Es una época espléndida, llena de retos y nuevas oportunidades, en donde la creatividad, el espíritu emprendedor y la sabiduría emergen con fuerza para abrir ante nuestros ojos caminos inexplorados, posibilidades muchas veces imaginadas, una nueva vida al alcance de la mano.
Pocas veces escuchamos esta descripción cuando alguien habla del climaterio o de la menopausia. Por el contrario, hay un halo fatalista en torno a esas palabras. Genera miedo, lástima y hasta vergüenza; como si fuera una enfermedad indeseable. Hemos perdido de vista que es parte de un proceso natural de la vida.
El climaterio es una etapa productiva en el sentido creativo, intelectual y material. Así, la menopausia es un umbral hacia la madurez y la sabiduría, producto de la experiencia; hacia una sensación de estar mejor paradas en nosotras mismas y expresar y defender nuestras opiniones y necesidades alentadas por una mayor proporción de testosterona en nuestra sangre.
Apunta Helen Fisher en su libro El primer sexo, que en culturas distintas a la occidental estudiadas por los antropólogos en todos los continentes, las mujeres posmenopáusicas suelen adquirir un poder económico, social, político y/o espiritual del que no habían gozado en su juventud.
En nuestra sociedad la percepción es diferente. Cuando preguntas a una mujer qué le viene a la mente con la palabra “menopausia”, las ideas que suelen aparecer son: miedo, vejez, irritabilidad, locura, histeria e incomodidad.
Lo cierto es que durante los 6 a 13 años que comprende el climaterio (los años que rodean a la menopausia) la función de los ovarios cambia gradualmente, lo que puede provocar síntomas desagradables como los bochornos, la depresión, los cambios de humor y la resequedad vaginal. Pero esto no tiene por qué ser una desgracia; se trata de un proceso de transición. “Por lo general, el organismo se ajusta a los cambios hormonales al cabo de un año más o menos, y los sofocos desaparecen por completo. En casos muy raros duran entre 5 y 10 años más después de interrumpirse el período.”
Por otro lado, debido a factores tanto biológicos como psicológicos, el climaterio trae a nuestras vidas atributos positivos antes ausentes.
Las mujeres son los únicos seres vivos que presentan la menopausia y “pierden la capacidad de reproducirse durante más o menos un tercio de sus vidas adultas, mientras que casi todas las demás especies con reproducción sexual que pueblan este planeta intentan seguir reproduciéndose casi hasta su muerte”. Los antropólogos piensan que esto tiene una función social, la de “crear abuelas”. }}
Sí, la teoría de la abuela se refiere tanto a la posibilidad de que las mujeres maduras tengan todavía la energía y el tiempo para jugar con sus nietos (gracias a lo cual muchos adultos pueden seguir siendo productivos aún cuando tienen hijos pequeños), como a la menos obvia labor que las abuelas realizan en sus comunidades como guías de los más jóvenes, transmisoras de valores y tradiciones, etc.
Con lo anterior se pone en evidencia que llegar al climaterio no es sinónimo de vejez. Las mujeres tienen, en promedio, 20 años posteriores a la menopausia antes de llegar a la tercera edad. Tiempo suficiente para llevar a cabo nuevos proyectos de vida con renovada valentía, y recoger los frutos sembrados a lo largo de la juventud. Además, coincide la doctora Luz María Bravo, “en la medida en que estos años sean aprovechados de manera productiva y una actitud positiva, su tolerancia a la sintomatología es mayor.”
Y aquí hay materia para reflexionar. Típicamente, cuando se habla de la menopausia se menciona que, si bien puede ser una época particularmente difícil porque se junta con otros procesos de transición, como la crisis masculina de los cincuentas o el nido vacío, también se subraya que es un período durante el cual las mujeres cuentan con menos responsabilidades que en tiempos anteriores, debido a que ya no tienen niños que críar. Esto les facilita la posibilidad de retomar sus intereses personales y convertir el proceso en una oportunidad de renovación.
Pero, y ¿qué hay de las mujeres contemporáneas que fuimos madres después de los 35? ¿Cómo viviremos la menopausia con hijos todavía preadolescentes? Si consideramos la visión holística de autores como los doctores Deepak Chopra y Christiane Northrup, quienes aseguran que los síntomas físicos son llamadas de atención de nuestros cuerpos para atender pendientes por resolver en nuestras vidas , sería deseable atender esos focos rojos y prepararnos emocionalmente (cerrando ciclos inconclusos, resolviendo o terminando relaciones destructivas y trabajando en viejos resentimientos), así como físicamente (con ejercicio y una nutrición adecuada), para generar una mayor tolerancia a los síntomas y vivir el climaterio de la mejor manera. Muchas de nosotras hemos tomado la decisión de retrasar la maternidad en nuestras vidas, pero ello no retrasa los procesos naturales de nuestros cuerpos. Seremos mujeres sabias, fuertes, poderosas y posmenopaúsicas, y seguiremos educando, acompañando y criando a nuestros hijos unos 10 años más. ¡Todo un reto!
Por lo menos nos dará la oportunidad de cambiar la percepción de nuestras hijas e hijos sobre el climaterio desde muy pequeños. Y esto sólo lo podemos hacer con el ejemplo: con una buena actitud que nos permita vivir la experiencia de manera positiva y creativa para aprovechar todas las posibilidades que nos ofrece.
Basta de seguir utilizando la palabra menopausia con tan poco respeto y tanto miedo. No tiene por qué tener una connotación negativa, al ser un período de transición hacia una nueva etapa de la vida con tantos horizontes posibles; uno de sabiduría y ecuanimidad; uno de mayor valentía y seguridad en nosotras mismas. Entonces más que nunca, podremos mostrarnos incluso a nosotras mismas quiénes somos en realidad, podremos permitir que el potencial que hemos vislumbrado toda la vida florezca, se consolide, y seamos la mujer completa a la que hemos aspirado durante tanto tiempo.
¡Bienvenida la mujer sabia! Bienvenido el cambio, muestra inequívoca de que seguimos vivas, sintiendo, vibrando como siempre, pero más hermosas, más íntegras, mejores.