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Llegas a los 45 o 50 años, te miras al espejo y notas algo distinto. No son solo arrugas; es una sensación de que la piel «te queda grande», de que el rostro ha perdido su estructura. ¿Te suena familiar?
Para entender qué ocurre realmente bajo nuestra dermis en esta etapa, platicamos con la Dra. Susana Sil, médica cirujana por la Universidad La Salle, especialista en Dermatología por el Centro Dermatológico Dr. Ladislao de la Pascua y con alta especialidad en Dermato-oncología en el Hospital General de México.
Desde su experiencia clínica, la doctora explica por qué la piel pierde su firmeza en esta etapa y qué estrategias médicas existen para devolverle su salud y lozanía.
«La metáfora de la «máscara flácida»
Al preguntarle cómo llegan las mujeres a su consulta, la doctora es clara: un 60% acuden porque la perimenopausia «se les notó de golpe». Pero ¿por qué pasa esto? La Dra. Sil, quien es vocera de MERS Aesthetics, empresa farmacéutica en medicina estética, nos da una explicación detallada:
«El metabolismo de la piel depende en gran parte de los estrógenos. Cuando bajan, perdemos tres cosas clave: colágeno, elastina y ácido hialurónico. Pero también pasa algo en el hueso; tenemos osteopenia (pérdida de masa ósea) en la cara. Yo siempre digo: imagina que tu hueso se hace chiquito, pero la ‘máscara’ (tu piel) ya está flácida. Un hueso pequeño con una máscara grande se cuelga. Eso es lo que vemos», detalla la especialista.

Coloquialmente, esto se traduce en ese aspecto que la doctora describe como un «efecto esquelético»: piel hundida, seca y con pérdida de contorno.
Las zonas de «sufrimiento»: cuello y ojos
Si sientes que el cuello te delata, no eres la única. La Dra. Sil explica que la menopausia no discrimina, pero se ensaña con las zonas de piel delgada.
- Periocular (Ojos): El párpado se vuelve «aguadito» y triste.
- Cuello y Mandíbula: Se pierde la línea mandibular y aparece la flacidez o jowls.
- Cuerpo: Rodillas, glúteos y manos también sufren este adelgazamiento de la piel.
Además, en época de invierno, el daño se intensifica. «Al perder lípidos (grasas naturales), tu barrera cutánea ya no te protege del frío o la contaminación. Tu piel ya no tiene la capacidad de contenerse y separarse del ambiente», advierte.
La Solución: «Despertar» a tus células
Aquí es donde entra la ciencia. La Dra. Sil nos habla de tratamientos que van más allá de una crema:
1. Bioestimuladores: El despertador celular
En la menopausia, el fibroblasto (la célula que produce colágeno) se vuelve «flojo».
«El bioestimulador, como la hidroxiapatita de calcio (Radiesse), toca a la célula, la despierta y la pone a trabajar. No te da volumen artificial, hace que tú misma repares tu piel», explica la experta.
2. Toxina Botulínica (Botox): Más que arrugas
Aunque no es un bioestimulador per se, la doctora señala un beneficio oculto: «Mejora la calidad de la piel al estirarla. En zonas como el cuello, donde el músculo está pegado a la piel, relajarlo ayuda a que se vea más liso, como planchar una hoja arrugada».

3. Ultherapy (Lifting sin cirugía)
Para quienes buscan tensar esa «máscara» que queda grande, la tecnología de ultrasonido es la opción premium. «Si mi piel me queda grande, esto la tensa. Es un tratamiento de lujo, dura un año o año y medio, y aunque requiere inversión (promedio 40 mil pesos), vale más que mil cremas que no funcionan», afirma la Dra. Sil.
Rutina en casa
No todo es consultorio. La Dra. Sil recomienda priorizar la hidratación profunda:
- Adiós a las cremas «mantecosas»: Busca productos con ingredientes activos.
- Ácido Hialurónico + Glicerol: Ingredientes que atrapan el agua dentro de la piel para evitar que se vea «chupada».
- Protector Solar: siempre.

Un mensaje de esperanza y seguridad
Para cerrar, la Dra. Susana Sil es contundente: «No todo está perdido».
«Aunque no te hayas cuidado a los 30, siempre estás a tiempo. Hoy la piel se puede reparar. No tienes que gastar una fortuna; hay estrategias para cada presupuesto, desde una buena crema dermatológica hasta tecnologías avanzadas».
¿El consejo final de la experta? Seguridad, ante todo. «Busquen siempre a un médico certificado por el Consejo Mexicano de Dermatología. No se dejen llevar solo por influencers. Pregunten qué les están inyectando, revisen la marca y la caducidad. Es su salud», concluye la Dra. Sil.





















