febrero 4, 2025

Alimentación y actividad física: un enfoque realista para el equilibrio

Alimentación y actividad física
Plenilunia Salud Mujer
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En un mundo que promueve constantemente dietas extremas y una actividad física intensa como sinónimo de bienestar, cada vez más personas buscan alternativas sostenibles que se adapten a sus necesidades reales.

Combinación de la alimentación consciente y la actividad física

La combinación de la alimentación consciente y la actividad física desde un enfoque realista permite alcanzar un estilo de vida saludable, centrado en la escucha activa del cuerpo y en la mejora del bienestar integral.

La alimentación consciente, o mindful eating, no se trata únicamente de elegir alimentos saludables, sino de prestar atención plena al proceso de comer.

Según un estudio de la Universidad Europea, esta práctica implica ser consciente de las señales de hambre y saciedad, saborear cada bocado y analizar cómo los alimentos afectan nuestras emociones y energía. Esto no solo mejora la relación con la comida, sino que también ayuda a evitar patrones como comer por estrés o por impulso.

Transformar una acción cotidiana en un ritual

Se trata de transformar una acción cotidiana en un ritual que permita conectar con el presente, disminuyendo la culpa o la ansiedad asociada al comer. Esto es especialmente relevante en un contexto donde las dietas restrictivas han generado una desconexión entre las personas y sus necesidades corporales.

En términos de ejercicio, muchas personas se sienten presionadas por ideales inalcanzables que no consideran su estilo de vida, capacidades o tiempo disponible. Un enfoque realista de la actividad física se centra en encontrar prácticas que se integren fácilmente en la rutina diaria y que resulten placenteras. Desde caminar al aire libre hasta practicar yoga en casa, lo importante es moverse de forma consistente y disfrutar del proceso.

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Actividad física, un medio para fortalecerlo y mejorar el bienestar

La actividad física no debe ser vista únicamente como una herramienta para modificar el cuerpo, sino como un medio para fortalecerlo y mejorar el bienestar mental. Según el estudio citado por la Universidad Europea, el ejercicio regular, aunque sea moderado, puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fomentar la claridad mental. Esto refuerza la idea de que no es necesario seguir regímenes extremos para experimentar sus beneficios.

Un estilo de vida saludable no se trata solo de mantener una dieta equilibrada o de hacer ejercicio regularmente, sino de la conexión entre ambas prácticas. Comer de manera consciente permite identificar los alimentos que proporcionan la energía adecuada para realizar actividad física, mientras que el ejercicio promueve una mejor digestión y una mayor conciencia corporal.

Por ejemplo, consumir carbohidratos complejos antes de un entrenamiento proporciona energía sostenida, mientras que las proteínas después del ejercicio ayudan en la recuperación muscular. Este enfoque no requiere conocimientos avanzados de nutrición, sino atención plena a cómo ciertos alimentos y movimientos afectan el rendimiento y la recuperación del cuerpo.

Uno de los mayores retos de incorporar la alimentación consciente y la actividad física es evitar las expectativas poco realistas. No todos los días serán perfectos, y es importante recordar que el bienestar es un camino continuo. Permitirse cierta flexibilidad en la dieta y encontrar un balance entre movimiento y descanso son claves para mantener estas prácticas a largo plazo.

Aceptar que cada cuerpo es diferente

Un enfoque realista también implica aceptar que cada cuerpo es diferente. Mientras que algunos se sienten energizados con actividades intensas, otros prefieren ejercicios más suaves. Asimismo, los alimentos que funcionan para una persona pueden no ser ideales para otra.

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Escuchar al cuerpo y ajustar las rutinas según las propias necesidades es esencial.

Practicar la alimentación consciente y el movimiento regular no solo mejora la salud física, sino que también contribuye al bienestar mental y emocional. Ambas prácticas ayudan a reducir el estrés, aumentan la autoestima y promueven una conexión más profunda con uno mismo. Esto resulta en un círculo virtuoso donde la persona se siente motivada a cuidar de su cuerpo porque realmente lo aprecia y comprende.

La alimentación consciente y la actividad física desde un enfoque realista son herramientas poderosas para lograr un bienestar sostenible. Lejos de la rigidez de los estándares tradicionales, estas prácticas invitan a reconectar con el cuerpo, adaptándose a las necesidades y circunstancias individuales.

Al priorizar la calidad sobre la cantidad, el equilibrio sobre la perfección y la escucha activa sobre las imposiciones externas, es posible construir una vida más saludable y plena.

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