Cuando besas no sólo abres una excitante puerta a la sensualidad y al romanticismo, también inviertes en tu salud, porque al hacerlo, atenúas la ansiedad, mejoras tu autoestima y las hormonas que secretas actúan como analgésicos, fortaleciéndose las defensas de tu organismo.
Con un beso prolongado se ejercitan más de 30 músculos faciales, se activa la circulación sanguínea, el pulso se acelera de 70 a 140 pulsaciones por minuto y se incrementa la saliva, lo que ayuda a eliminar bacterias de tu boca.
¿Por qué nos gusta tanto besar?
La sexóloga María Teresa Hurtado, directora del programa de Salud Sexual y Reproductiva de la UNAM, afirma que al besarse, las personas huelen las feromonas que se encuentran debajo de la nariz (en el área del bigote), reconociéndose de forma inconsciente la compatibilidad; es decir, se establece lo que comúnmente llamamos “hacer química”.
Con los besos, el cerebro libera endorfinas, una sustancia natural del cuerpo que genera una sensación placentera e incluso adictiva, que nos hace desear repetirlos una y otra vez; además, éstos actúan como antídoto contra la depresión y son una excelente técnica de relajación que disminuye el estrés y la energía negativa.
Los labios y la lengua son dos órganos eróticos altamente sensibles, poseen diversas terminaciones nerviosas y características parecidas a los órganos sexuales, por este motivo su roce resulta agradable y similar al de un encuentro sexual; no obstante, un beso apasionado puede provocar un orgasmo en la mujer y una erección rápida y prolongada en el hombre.
El beso habla por sí solo
La doctora Hurtado opina que quien acepta un beso de alguien no está distante de aceptar una relación sexual, porque al besar no sólo se comunica afecto, sino también confianza, aceptación y disposición de compartir la propia intimidad. Sin embargo, es común que esta sencilla forma de mantener contacto entre dos personas se olvida o se vuelve rutinaria a través del tiempo. Cuando las parejas dejan de besarse, ya existe un distanciamiento.
La especialista aconseja evitar la monotonía, generar cambios, recuperar ese ardor propio de los besos que se dan en la adolescencia cuando no se ve la película en el cine. Hay que disfrutar no sólo de los beneficios físicos, sino también del vínculo emocional que se establece con esta deliciosa actividad.
El arte de besar
Aparentemente todo el mundo sabe besar, pero hacerlo bien es una habilidad que se adquiere por medio de la práctica y de la creatividad. Ser original implica realizar combinaciones de movimientos y ubicaciones, pero sobre todo estar atento al lenguaje corporal de la pareja. Los tratados eróticos establecen que el labio superior de la mujer es una de las zonas más erógenas de su cuerpo. No obstante; Michael Cane, autor estadounidense del libro El arte de besar, asegura que las mujeres pueden intuir cómo irá una relación después del primer beso.
Se debe prestar atención a la higiene bucal. El mal aliento, afecciones en la boca, gusto por el alcohol y tabaco pueden ocasionar rechazo, sobre todo si el otro no bebe ni fuma.
Besitos y otras curiosidades
– Un estudio efectuado por la Universidad de Rühr en Alemania, concluyó que 70% de los seres humanos besamos en los labios por el lado derecho. Esta tendencia está dictada desde el útero materno pues el feto tiende a inclinar la cabeza hacia la derecha.
– El primer beso en el cine se mostró en 1896 en la cinta llamada El Beso. Fue el primer escándalo cinematográfico.
– El beso más largo de la historia cinematográfica se presentó en la película You are in the army now en 1941. Duró tres minutos con cinco segundos.
– El labial es el cosmético más vendido en todo el mundo.
Dra. María Teresa Hurtado. Terapeuta sexual y educadora en sexualidad humana.
Consultorio: Juristas 39- B Ciudad Satélite, Teléfonos: 55 72 78 49 y 55 72 80 76.