Ser madre es una dicha que muchas mujeres desean alcanzar en algún momento de su vida, sin embargo, tener un embarazo no planificado durante la adolescencia puede convertirse en un grave problema para su salud. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que las mujeres menores de 20 años en esta condición tienen un mayor riesgo de mortalidad materna por complicaciones derivadas de embarazo y el parto[1].
El embarazo durante la adolescencia es considerado como un evento de alto riesgo, dadas las repercusiones que tiene sobre la salud de la madre y el futuro bebé, además de las secuelas psicosociales que tiene en el proyecto de vida de los jóvenes involucrados. Al respecto la OMS señala que cada año cerca de 360 mil mujeres mueren durante el embarazo y parto, de las cuales 13% ocurren en chicas menores de 20 años.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, dentro de los padecimientos y complicaciones que presenta una adolescente en embarazo están hipertensión gestacional (preeclampsia y eclampsia), anemia, obstrucción de parto, infecciones y hemorragias graves tras el parto, así como aborto, situación que ponen en riesgo de mortalidad tanto a la madre como al feto[2]. Respecto al producto, se incrementa la aparición de malformaciones congénitas, bajo peso al nacer y retardo en desarrollo cognitivo y crecimiento físico.
Dado que el inicio de la vida sexual en las adolescentes se presenta a edades más tempranas (en promedio de 12 a 19 años[1]), la mayoría de las veces los encuentros sexuales se realizan sin protección anticonceptiva. Ante este panorama, el Dr. Alejandro Morales del Olmo, Médico Gineco-Obstetra, Ex Director Nacional de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud comenta que existen opciones como la Pastilla de Anticoncepción de Emergencia (PAE) –conocida como la píldora de la libélula-, la cual ofrece 94% de eficacia cuando se administra durante las primeras 72 horas posteriores a la relación sexual no protegida.
El uso de manera oportuna de la píldora de la libélula en casos de emergencia puede ser una opción viable para evitar estas complicaciones. La sustancia activa (levonorgestrel) contenida en la PAE inhibe la ovulación cuando ésta no ha ocurrido y modifica el ambiente uterino disminuyendo la movilidad de los espermatozoides, explica el especialista.
Sin embargo, no debe usarse como un método regular para el control de la fertilidad. “Si las adolescentes tienen una vida sexual activa, es importante acudir con el ginecólogo, quien las orientará sobre el método anticonceptivo acorde a sus características y necesidades”.
Además de los riesgos a la salud del embarazo y la maternidad adolescente, esta situación reduce las oportunidades de desarrollo de las jóvenes al provocar en la mayoría de los casos deserción escolar, integración sin preparación a la vida productiva, abandono del hogar, sin olvidar, en algunos casos, la falta de apoyo por parte de la familia o la pareja.
El Dr. Alejandro Morales recomienda a las jóvenes con dudas e inquietudes sobre su salud sexual y reproductiva que visiten la página en Internet: www.libelulasos.com o se comuniquen al 01800 0064 767, donde recibirán orientación oportuna, útil, anónima y confidencial por parte de especialistas en salud acerca de la anticoncepción de emergencia.
[1] Mortalidad materna; Organización Mundial de la Salud, Nota descriptiva N°348; Noviembre de 2010. URL: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs348/es/
[2] Prevención del embarazo no planeado en adolescentes; Secretaría de Salud, Dirección General de Salud Reproductiva; 2002; URL: http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/DOCSAL7201.pdf