Una de las partes más delicadas de los pequeños son los ojos. Esta zona requiere una higiene minuciosa, por lo que es muy importante conocer la técnica adecuada de limpieza para evitar lastimarla. Foto:: Depositphotos.
Una de las partes más delicadas de los pequeños son los ojos. Esta zona requiere una higiene minuciosa, por lo que es muy importante conocer la técnica adecuada de limpieza para evitar lastimarla.
Con la llegada del bebé al hogar, surge el temor de no proporcionarle los cuidados necesarios, ya sea por la falta de experiencia, la gran cantidad de opiniones, teorías e incluso las costumbres y mitos que se han heredado de generación en generación. La realidad es que algunas de estas prácticas pueden afectar la salud del recién nacido si no se cuenta con la información necesaria.
Es común que por las mañanas, al despertar, aparezca una secreción cristalizada en las comisuras de los párpados. Estas lagañas, como se les conoce comúnmente, están formadas por mucina (moco), la cual es una sustancia bioquímica procedente de la córnea o conjuntiva, compuesta entre otros elementos de lágrimas, células muertas de las pestañas y polvo. Estos componentes se eliminan durante el día al parpadear, sin embargo, al no realizar esa función durante las horas de sueño, se almacena secreción en esta zona.
La correcta higiene de los ojos descarta el uso del agua de la llave, así como de manzanilla. Foto: Depositphotos.
No existe información contundente acerca de la función de las lagañas, algunos estudios destacan que una de sus principales funciones es la de lubricar, protegiendo la superficie de los ojos mientras el pequeño duerme.
Los adultos pueden quitarse las lagañas al lavarse la cara, pero en el caso de los bebés es distinto, porque la formación excesiva de esta “costra” puede impedirles abrir los ojos al despertar y facilita el asiento de bacterias, así como su proliferación y, por lo tanto, la aparición de infecciones.
De acuerdo con el Dr. Alfredo Morayta, pediatra, neonatólogo e infectologo, la correcta higiene de los ojos descarta el uso del agua de la llave, así como de manzanilla. Afirma que lo más recomendable y práctico es recurrir a los envases individuales de suero fisiológico o a la novedosa alternativa que ofrecen los Laboratorios Dermocosméticos Uriage: Isophy, dosis únicas estériles de agua termal rica en oligoelementos que limpian y calman la delicada membrana de los ojos del bebé; reforzando sus defensas contra infecciones y agentes contaminantes.
La técnica para limpiar los ojos del bebé consiste en acostarlo boca arriba, colocar el envase del producto de forma vertical para que caiga cerca del lagrimal y, posteriormente, inclinar suavemente su cabeza hacia el lado de cada ojo (no hacia la nariz) para que caiga el agua termal restante del interior hacia fuera, para evitar contaminar el otro ojo. En caso de que las lagañas estén muy pegadas a los párpados, se pueden utilizar gasas estériles humedecidas con este líquido para asegurar que se eliminen los restos de mucosidad y bacterias presentes en el exterior de los ojos.
La rutina de limpieza diaria de los bebés debe incluir cuidados específicos para los ojos, con productos estériles que los protejan de factores que puedan afectar su salud y correcto funcionamiento. Foto: Depositphotos.
Para evitar el contagio de posibles infecciones, es importante utilizar una gasa para cada ojo y los movimientos de limpieza deben iniciar en el lagrimal y terminar en el ángulo externo.
Es poco frecuente que el bebé tenga dificultad para abrir los ojos debido al exceso de secreciones oculares; sin embargo, si esto llegara a suceder, hay que evitar intentar abrirlos “en seco”: lo más recomendable en este caso es humedecer y limpiar con una gasa estéril de forma que no penetre la secreción al interior de los ojos.
Una de las afecciones más comunes en los recién nacidos es la obstrucción del lagrimal, que se caracteriza por lagrimeo y secreciones mucosas excesivas. Este fenómeno se conoce también como “estenosis de los conductos lacrimonasales”, el cual, por lo regular, es secundario a una infección que se presenta durante los primeros días de vida, y como estos conductos son muy pequeños, es muy fácil que se obstruyan. Al impedir que las lágrimas fluyan de forma normal, se presenta una secreción blanquecina, amarillenta o verdosa que se convierte en lagaña. Este padecimiento puede afectar hasta al 20% de los bebés durante sus primeros meses de vida.
Si el bebé tiene estos síntomas, se recomienda realizar un ligero masaje en la zona entre el ángulo interior del ojo y la base de la nariz, justo en laVálvula de Hasner (pliegue de la mucosa que impide la conexión del borde de los párpados interiores con la nariz), además de limpiar las lagañas acumuladas, siguiendo el procedimiento antes descrito y, por supuesto, consultar con un especialista para que indique el tratamiento más adecuado.
Otro de los padecimientos más comunes es la conjuntivitis. Ésta puede ser causada por la presencia de bacterias, virus y/o alergias; manifestándose a través de la producción abundante de secreción mucosa, párpados hinchados y ojos enrojecidos.
El especialista sugiere que, además de consultar al médico, se realice una minuciosa limpieza, ya que gracias a las propiedades del agua termal, sana, calma y protege los ojos del bebé.
Señala que para prevenir la conjuntivitis es indispensable procurar una máxima higiene en las manos del pequeño, limpiar los ojos con la técnica recomendada y evitar que se los frote.
La rutina de limpieza diaria de los bebés debe incluir cuidados específicos para los ojos, con productos estériles que los protejan de factores que puedan afectar su salud y correcto funcionamiento.
