noviembre 24, 2024

Todo sobre Cáncer Colorrectal

Plenilunia Salud Mujer
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El término cáncer se ha convertido en un genérico y designa a un amplio grupo de enfermedades que pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, adoptando el nombre del lugar donde se originan.

Sistema digestivo

[/media-credit] Sistema digestivo

Se caracteriza por la proliferación descontrolada de células anormales (malignas) que pueden conformar una masa de tejido llamada tumor, los cuales pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las células de los tumores malignos pueden diseminarse a otras partes del cuerpo a través de tejidos, sistema linfático y sangre, produciendo lo que se conoce como metástasis.

¿Qué es el colon?

El colon es un conducto muscular que forma parte del aparato digestivo, el cual se encarga de eliminar y procesar los nutrientes de los alimentos (como las vitaminas, los minerales, los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el agua), al tiempo que almacena y permite eliminar los desechos del cuerpo.

El colon es la primera parte y la más larga del intestino grueso: mide aproximadamente 150 centímetros de largo.

Al finalizar el colon se encuentra el recto, que son los últimos quince centímetros del sistema digestivo. Éste, junto con el conducto anal, forma la última parte del intestino grueso y miden entre 15 a 20 centímetros de largo. El conducto anal termina en el ano (abertura del colon a la parte exterior del cuerpo).

¿Qué es el cáncer de colon o colorrectal?

El colon es un conducto muscular que forma parte del aparato digestivo

[/media-credit] El colon es un conducto muscular que forma parte del aparato digestivo

Los cánceres colorrectales suelen desarrollarse lentamente durante varios años e inician con la aparición de uno o varios pólipos, los cuales son masas que se forman en la parte interna del colon o del recto y crecen hacia el centro. La mayoría de los pólipos son benignos, es decir, no generan cáncer ni se diseminan.

Sin embargo, determinados tipos de pólipos (llamados adenomas) y aquellos que miden más de 1 centímetro pueden convertirse en cáncer. Extirpar tempranamente un pólipo, es decir, cuando es pequeño, ayuda a evitar que se convierta en cáncer.

Actualmente, el cáncer colorrectal (CCR) es el cuarto padecimiento oncológico más frecuente entre los mexicanos [2] y presenta una tendencia ascendente tanto en incidencia como en mortalidad. De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 el CCR reportó una incidencia de 3.5% en México [3], mientras que en 2012 dicha estadística creció a 5.8%.⁴

Asimismo, la OMS refiere que el índice de mortalidad del CCR en México es de 6.0% (4,694 casos) y su prevalencia en cinco años es de 6.1% (21,694 casos).

Factores de riesgo

Existen factores de riesgo inevitables para desarrollar este padecimiento oncológico como  tener más de 50 años, contar con un historial personal o familiar de pólipos o cáncer colorrectal, y otros aspectos hereditarios y trastornos, por ejemplo: enfermedad inflamatoria intestinal, colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.⁶ De igual manera, otros factores incrementan las probabilidades de desarrollar CCR, como:

  1. Diabetes Tipo 2: Diversos estudios demuestran que las personas que viven con Diabetes Tipo 2 tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal y su pronóstico es menos favorable después del diagnóstico [4],[5].
  1. Una dieta baja en frutas, verduras y fibra: Una alimentación rica en frutas, verduras y granos integrales ayuda a prevenir el cáncer colorrectal, debido al alto contenido de vitaminas antioxidantes (A, C y E) y carotenioides en frutas y verduras, así como a la capacidad de la fibra para eliminar sustancias que favorecen el desarrollo de cáncer.[6]
  1. Dieta abundante en carnes rojas y procesadas: La American Cancer Society (ACS) refiere que una dieta con elevado consumo en carnes rojas (incluyendo de res, cordero e hígado) y procesadas (por ejemplo: salchichas, embutidos y carnes frías) elevan el riesgo de cáncer colorrectal. Asimismo, cocinar carnes a muy altas temperaturas (freír, asar o cocinar a la parrilla) genera sustancias químicas que pueden incrementar el riesgo de este tipo de cáncer.[7]
  1. Alto consumo de alcohol: Múltiples estudios asocian el consumo excesivo de alcohol con el desarrollo de cáncer colorrectal.[8],[9] Por eso, la ACS sugiere no beber más de dos copas al día en el caso de los hombres y una para las mujeres.⁸
  1. Tabaquismo: Fumar entre 20 y 35 paquetes de cigarrillos al año aumenta el riesgo de sufrir cáncer colorrectal [6],[10]. Asimismo, aquellas personas que han fumado por varios años y mantienen este hábito tienen más riesgo de desarrollar esta enfermedad oncológica que quienes ya abandonaron dicha adicción o jamás la han tenido.[8],[11]
  1. Sedentarismo: Información del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson revela que quienes se ejercitan reducen 20% su riesgo de cáncer de colorrectal, en comparación con personas sedentarias. Una meta recomendable es hacer ejercicio 30 minutos al día la mayor parte de la semana, aunque lo ideal es ejercitarse una hora diariamente. Las actividades de intensidad moderada, como caminar, podrían ser suficientes, aunque una mayor intensidad ofrece más beneficios.[12]

Síntomas

Los síntomas ocasionados por el CCR incluyen:

  • Sensibilidad y dolor abdominal en la parte baja del abdomen.
  • Sangre en las heces.
  • Cambios en los hábitos intestinales, incluyendo: diarrea y estreñimiento.
  • Heces delgadas y/o negras.
  • Pérdida de peso sin ninguna razón aparente.
  • ansancio excesivo.

Debido a que los síntomas del CCR suelen confundirse con los que ocasionan otros trastornos –por ejemplo: infecciones estomacales o colitis– es importante que, si éstos persisten aún después de recibir tratamiento para otro tipo de enfermedades, el paciente converse con su médico sobre la posibilidad de que se trate de CCR y, por tanto, la pertinencia de realizar los análisis correspondientes.

Detección de la enfermedad

Ilustracipon de una colonoscopia

[/media-credit] colonoscopia

La Asociación Americana del Cáncer (ACS, American Cancer Society) subraya que realizarse exámenes de detección de cáncer colorrectales una de las armas más poderosas para prevenirlo”, pues dicho padecimiento oncológico suele comenzar con la formación de pólipos (protuberancias que crecen en el haz del colon), los cuales generalmente tardan entre 10 y 15 años en transformarse en cáncer colorrectal, por lo cual, si se extirpan en este periodo o en las etapas iniciales del padecimiento, es altamente curable.

La detección temprana es de suma importancia considerando que, según datos de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, la sobrevida a cinco años es 90% si el cáncer se diagnostica en etapas tempranas, pero cae a menos de 5% cuando se detecta en estadíos avanzados [15].

Ante esta realidad, la ACS recomienda someterse a pruebas de detección anuales tras cumplir 50 años de edad, pero si se tienen antecedentes familiares u otros factores de riesgo, como enfermedad inflamatoria intestinal, es necesario comenzar los exámenes a una edad más temprana y/o realizarlos con mayor frecuencia.

Asimismo, en caso de que se presenten síntomas característicos de cáncer colorrectal, el médico indicará una o varias pruebas para detección. La decisión sobre cuáles pruebas se deberán hacer tiene en consideración varios factores, como:

  • Edad, el historial médico, antecedentes familiares y salud en general del paciente.
  • Riesgos que implica la prueba.
  • Preparación requerida para hacer el estudio, incluyendo sedación.
  • Los cuidados de seguimiento posteriores al examen.
  • Conveniencia de la prueba.

Los análisis más comunes que el médico puede indicar son:

  • Pruebas de sangre oculta en materia fecal de alta sensibilidad: Tanto los pólipos como los cánceres colorrectales pueden sangrar, y la prueba de sangre oculta en materia fecal busca pequeñas cantidades de sangre que no se puede ver en la materia fecal.
  • Sigmoidoscopia: En esta prueba, se examinan el recto y el colon sigmoide (que es la zona del intestino grueso más cercana del recto) mediante un tubo iluminado y flexible llamado sigmoidoscopio, el cual tiene un lente para observar y una herramienta para extraer tejido. La prueba implica introducir el sigmoide al colon del paciente a través del ano, al tiempo que se bombea dióxido de carbono para expandir el colon, de manera que el médico pueda ver el revestimiento del colon con mayor claridad. Durante este examen el doctor podrá extirpar pólipos para analizarlos (biopsia).
  • Colonoscopia regular u óptica: En esta prueba se examinan el recto y todo el colon mediante el uso de un tubo iluminado y flexible llamado colonoscopio, el cual tiene un lente para observar y una herramienta para extraer tejido. El colonoscopio es un instrumento similar al sigmoidoscopio, pero de mayor longitud. El procedimiento también consiste en introducirlo a través del ano al tiempo que se bombea dióxido de carbono, para examinar la parte interna del intestino; sin embargo, con este aparato es posible examinar todo el colon, por lo cual es necesario realizar una limpieza completa de éste. De igual manera, también es posible extirpar cualquier abultamiento anormal por este procedimiento. A la mayoría de las personas se les administra algún sedante durante esta prueba.
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Estudios para la detección del cáncer colorrectal

A fin de determinar el tipo de tratamiento y pronóstico de cada paciente, se debe conocer qué tan avanzado se encuentra el cáncer, es decir, cuál es su etapa o estadio. Al proceso que se utiliza para determinar si el cáncer se diseminó dentro del colon o a otras partes del cuerpo se le llama estadificación. Para esto se pueden utilizar las siguientes pruebas y procedimientos:

  • Exploración por TC o TAC: procedimiento por el cual se toma una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo, como el abdomen o el pecho, desde ángulos diferentes. Las imágenes son creadas por una computadora conectada a una máquina de rayos X. Se inyecta un tinte en una vena o se ingiere, a fin de que los órganos o los tejidos se destaquen más claramente. A este procedimiento también se le conoce como tomografía computada, tomografía computarizada o tomografía axial computarizada.
  • IRM (Imágenes por Resonancia Magnética): procedimiento que implica inyectar una sustancia llamada gadolinio en una vena del paciente, de manera que dicha sustancia se acumula alrededor de las células cancerosas para hacerlas aparecer más brillantes y, por medio de un aparato que utiliza un imán, ondas de radio y una computadora se crean imágenes detalladas de las áreas internas del colon.
  • Exploración con TEP (exploración con Tomografía por Emisión de Positrones): procedimiento que se usa para encontrar células de tumores malignos en el cuerpo y el cual consiste en inyectar en una vena del paciente una cantidad pequeña de glucosa (azúcar) radiactiva. Posteriormente, el TEP rota alrededor del cuerpo y toma una imagen de los lugares que absorben la glucosa. Debido a que las células tumorales absorben más glucosa que las células normales tienen un aspecto más brillante.
  • Radiografía del tórax: procedimiento que permite detectar tumores cuando se plasma una imagen del interior del organismo en una película o placa. Esto se logra por medio de un tipo de rayos llamados X, que son un tipo de haz de energía que puede atravesar el cuerpo y plasmarse.
  • Cirugía: procedimiento que permite determinar el tamaño del tumor y extirparlo.
  • Biopsia de ganglios linfáticos: método que consiste en extraer un ganglio linfático o una parte de éste para que un patólogo observe el tejido al microscopio y determine si hay células cancerosas.
  • Recuento sanguíneo completo (RSC): procedimiento por el cual se toma una muestra de sangre para medir: la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas, hemoglobina (la proteína que transporta oxígeno) en los glóbulos rojos.
  • Prueba del antígeno carcinoembrionario (ACE): examen que consiste en medir la concentración de ACE en la sangre, sustancia que, cuando se encuentra en cantidades más altas de lo normal, puede ser un signo de cáncer de colon u otras afecciones.

A través de estos exámenes, el equipo médico podrá determinar la etapa o estadio en la que se encuentra el cáncer.

Etapas del cáncer colorrectal

  • Estadio 0: también conocido como carcinoma in situ, se caracteriza porque las células anormales están en la mucosa o capa más interna de la pared del colon. Estas células anormales se pueden volver cancerosas y diseminarse.
  • Estadio I: el cáncer está en la mucosa (capa más interna de la pared del colon) y se diseminó a la submucosa (capa de tejido debajo de la mucosa). El cáncer se puede haber diseminado a la capa muscular de la pared del colon.
  • Estadio II: se divide en…
    • Estadio IIA: el cáncer se diseminó a través de la capa muscular de la pared del colon a la serosa (capa más externa) de la pared del colon.
    • Estadio IIB: el cáncer se diseminó a la capa más externa (serosa) de la pared del colon.
    • Estadio IIC: el cáncer se diseminó a órganos cercanos.
  • Estadio III: se divide en:
    • Estadio IIIA: el cáncer se diseminó a través de la mucosa de la pared del colon a la submucosa y la capa de músculo, así como a entre uno y seis ganglios linfáticos cercanos.
    • Estadio IIIB: El cáncer se diseminó a través de la capa de músculo de la pared del colon a la serosa o se diseminó a la serosa, así como a entre uno y siete ganglios linfáticos cercanos, o a tejidos cercanos a los ganglios linfáticos.
    • Estadio IIIC. El cáncer se diseminó a través de la capa serosa de la pared del colon o del músculo a la serosa entre uno o más ganglios linfáticos cercanos o a los tejidos cercanos a los ganglios linfáticos.
  • Estadio IV: El cáncer se diseminó a través de la sangre y los ganglios linfáticos a otras partes del cuerpo, principalmente a los pulmones, el hígado y/o la pared del abdomen.

¿Qué son las metástasis?

Se llama metástasis al traslado o diseminación de las células cancerosas de un órgano o tejido a otro. Las células cancerosas generalmente se propagan a través de la sangre o del sistema linfático. Que las células cancerosas hagan metástasis o no a otras partes del cuerpo depende de factores como: el tipo de cáncer, el estadio del cáncer y dónde se localizó originalmente el cáncer. El tratamiento que se administre al paciente para enfrentar la metástasis depende del tipo de cáncer y de a qué otros órganos o tejidos se ha propagado.

Los lugares más comunes a los que se disemina el cáncer colorrectal son los pulmones, el hígado y/o la pared del abdomen. Se calcula que entre 50 y 60% de los pacientes que enfrentan cáncer colorrectal (CCR) desarrollarán metástasis, es decir, las células malignas también invadirán otros órganos y tejidos, lo cual reduce considerablemente sus expectativas y calidad de vida, así como sus opciones de tratamiento.[18]

Un estudio publicado por la Asociación Mexicana de Gastroenterología reveló que 90% de los pacientes con cáncer colorrectal siguen con vida después de cinco años del diagnóstico si éste se hizo cuando el tumor estaba en etapas tempranas, es decir, cuando el cáncer está en las capas internas del colon (Estadio I) o cuando se ha diseminado en la pared muscular del colon (Estadio II) [2]. Sin embargo, las probabilidades de supervivencia se reducen durante el Estadio III, cuando el cáncer ha invadido los ganglios linfáticos. Cuando el cáncer colorrectal se detecta en etapas avanzadas (Estadio IV, lo cual implica que el cáncer se ha esparcido a otros órganos además del colon, principalmente al hígado, estómago y pulmones), menos de 5% de las personas diagnosticadas sobrevivirán cinco años después de la detección [19].

¿Cómo se evalúa el estado de salud del paciente?

Una manera de evaluar las capacidades del paciente en su día a día, así como su calidad de vida es a través de la escala ECOG (Eastern Cooperative Oncology Group), cuyos parámetros son los siguientes:

ECOG Características del paciente
0 Muy activo, capaz de realizar sin restricción todas las actividades que antes del diagnóstico llevaba a cabo.
1 El paciente presenta síntomas que le impiden realizar trabajos arduos, aunque se desempeña normalmente en sus actividades cotidianas y en trabajos ligeros. El paciente sólo permanece en la cama durante las horas de sueño nocturno.
2 El paciente no es capaz de desempeñar ningún trabajo, se encuentra con síntomas que le obligan a permanecer en la cama durante varias horas al día, además de las de la noche, pero que no superan el 50% del día. El individuo satisface la mayoría de sus necesidades personales solo.
3 El paciente necesita permanecer en cama más de la mitad del día por la presencia de síntomas. Necesita ayuda para llevar a cabo la mayoría de las actividades de la vida diaria, como vestirse.
4 El paciente permanece en cama todo el día y necesita ayuda para salir de la cama, así como para el resto de las actividades cotidianas, como bañarse, comer, etc.
5 Muerte
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La mayoría de los pacientes con Cáncer Colorrectal mestastásico (CCRm) presentan un ECOG 4; es decir, permanecen en cama todo el día y necesitan ayuda para las actividades cotidianas, desde su higiene corporal hasta su alimentación.

Tratamiento

El tratamiento depende de múltiples factores, incluyendo el estadio o etapa en la que se encuentre el cáncer, edad del paciente, entre otros aspectos. Los tratamientos incluyen:

Cirugía: procedimiento quirúrgico por medio del cual se extirpan los tumores cancerosos.

Anastomosis: procedimiento que implica extirpar quirúrgicamente las partes del colon que están dañadas por células cancerígenas y unir aquellas secciones que están sanas. Esto generalmente deriva en una colostomía, que consiste en una abertura en la pared abdominal, a través de la cual se hace pasar un extremo del colon para formar un estoma, que es el revestimiento (la mucosa) del intestino. Las colostomías pueden ser permanentes o temporales; estas últimas permiten que la parte inferior del intestino grueso esté en reposo, de manera que cuando sana, el intestino se reconecta y vuelve a funcionar como lo hacía antes.

Quimioterapia: Son medicamentos que se administran por vía intravenosa u oral. Éstos entran al torrente sanguíneo y llegan a todas las áreas del cuerpo, por lo cual la quimioterapia es un tratamiento eficaz contra los cánceres que se han propagado a órganos distantes. En ocasiones, la quimioterapia se usa antes de la cirugía, pues esto ayuda a reducir el tamaño del cáncer y facilitar la intervención quirúrgica. De igual manera, la quimioterapia se puede administrar después de la cirugía para reducir las probabilidades de que el cáncer regrese. La quimioterapia también puede ayudar a aliviar los síntomas del cáncer avanzado, así como a prolongar la vida de algunos pacientes. La quimioterapia puede administrarse también a la par que la radioterapia.[21]

Radioterapia: Consiste en el uso de rayos de alta energía (como los rayos X) para eliminar o encoger las células del cáncer. La radioterapia se puede utilizar antes de la cirugía si el tamaño del tumor o la ubicación del mismo dificulta extraerlo. También puede utilizarse tras la cirugía para eliminar cualquier célula cancerosa remanente, pero que no se puede ver, a fin de reducir la probabilidad de que el cáncer regrese en el futuro. La radiación también puede usarse para aliviar los síntomas de cánceres avanzados, como la obstrucción intestinal, sangrado o dolor. También se puede usar para tratar el cáncer de colon que se ha propagado, en particular si la propagación es a los huesos o al cerebro [22].

Terapias blanco o dirigidas: Estos fármacos atacan partes específicas de las células cancerosas que las hacen diferentes a las células sanas. Debido a que se dirigen específicamente a las células cancerígenas, mientras que las quimioterapias atacan a todas las células, las terapias blanco suelen originar efectos secundarios menos severos. A menudo estos medicamentos se usan para tratar los cánceres colorrectales avanzados. Algunas terapias dirigidas impiden la acción de ciertas enzimas, proteínas u otras moléculas que participan en el crecimiento y diseminación de las células cancerosas. Otros tipos de terapias dirigidas ayudan al sistema inmunitario a destruir las células cancerosas o a llevar sustancias tóxicas directamente a éstas y destruirlas. La terapia dirigida puede producir menos efectos secundarios que otros tipos de tratamiento del cáncer. La mayoría de terapias dirigidas son medicamentos de moléculas pequeñas o anticuerpos monoclonales.

Reutilización de terapias

Existen diversas guías clínicas que indican el tipo de tratamientos (cirugía, radioterapia, quimioterapia y terapia dirigida) que se deben ir administrando a los pacientes con CCR, dependiendo de sus características y la evolución de la enfermedad oncológica.

Una vez que se le han aplicado al paciente todos los tratamientos disponibles y hay resistencia a los mismos, el pronóstico es reservado. En estos casos, los médicos suelen reutilizar fármacos que ya se administraron anteriormente al paciente, ya sea solos o acompañados de otras terapias. Sin embargo, esto resulta poco útil, pues su organismo ya no reacciona de manera óptima a dichos fármacos. Así, la reutilización de los tratamientos actuales no ha demostrado alguna ventaja terapéutica; sólo ha podido demostrar un incremento de supervivencia global de 1.4 meses en promedio

Avances terapéuticos

Regorafenib (Stivarga): Es el primer y único tratamiento aprobado en tercera línea en cáncer colorectal metastásico que ha demostrado prolongar la vida de los pacientes de forma  significativa. Es una innovadora terapia de supervivencia en el tratamiento de cáncer colorrectal avanzado que ha demostrado reducir el riesgo de mortalidad en 23%, así como de progresión del cáncer en 51% [23], lo cual significa que existe una esperanza adicional luego de que otros medicamentos no han funcionado.

Según las Guías Clínicas para el manejo del paciente oncológico, hoy existen medicamentos estándar que ayudan a quienes viven con CCRm: las quimioterapias y/o las terapias blanco molecular. Cuando el medicamento de primera elección no funciona o no cumple con el objetivo terapéutico, el médico opta por uno de segunda línea que puede administrar solo o combinado con el anterior. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico no responderán al tratamiento estándar en un momento determinado, de ahí que la alternativa final sean los fármacos de soporte y/o paliativos que, si bien no prolongarán la vida de paciente, sí permiten aliviar el dolor y los síntomas asociados.

Antes de Regorafenib (Stivarga) no existía ningún medicamento que hubiese demostrado una reducción en el riesgo de muerte y de progresión del cáncer. Hoy, este fármaco ya está disponible en tercera línea de tratamiento para quienes viven con CCRm, lo cual significa que existe una esperanza adicional luego de que otros medicamentos no han funcionado.

Conforme se corrobore que Regorafenib (Stivarga) beneficia a pacientes en etapas más tempranas, este fármaco innovador podría recibir la aprobación para administrarse como tratamiento de segunda y, posteriormente, de primera elección.

Regorafenib (Stivarga) fue aprobado por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en 2014 como tratamiento de tercera línea, para el tratamiento de adultos con cáncer colorrectal metastásico quienes ya han sido previamente tratados con las terapias llamadas estándar o que no se consideran candidatos adecuados a dichas terapias.

Este fármaco destaca, en comparación con las terapias anteriores a ésta, debido a que es el único tratamiento para pacientes con cáncer colorrectal metastásico que inhibe los tres procesos clave en el crecimiento del tumor:

  1. Angiogénesis tumoral.- formación de nuevos vasos sanguíneos que “alimentan” al tumor.
  2. Oncogénesis.- error en la reproducción de la información genética de las células.
  3. Interacciones estromales.- invasión del tejido que recubre los órganos por parte de células cancerígenas.

Las estrategias terapéuticas anteriores a Regorafenib (Stivarga) –incluyendo las quimioterapias y agentes biológicos– sólo inhiben alguno de los mecanismos que provocan el crecimiento del tumor, pero no todos.

Además, el paciente debe someterse a estudios moleculares muy específicos para determinar qué tipo de proceso está causando el crecimiento tumoral. Desafortunadamente, estos estudios no siempre están disponibles o al alcance de los paciente. En cambio, Regorafenib (Stivarga®) tiene un mecanismo de acción completamente innovador que inhibe los tres procesos clave en el crecimiento del tumor, lo cual implica que no es necesario hacer estudios adicionales para determinar de qué manera están creciendo las células cancerígenas.

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Regorafenib (Stivarga) es un tratamiento que destaca por su comodidad, seguridad y eficacia, pues se administra como monoterapia oral, por lo cual el paciente no debe trasladarse a los servicios médicos para recibir su tratamiento, lo cual reduce los costos, malestares e inconvenientes que ello implica. Así, debido a sus características, Regorafenib (Stivarga) mejora el apego al tratamiento.

Además, a diferencia de otras terapias que se administran de manera continua, Regorafenib (Stivarga) tiene una dosificación que permite suspender intermitentemente el tratamiento, lo cual resulta cómodo para el paciente.

Asimismo, Regorafenib (Stivarga) es un medicamento bien tolerado por el paciente. Debido a que sus efectos secundarios son similares o menores a los de otras terapias, se pueden prevenir y controlar. 

Sí se puede prevenir

La causa exacta del cáncer colorrectal se desconoce, por lo que no es posible prevenir la mayoría de los casos. Aunque muchos factores de riesgo como la edad, raza e historia familiar no pueden ser controlados, sí es posible  reducirlos mediante un cambio en el estilo de vida que incluya alimentación adecuada (rica en fibra y baja en grasas animales), dejar de fumar, realizar actividad física regular, etcétera.

El cáncer no es sinónimo de muerte. La detección oportuna permite incorporar al paciente al tratamiento más adecuado, impidiendo la progresión de la enfermedad con mejor pronóstico de recuperación y cura.

Se recomienda a todas las personas mayores de 50 años de edad someterse a exámenes de detección –particularmente una colonoscopia anual– para determinar si existen pólipos que pudieran transformarse en tumores malignos o si ya hay tumores.  En casos con antecedentes familiares, el control se deberá iniciar a edades más tempranas, para ello, es fundamental acudir con el médico, quien determinará el momento y tipo de estudio a realizarse.

Los pacientes bien informados hacen que muchas enfermedades consideradas mortales, como el cáncer colorrectal, sean hoy padecimientos crónicos con los que se pueda vivir.

Algunas estadísticas

El cáncer colorrectal ocupa el cuarto lugar de incidencia entre los padecimientos oncológicos en México, registrando 8 mil 651 casos cada año y ha registrado un aumento con los años. [24],[25],[26] Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 este tipo de cáncer reportó una incidencia de 3.5% en México [27], mientras que en 2012 dicha estadística creció a 5.8%. Anualmente fallecen 4 mil 694 personas en nuestro país por este motivo. [28]

Entre 50 y 60% de los pacientes que enfrentan cáncer colorrectal (CCR) desarrollarán metástasis, es decir, las células malignas también invadirán otros órganos y tejidos, lo cual reduce considerablemente sus expectativas y calidad de vida, así como sus opciones de tratamiento.[29]

Un estudio publicado por la Asociación Mexicana de Gastroenterología reveló que 90% de los pacientes con cáncer colorrectal siguen con vida después de cinco años del diagnóstico si éste se hizo cuando el tumor estaba en etapas tempranas, es decir, cuando el cáncer está en las capas internas del colon (Estadio I) o cuando se ha diseminado en la pared muscular del colon (Estadio II). En cambio, cuando el cáncer colorrectal se detecta en etapas avanzadas (Estadio IV, lo cual implica que el cáncer se ha esparcido a otros órganos además del colon, principalmente al hígado, estómago y pulmones), menos de 5% de las personas diagnosticadas sobrevivirán cinco años después de la detección [30].

*Material facilitado por Bayer HealthCare

Referencias

  1. American Cancer Society. ¿Qué es el cáncer colorrectal? Fecha de cambio o revisión: 3 de marzo de 2015.
  2. Ferlay J, Soerjomataram I, Ervik M, Dikshit R, Eser S, Mathers C, Rebelo M, Parkin DM, Forman D, Bray, F. GLOBOCAN 2012 v1.0, Cancer Incidence and Mortality Worldwide: IARC CancerBase No. 11 [Internet]. Lyon, France: International Agency for Research on Cancer; 2013. Available from: http://globocan.iarc.fr, accessed on 25/03/2015.
  3. Tirado-Gómez, Laura L. y Mohar Betancourt, Alejandro. Epidemiología del cáncer de colon y recto. Gaceta Mexicana de Oncología. VOLUMEN 7, SUPLEMENTO 4 2008.
  4. Susanna C. Larsson, Nicola Orsini, and Alicja Wolk. Diabetes Mellitus and Risk of Colorectal Cancer: A Meta-Analysis. JNCI J Natl Cancer Inst (16 November 2005) 97 (22): 1679-1687 doi:10.1093/jnci/dji375
  5. American Cancer Society. ¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer colorrectal? Medline Plus. Fecha de último cambio o revisión: 03/03/2015.
  6. Morgan Villela, Gilberto, et al. Factores de riesgo para cáncer colorrectal. Gaceta Mexicana de Oncología. Vol. 7 Suplemento 4, 2008
  7. American Cancer Society. What are the risk factors for colorectal cancer? Last Medical Review: 07/30/2013. Last Revised: 01/31/2014
  8. Jinfu Hu, et. al. Diet and Cancer of the Colon and Rectum: A Case-Control Study in China. Int. J. Epidemiol. (1991) 20 (2): 362-367
  9. Pedersen A1, Johansen C, Grønbaek M. Relations between amount and type of alcohol and colon and rectal cancer in a Danish population based cohort study. Gut. 2003 Jun; 52(6):861-7.
  10. Guías diagnósticas 2013. Cáncer de colon. Hospital General de México. Versión 1.2013.
  11. Chao, Ann; Thun, Michael J., et al. Cigarette Smoking and Colorectal Cancer Mortality in the Cancer Prevention Study II. Journal of the National Cancer Institute. Volume 92, Issue 23Pp. 1888-1896.
  12. Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson. Vida saludable. Haga ejercicio y disminuya el riesgo de cáncer. EU, 2014.
  13. Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Cáncer de colon. Medline Plus. Actualizado: 11 de noviembre de 2013.
  14. Instituto Nacional de Cáncer de EU. Exámenes para detectar el cáncer colorrectal y los pólipos. Revisión: 12 de noviembre de 2014.
  15. Gómez Escudero, Octavio. Cáncer Colorrectal. Asociación Mexicana de Gastroenterología. Abril, 2012.
  16. Instituto Nacional de Cáncer de EU. Estadios del cáncer de colon. Revisión: 12 de noviembre de 2014.
  17. Instituto Nacional de Cáncer de EU. Estadios del cáncer de colon. Revisión: 12 de noviembre de 2014.
  18. Wilkes, G.M. Metastatic Colorectal Cancer: Management Challenges and Opportunities. Oncology Nurse Edition, 2011. 25(7). Last accessed April 2013
  19. Gómez Escudero, Octavio. Cáncer Colorrectal. Asociación Mexicana de Gastroenterología. Abril, 2012
  20. National Palliative Care Researcher Center. ECOG Performance Status.
  21. American Cancer Society. Quimioterapia para el cáncer colorrectal. Fecha de último cambio o revisión: 01/06/2015
  22. American Cancer Society. Radioterapia para el cáncer colorrectal. Fecha de último cambio o revisión: 01/06/2015
  23. Grothey, Axel; Van Cutsem, Eric; Sobrero, Alberto; Siena, Salvatore; et al. for the CORRECT Study Group. Regorafenib monotherapy for previously treated metastatic colorectal cancer (CORRECT): an international, multicentre, randomised, placebo-controlled, phase 3 trial. Lancet. 2013 Jan 26;381(9863):303-12. doi: 10.1016/S0140-6736(12)61900-X. Epub 2012 Nov 22.
  24. Villalobos Pérez, José de Jesús, et al. Variaciones en la frecuencia de cáncer del aparato digestivo en el transcurso de 35 años en cuatro instituciones de la Ciudad de México de distinto nivel socioeconómico. Gaceta Médica de México. 2014;150. Pág. 50.
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  28. Ferlay J, Soerjomataram I, Ervik M, Dikshit R, Eser S, Mathers C, Rebelo M, Parkin DM, Forman D, Bray, F. GLOBOCAN 2012 v1.0, Cancer Incidence and Mortality Worldwide: IARC CancerBase No. 11 [Internet]. Lyon, France: International Agency for Research on Cancer; 2013. Available from: http://globocan.iarc.fr, accessed on day/month/year.
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  30. Gómez Escudero, Octavio. Cáncer Colorrectal. Asociación Mexicana de Gastroenterología. Abril, 2012
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