, la herencia genética de enfermedades crónicas, el no dormir 8 horas diarias, aumenta exponencialmente al doble o al triple la calidad de vida de la persona y entre a más temprana edad se presente el primer evento cardiovascular (menos de 45 años) tendrá pocas probabilidades de llegar vivo al hospital.
“Después de los 45 años hay mayores posibilidades de que lleguen vivos al hospital. A lo largo del tiempo que le tardó a esa persona en ir tapando sus arterias con colesterol, el cuerpo simultáneamente trata de defenderse formando circulación colateral para brincar la obstrucción y poder mandar sangre oxigenada a un punto más adelante en el camino. Pero antes de los 45 años el proceso de formación de esos nuevos vasos es lento y no le ha dado el tiempo al cuerpo de formar ese tránsito colateral. Por ello, entre más jóvenes es más grave, pues si se infarta un muchacho de 38 años seguro no llega vivo al hospital, sucumbe en el camino, y si sobrevive seguramente ya tiene obstrucciones importantes en otros sitios de la red arterial, lo que representa un pronóstico no muy favorable”.
El Médico Bariatra David Montalvo subraya que el mensaje no es que después de los 50 las personas dejen de cuidarse, al contrario, antes de llegar a esas edad lo mejor es prevenir y atenderse, verificar con su médico que puedan hacer ejercicio para no forzar al cuerpo y comer alimentos, que según el organismo de la persona, le ayude a estar presumiblemente sano, evitando llegar a un evento cardiovascular que acabe con su vida.