El sistema nervioso se encarga de dirigir y vigilar nuestros pensamientos y emociones, los sentidos, lo que aprendemos, nuestra memoria, movimientos, el equilibrio y coordinación, el sueño, la respiración y los latidos del corazón, el hambre, la sed y la digestión [1].
El sistema nervioso nos ayuda no sólo a percibir, integrar y responder al mundo que nos rodea, sino también a enviar, recibir e interpretar información de todas las partes de nuestro cuerpo. De hecho, monitorea y coordina tanto las acciones voluntarias como caminar y las actividades involuntarias, como la respiración y la digestión, que suceden sin una decisión propia [1].
La unidad básica del sistema nervioso es una célula nerviosa, o neurona. El cerebro humano contiene alrededor de 100 mil millones de neuronas; éstas constituyen el tejido nervioso y trabajan a través de una combinación de actividades químicas y eléctricas, permitiendo la transmisión de señales en nuestro cuerpo [2]. Los nervios están cubiertos por una capa aislante compuesta por proteínas y grasa llamada mielina, que permite que los impulsos eléctricos se transmitan de manera rápida y eficiente a lo largo de las neuronas [3].
Pero si los nervios se dañan, ¿qué puede pasar? [4]
La neuropatía periférica, es una consecuencia del daño a los nervios periféricos (los que están fuera del cerebro y la médula espinal) y a menudo causa debilidad, entumecimiento y dolor; generalmente en las manos y en los pies, aunque también puede afectar otras áreas del cuerpo.
Algunos signos y síntomas de la neuropatía periférica
Este padecimiento puede ser el resultado de lesiones traumáticas, infecciones, problemas metabólicos, causas hereditarias, exposición a toxinas, padecer diabetes o tener un déficit de vitaminas neurotrópicas B1, B6 y B12, que son fundamentales para la salud de los nervios [5]; Cada nervio del sistema periférico tiene una función específica, por lo que los síntomas dependen del tipo de nervio afectado. Los signos y síntomas de la neuropatía periférica pueden incluir los siguientes:
- Inicio gradual de entumecimiento, hormigueo o cosquilleo en los pies o las manos, que puede
extenderse hacia arriba hasta las piernas y los brazos - Dolor agudo, punzante o pulsátil
- Sensibilidad extrema al tacto
- Dolor durante las actividades que no deberían causar dolor, como el dolor en los pies al poner
peso sobre ellos o cuando están debajo de una manta - Falta de coordinación y caídas
- Debilidad muscular
- Sensación de estar usando guantes o calcetines cuando no es así
- Parálisis si los nervios motores están afectados, entre otros.
Se recomienda consultar a un profesional en el cuidado de la salud si el paciente nota:
- hormigueo
- debilidad
- dolor inusual en las manos o pies
El tratamiento oportuno de este padecimiento ofrece una mejor oportunidad para controlar los síntomas y evitar daños adicionales a los nervios periféricos [4].
Con información proporcionada por P&G Neurobión marca de vitaminas B neurotrópicas.