La depresión es un padecimiento cuya incidencia se continúa incrementando en la población pero con acento entre los jóvenes. Aunque puede haber causas biológicas y causas psicológicas, resulta importante señalar que no todos nos relacionamos con el mundo exterior de la misma manera. Las preferencias para hacerlo se conocen como el “tipo psicológico” y de entre todas las clasificaciones que existen hay dos actitudes que definen a una persona y su relación con el mundo exterior. Son la introversión y la extraversión.
Las personas introvertidas invierten más energía en su relación consigo mismos, con sus ideas, sensaciones y sentimientos. Se les clasifica como solitarios, tímidos, antisociales, callados, raros, etc., y cuando son pequeños muchos padres los obligan a llevarse y jugar más con otros niños pero en realidad ni lo necesitan ni necesariamente lo disfrutan.
Por otro lado, las personas extravertidas invierten más energía en relacionarse con los demás y obtienen gran parte de ella a través de relacionarse con el mundo externo, por eso les preocupan las opiniones que de su persona tengan los demás y disfrutan mucho de las relaciones sociales y de ser protagonistas.
Esto no quiere decir que un introvertido no puede relacionarse con el mundo externo, sino que se puede convertir en extravertido con las personas que comparten sus mismos intereses, costumbres y estilo de vida. Sucede lo mismo con un extravertido pues aunque prefiere estar con otras personas que solo, tiene momentos de reflexión y autoanálisis.
Entonces, ¿qué sucede si por adaptarse al medio ambiente una persona va dejando de ser quien originalmente es? En otras palabras ¿Tiene consecuencias emocionales falsear el tipo psicológico y “disfrazarse”? La respuesta es la siguiente: Una persona se puede disfrazar para relacionarse con el mundo de afuera siempre y cuando no se olvide de quitarse el disfraz al “llegar a casa”. Si lo olvida, entonces sí tendrá que pagar y la mayoría de las veces el precio es elevado.
Internamente, el permanecer con el disfraz la hará distanciarse de sí misma y de su ser auténtico. Externamente, le será difícil relacionarse de manera íntima pues los demás son capaces de percibir su falsedad y sucederá lo que menos desea pues comenzará a experimentar esa soledad que no se alivia estando rodeada de muchas personas, ni bebiendo muchos tragos, ni con grandes comilonas o con relaciones sexuales tan casuales y abundantes como superficiales.
Así es que una persona comienza a extrañarse a sí misma. El punto importante es: “¡Quítate el disfraz y no permitas que se convierta en tu piel!”
Otra forma de extrañarnos a nosotros mismos es la siguiente: Vamos a imaginar que tenemos muchos cajones en los que las diferentes partes de nuestra personalidad están contenidos. Hay personas que tienen las llaves que abren cada uno de ellos, por ejemplo, la mamá, el papá, los hermanos, las amistades, las parejas, etcétera. Esos cajones guardan nuestras cualidades y nuestros defectos, nuestros dones y nuestras carencias, nuestras alegrías y nuestras penas, nuestra salud y nuestras heridas.
Cuando nos relacionamos con esas personas los contenidos de nuestros diferentes cajones salen al mundo exterior y podemos disfrutarlos o a veces rechazarlos pero de cualquier manera son partes nuestras y nos conviene conocerlas, aceptarlas y a veces educarlas.
Es muy importante considerar que hay momentos en que por circunstancias externas o internas nos vemos obligados a cerrar un cajón o alguien “se lleva la llave” y entonces esa parte de nuestra personalidad se retrae y comenzamos a extrañarla al igual que a esa persona que nos abría el cajón.
Mientras mayor sea la cantidad de cajones cerrados más aspectos de la personalidad permanecerán inactivos y alejados de la consciencia y sin importar si son positivos o negativos, con el tiempo comenzaremos a extrañarnos a nosotros mismos.
Deseo que seas lo más fiel posible a tu forma de ser espontánea y natural y que te atrevas a conocer el contenido de tus cajones para crear una relación con ellos y así, tu felicidad no dependa exclusivamente de los demás. ¡Si lo haces dejarás de extrañarte a ti misma y tu depresión quedará de lado!