¿Sabías que los niveles óptimos de vitamina D durante la lactancia ayudan a la mineralización ósea, a la función muscular, y a los sistemas inmune, nervioso y cardiovascular del recién nacido? ¿Pero cómo sé si mi bebé está recibiendo los niveles adecuados de esta vitamina?
“Los niveles de vitamina D (VD) y Omega (DHA) en el lactante dependen directamente de la concentración de estos en la leche materna, sin embargo, la mayoría de las mujeres tienen niveles subóptimos en la sangre; por tanto, es necesario suplementar a la futura mamá para mejorar estos niveles en la leche materna”, así lo comenta el doctor Jesús Mario Canseco Lima, Ginecoobstetra y Consultor Internacional Certificado en Lactancia Materna, esto con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se conmemora del 1º al 7 de agosto.
Lo anterior aunado a que “en México, sólo dos de cada tres niños menores de seis meses reciben lactancia materna, por lo que existen esfuerzos conjuntos para promover la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del recién nacido y de mantenerla de manera óptima hasta por dos años o más, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, agrega el especialista.
Dentro de estos esfuerzos por mejorar la salud de los bebés está fomentar que las futuras mamás cuenten con niveles adecuados de VD, así como de omega DHA (Ácido Docosahexaenoico).
Si la madre cuenta con niveles óptimos de VD y alimenta al recién nacido con leche materna, los lactantes obtendrán los beneficios de esta hormona que juega un papel importante en la mineralización ósea, la función muscular, en los sistemas inmune, nervioso y cardiovascular del recién nacido.
Asimismo, la OMS recomienda la suplementación con DHA durante el embarazo y lactancia, que permitirá un mejor desarrollo cerebral, lo cual se traduce en un mejor coeficiente intelectual (IQ por sus siglas en inglés).
Los niveles óptimos de Omega (DHA) se obtienen hasta seis meses después de haber iniciado la toma de suplementos, razón por la cual se recomienda iniciar medio año antes de planear el embarazo, durante el embarazo y toda la lactancia.
En tanto, la VD es una hormona esteroidea liposoluble cuya principal función es regularizar el metabolismo del calcio y mejorar la estructura de los huesos.
Además, ayuda a mejorar el sistema inmunológico, previene enfermedades respiratorias, mejora la función cardiovascular, disminuye la resistencia a la insulina, disminuye alergias y obesidad.
La vitamina D3 o colecalciferol se genera de manera natural cuando la piel entra en contacto con los rayos ultravioleta de la luz solar.
También puede obtenerse mediante una dieta rica en pescados azules (sardinas, atún, salmón), mariscos, hígado o lácteos, entre otros alimentos.
Conocer los niveles de VD es prioritario en la vida de la mujer, de tal forma que, si decide ser mamá, tanto ella como su bebé obtendrán los beneficios antes mencionados.
Por lo tanto, es importante mantener niveles óptimos de esta vitamina mientras se continúa la lactancia materna. Si se toma en cuenta que muchas veces las mujeres tienen múltiples actividades en su adaptación al nuevo estilo de vida como mamás, “podemos mejorar este aporte de VD mediante un suplemento de toma mensual que facilita la toma y disminuye el riesgo de olvido”, aclara el Dr. Canseco.
Del próximo 1º al 7 de agosto se conmemorará la Semana Mundial de la Lactancia Materna, campaña impulsada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés).
Este campaña se lleva a cabo con el fin de crear conciencia y mejorar la alimentación de los bebés durante los primeros seis meses de vida, ya que esta práctica reduce un 22% la posibilidad de sufrir muerte neonatal y la formación de enfermedades como asma, alergias, enfermedades respiratorias e infecciones del oído, gastrointestinales y urinarias.