Se estima que, al menos, un millón de mexicanos podría tener el virus de la hepatitis sin saberlo, lo que impide tomar las medidas necesarias para salvar su vida. En la actualidad, existen sencillas pruebas de laboratorio que permiten detectar si el hígado no está funcionando adecuadamente.
En México, la cirrosis hepática es ya la sexta causa de mortalidad generando más de 28 mil defunciones cada año. De hecho, de acuerdo con datos del sector salud, se calcula que, al menos, un millón de mexicanos podría tener el virus de la hepatitis sin saberlo, lo que le impide tomar las medidas de prevención, detección y atención para salvar su vida.
Además, se estima que en México 3.5% de hombres adultos y 1.5% de la población adulta femenina tienen problema de consumo excesivo de alcohol y podrían registrar daño hepático.
De esta forma, se calcula que entre 1 y 1.5% de la población mexicana podría padecer el virus de la hepatitis C, y 0.3% el de hepatitis B que se trasmite por transfusiones, jeringas contaminadas, contacto sexual sin protección, tatuajes o pearcing.
Mientras tanto, la hepatitis por virus C se transmite por transfusiones de sangre y derivados contaminados. Al menos un tercio de la población adulta tiene problemas de obesidad y un tercio de ellos podrían sufrir de esteato-hepatitis, una enfermedad que puede producir inflamación crónica y fibrosis progresiva en el hígado.
Frente a este problema, es relevante que, en la actualidad, sea posible diagnosticar de manera simple y sencilla el grado de daño al hígado y poder auxiliar al médico en la mejor opción terapéutica.
Con la detección oportuna de la fibrosis y la esteatosis (grasa en el hígado) se puede conocer el pronóstico de un paciente y guiar al médico en el mejor tratamiento.
En la actualidad, pruebas de laboratorio no invasivas como Fibrotest y Fibromax permiten medir el grado de grasa en el hígado, de inflamación y de fibrosis (cicatrices internas).Si bien no sustituye a la biopsia hepática, estas pruebas no invasivas resultan determinantes para el diagnóstico oportuno.
Este método ayuda al gastroenterólogo y hepatólogo a tomar una mejor decisión sobre el tratamiento. Incluso, algunos médicos han calificado a estos métodos, desarrollados por la empresa francesa Biopredictive desde hace una década, como el electrocardiograma del hepatólogo, con lo que se obtiene una eficaz y más exacta aproximación del grado de enfermedad y daño al hígado que registra el paciente.
La única forma de diagnosticar a tiempo es realizarse un chequeo médico cada año, que incluya las pruebas de función hepática (en particular las enzimas TGP y TGO) para saber si una persona tiene inflamado el hígado.El diagnóstico es fácil ya que si las enzimas están elevadas hay hepatitis. Es importante destacar que, actualmente, se cuenta con la vacuna para la hepatitis B y tratamiento médico para ambas en situación de hepatitis crónica con buena respuesta evitando su evolución a cirrosis.
Los especialistas de la Asociación Mexicana de Hepatologíaseñalan los siguientes factores de riesgo para hepatitis y cirrosis virales:
- Haber recibido transfusión sanguínea antes de 1994 (cuando todavía existían bancos de sangre privados con donadores de riesgo).
- Usar drogas intravenosas y compartir jeringas.
- Tener múltiples parejas sexuales y sin prácticas de protección.
- Relaciones sexuales esporádicas sin protección.
- Haberse realizado acupuntura o tatuajes sin buen control de agujas.
- Cirugías en sitios que no garantizan el buen control del establecimiento.
Así, todas aquellas personas que tengan alguno de estos factores deben hacerse un examen de sangre para búsqueda de virus B y C, así como pruebas para saber cómo está funcionando su hígado. Posteriormente, se recomienda evaluar el grado de fibrosis (FIBROTEST) o bien de fibrosis y de esteatosis (FIBROMAX).
Recientemente, en México, la compañía Cellpharma firmó un convenio con Biopredictive para representarla de manera exclusiva en la distribución de Fibrotest y Fibromax.