Se estima que 2 o 3 de cada 10 mil personas nacen con anquiloglosia y que afecta principalmente a los varones, el senador Héctor Menchaca Medrando, propuso incluir en la atención materno-infantil, la aplicación de la prueba del tamiz de frenillo lingual corto o anquiloglosia.

Al presentar la iniciativa que reforma el Artículo 61 de la Ley General de Salud, el legislador subrayó que el diagnóstico clínico del frenillo lingual corto, es un padecimiento que se debe al desarrollo anormal de la lengua, por lo que no se puede tocar el paladar duro o el borde incisal de los dientes superiores en posición de apertura máxima, y se clasifica en leve, moderado y severo.

El leve no interfiere con las funciones de la lengua como succión, deglución, masticación y fonación; el moderado dificulta la alimentación y posteriormente causa alteraciones mínimas en el lenguaje y en la posición de dientes; y el severo es aquel donde la lengua está fusionada con el piso de la boca, hay dificultad para la deglución y la succión, además de observarse problemas periodontales, explicó.

Desde la tribuna de la Comisión Permanente, el legislador subrayó que se estima que 2 o 3 de cada 10 mil personas nacen con este problema. No obstante, precisó que hay quienes señalan que entre 2.8 y 10.7% de los infantes lo padecen y que es más frecuente en los varones.

Las consecuencias de esta condición son serias, explicó. En el recién nacido dificulta la alimentación del pecho materno, provocando que el niño no gane peso y nutrientes, además que ocasiona cansancio excesivo al no poder colocar la lengua en la posición correcta. En la madre el frenillo lingual también tiene consecuencias, entre las más comunes, los dolores y sangrado de los senos.

Posteriormente, cuando el niño crece y la lengua no puede realizar sus funciones normales, genera la mala pronunciación de sonidos y hasta la imposibilidad total de hablar.

La iniciativa se turnó a las comisiones unidas de Salud y de Estudios Legislativos.