La Organización Mundial de Salud (OMS) registra en su clasificación internacional a México entre los países de alto rango de frecuencia en enfermedades bucales, y destaca que 90% de su población padece caries dental, expuso el senador Benjamín Robles Montoya, al presentar una iniciativa de reformas los artículos 1 BIS; 3 y 6 de la Ley General de Salud.
El objetivo de esta propuesta, apuntó, es actualizar la política de atención y prevención bucal que registra serios rezagos, ya que en los últimos 20 años se han originado sólo dos Normas Oficiales, la NOM-013-SSA2-1994 y la NOM-013-SSA2-2006, esta última declarada hace ya nueve años.
Este rezago, aseveró el senador es causa del gran índice de enfermedades dentales en México. De acuerdo con la Asociación Dental Mexicana (ADM), debido a la baja cultura de la prevención, cada mexicano consume sólo tres pastas de dientes y un cepillo dental al año, promedio muy por debajo de países como Estados Unidos, Argentina o Brasil.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, por su parte, indica que 70% de menores de 18 años y 5 de cada 10 niños mayores de 3 años, presentan afecciones odontológicas, mientras que 8 de cada 10 adultos mayores de 60 años sólo tienen 10 piezas dentales.
Las enfermedades bucales por su alta incidencia, subrayó, se encuentran entre las cinco de mayor demanda de atención en los servicios de salud del país, situación que condiciona el incremento en el ausentismo escolar y laboral, así como la necesidad de grandes gastos económicos que rebasan la capacidad del sistema de salud y de la misma población.
Ante la urgencia de revertir esta condición precaria de la salud dental de los mexicanos, subrayó Robles Montoya, la iniciativa establece que se aplique un programa de atención bucal in situ en todos los planteles de educación básica y media superior; y sea posible que personal odontológico prevenga la aparición de enfermedades periodontales a nivel masivo, grupal e individual.
Lo anterior acompañado de un programa de orientación y corrección de hábitos higiénico-alimentarios, así como en el consumo y uso adecuado de los fluoruros sistémicos y tópicos; al empleo de las medidas de protección específica, diagnóstico temprano, tratamiento y control de estas enfermedades.
La iniciativa se turnó a las comisiones unidas de Salud y Estudios Legislativos.