¿Cuántas veces te has puesto como propósito de año nuevo hacer ejercicio? ¿Cuántas  veces no has dicho, la siguiente semana comienzo con una rutina en el gimnasio?  La mayoría de las personas sabemos que realizar actividad física es indispensable para tener bienestar físico, es decir, la figura deseada y una condición física óptima, pero ¿sabías que la actividad física también repercute en la salud mental y el estado de ánimo?

La Organización Mundial de la Salud refiere que la realización de actividad física o ejercicio de forma regular  en los adultos reduce el riesgo de enfermedades como hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama, colón y depresión. Además nos recomienda la realización de actividad física aeróbica mínima de 150 minutos semanales de forma inicial hasta llegar a los 300 minutos de actividad moderada a intensa, esto con la finalidad de mantener un mejor estado de salud.

La actividad física además de utilizar la energía extra que consumimos en los alimentos, nos ayuda a aumentar el tejido muscular  y disminuir las reservas de grasa en el cuerpo; es un importante liberador de estrés y de endorfinas.

Las endorfinas son producidas  por la hipófisis en el cerebro,  por su composición química pertenecen al grupo de los opiáceos, por lo que su mecanismo de acción  es muy similar a la de estas drogas, pero con un efecto positivo ya que al ser liberadas y unirse a los receptores naturales del cerebro actúan como un antidepresivo, brindando una sensación de vitalidad  para realizar nuestras actividades cotidianas.

Una de las principales acciones de dichas endorfinas consiste en el bloqueo del dolor en el cerebro, uniéndose a los receptores de las neuronas para transmitir mensajes químicos. Estados de estrés o dolor darán paso a la liberación de endorfinas que al unirse a los receptores generarán estados de alerta, depresión respiratoria, disminución de la motilidad gastrointestinal y analgesia. Debido a que su composición es similar a la de algunas drogas se puede crear cierto grado de dependencia a dichas endorfinas y a la sensación de bienestar que nos producen.

Existen además otras formas de liberar endorfinas tales como el sexo, algunos alimentos estimulantes como el chocolate o la realización de actividades que nos agradan o nos apasionan, como puede ser el practicar algún deporte, pintar, entre otros.

Recuerda que al consumir alimentos sanos, productores de endorfinas, y hacer ejercicio de manera constante, generarás en tu cuerpo no solo placer, sino menos riesgo de padecer enfermedades.