Por Psic. Adriana Ortíz Barraza
La madre desempeña un papel muy importante en la vida de cualquier ser humano puesto que desde antes de la concepción se inicia un fuerte vínculo entre madre e hijo(a) y por esta razón muchas madres consideran que tienen el derecho de decidir sobre la vida de su hijo (a), enseñándole desde muy pequeño (a) a depender de ella, de lo que le diga y ordene. Y lo que realmente sucede es que el niño (a) no logre ser independiente, no se sienta con la libertad de opinar y decidir sobre su vida.
¿Te preocupas demasiado por el aseo y la limpieza en tu casa? ¿Intentas controlar la vida y decisiones de tus hijos? La psicóloga Adriana Ortíz Barraza señala a estas actitudes como rasgos obsesivos que limitan la capacidad para disfrutar la vida y la de tus seres queridos . Qué hacer y cómo controlarlos.
Pero también es una realidad que nadie nos enseña a ser madres, ni tampoco los niños vienen con un instructivo bajo el brazo, lo cual hace más difícil acertar en las decisiones que se vayan tomando en el curso de su desarrollo.
Constantemente en las obsesiones se encuentran, ya sea tendencias a la crueldad, francas o encubiertas o sus contrarias. Generalmente en las obsesiones están presentes conflictos entre la agresividad y la sumisión, la crueldad y la bondad, suciedad y aseo, desorden y orden.
Estos conflictos pueden hallar expresión en la experiencia externa y en la conducta manifiesta. La conducta de los obsesivos (as) puede tener un carácter contradictorio.
La maternidad representa para la mujer una carga psicológica significativa que la confronta ante un sinnúmero de posibilidades, las cuales requieren de superación y aceptación adecuada; de tal forma que, desde el punto de vista psicoanalítico, la capacidad de la mujer para dar cuidados maternales a su hijo(a), está vinculada con la calidad de los cuidados que recibió ella misma en la infancia. La madre aporta los antecedentes de sus propias experiencias infantiles de cuidado materno, aparte de sus fantasías, sus sueños y sus juegos infantiles de ser madre.
Aunque las obsesiones no tengan un origen hereditario, sí hay una cierta predisposición en las familias de que estas conductas obsesivas pasen de una generación a otra por aprendizaje, es decir, repiten lo que vivieron como hijos(as). Por lo que es común que una madre obsesiva, haya sido educada por una madre, un padre o alguna otra figura significativa, que de igual manera tuviera un carácter obsesivo.
Las madres obsesivas padecen de pensamientos, imágenes y miedos, que invaden su mente de manera persistente y recurrente, no teniendo control sobre ellos a pesar de esforzarse por hacerlo.
Algunas características de las madres obsesivas son:
-Suelen preocuparse en demasía por el aseo y la limpieza.
-Muestran un exagerado sentimiento de justicia.
-Aparentemente no se perciben agresivas, pero en su interior guardan fuertes impulsos agresivos.
-La conducta es contradictoria, pueden ser muy bondadosas y la vez ser crueles.
-Intentan controlar todo cuanto se pueda respecto a la vida y decisiones de su hijo.
-Imponen demasiadas reglas, las cuales deben ser cumplidas por sus hijos (as) o la familia en general.
Ser una madre obsesiva provoca en los hijos(as) un sentimiento de frustración, ya que no pueden complacerlas en todo y no llenan sus expectativas por mucho que lo intenten y eso les generará un terrible daño en su autoestima.
Es un hecho que las obsesiones limitan la capacidad de disfrutar de la vida y de los hijos(as). Por lo que es importante considerar las siguientes recomendaciones para las madres obsesivas:
-Acudir a un tratamiento psicoterapéutico, en el que se neutralice el impulso o temor reprimido que se encuentra bajo el disfraz de los síntomas obsesivos.
-Tener muy en claro que la perfección no existe, se debe ser flexible con los hijos(as), aunque no permisiva.
-Buscar cambiar un pensamiento negativo, por uno positivo, cada que se venga a la mente el primero.
-Controlar lo que hacen los pequeños(as), pero que esto no se vuelva una persecución. En pocas palabras, controlar sin invadir.
-Algunos pacientes obsesivos se alivian con tratamientos farmacológicos y hay casos en los que los síntomas desaparecen por completo, pero solamente un médico especialista es quien puede determinar qué tratamiento es el indicado.
En general las obsesiones son enfermedades muy resistentes a los tratamientos, aunque nunca evolucionan hacia una psicosis, paradójicamente, el obsesivo conservará la razón, aunque no pueda comportarse “razonablemente”.
Psic. Adriana Ortíz Barraza
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