“Las infecciones del aparato respiratorio causadas por virus o bacterias, como la faringitis, amigdalitis, laringitis, el resfriado común y padecimientos más severos como la neumonía, están englobadas dentro
del grupo de infecciones respiratorias agudas (IRA)”, explica la Dra. Ma. Eugenia Manjarrez Zavala, jefe del departamento de Investigación en
Virología y Micología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias
(INER).
Se sabe que estos padecimientos ocasionan 4 millones de muertes al año, según la Organización Mundial de la Salud. Además, son la primera causa de morbilidad en nuestro país, seguidas por las infecciones gastrointestinales.
El resfriado común
El resfriado común es el padecimiento más frecuente de las vías respiratorias. Es provocado por virus en un 70 a 90% de los casos, seguido por las bacterias, y ya en una mínima parte por hongos y parásitos. Tiene más incidencia en época de frío y de mucha humedad.
“Los causados por virus generalmente provocan síntomas que duran de 48 a 72 horas, después comienzan a disminuir“, dice, por su parte, el Dr. Arturo Ávila, miembro del Consejo Mexicano de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello.
Los microorganismos se adaptan a la vida del humano, pero el organismo se defiende. “Tenemos una mucosa con cilios, que son como ‘vellitos’ que
protegen las vías respiratorias, y buscan evitar que los virus se instalen. Los cambios de temperatura provocan alteraciones en ellos, lo que favorece el inicio de una infección”, señala la Dra. Manjarrez.
¿Quién está en riesgo?
Los niños menores de cinco años y los adultos de más de 60, son la población con mayor probabilidad de padecer estas enfermedades. “En los niños se presentan debido a que están expuestos en guarderías y tienen un sistema inmunológico menos eficiente. Mientras que en adultos mayores su nutrición no es la más adecuada, y porque pueden padecer otras enfermedades que modifiquen su sistema inmunológico”, indica el Dr. Ávila.
¿Somos vulnerables?
El estado en que se encuentre nuestro sistema inmunológico, determinará qué tan vulnerables somos a contagiarnos de este tipo de males.
“El tabaco es un elemento que daña constantemente la mucosa de nuestras vías respiratorias, y afecta la respuesta inmune de nuestro sistema, es decir, nos debilita; de ahí que nos haga más propensos a que un virus o bacteria se instale. Lo mismo sucede con los hidrocarburos, compuestos orgánicos de la contaminación”, asevera la Dra. Ma. Eugenia Manjarrez.
Síntomas
Los más frecuentes y conocidos por todos, son:
* Ardor de garganta
* Dolor de cuerpo y cabeza
* Fiebre
* Flujo nasal
* Ardor ocular
Mucho reposo
Lo ideal es que al inicio de la sintomatología permanezcamos en casa, guardar reposo e ingerir muchos líquidos. Se puede recurrir al consumo de
antihistamínicos o analgésicos para aminorar las molestias.
“Muchas personas que utilizan antibióticos sin prescripción médica ignoran que este tipo de medicamentos destruyen la flora bacteriana de nuestras
vías respiratorias, misma que nos protege y evita la entrada de bacterias patógenas; al automedicarnos con antibióticos le damos entrada a las bacterias que hacen que se complique lo que pudo haber sido sólo un catarro”.
¿Virus o bacterias?
Lo ideal es esperar unos días:
Si se trata de un virus los síntomas disminuyen gradualmente.
Si continúan es que ya hubo una agregación bacteriana.
“Algo muy recomendable para destruir los virus al comienzo de una infección de garganta o nariz, es hacer gárgaras de carbonato, pues eso
cambia el pH y, con las precauciones adecuadas en los cambios de temperatura, será efectivo”, agrega la Dra. Manjarrez.
El que una infección se complique dependerá de la respuesta de nuestro sistema inmunológico y de las medidas de protección que utilicemos.
En realidad, es raro que una gripe se complique, a menos de que se trate de una persona que tenga alguna enfermedad crónica o que se encuentre en un estado de inmunosupresión, o que esté hospitalizada. “Generalmente el virus desaparece, se autolimita, pero puede ocurrir que se estanque y requiera de más atención”, advierte el Dr. Ávila.
Cuidado con los niños
Cuando tenemos un catarro generalmente se afectan los oídos. “En los niños, el moco que se produce durante la enfermedad se puede atascar y puede producir otitis, que es la inflamación del oído; a veces les puede provocar retracción del tímpano o perder un poco de audición, pero se recupera después de que se retira el virus”.
Cúbrete boca y nariz
Los virus tienen un periodo de vida al interior del organismo de
aproximadamente unas 48 horas, cuando estornudamos o tenemos contacto con otra persona la podemos contagiar. “Como se eliminan por vías respiratorias, cuando sale por ejemplo una gota de saliva que por supuesto lleva el virus, cuando nos sonamos o estornudamos llevamos el virus y si saludamos a alguien con la misma mano ya lo contagiamos”, añade la Dra. Ma. Eugenia Manjarrez.
No hay mejor medida para prevenir el contagio que lavarnos las manos.
Pero también debemos procurar no saludar a una persona que esté contagiada, ni tampoco si nosotros estamos contagiados. Taparnos la boca con el antebrazo, pañuelo o saliéndonos del sitio en que nos encontremos cuando estornudemos.
El cubreboca es una medida que puede ayudar cuando alguien está enfermo, pero no es la medida ideal, ya que las fibras no son lo suficientemente apretadas como para impedir la salida del virus.
Para mantener en buen estado nuestro sistema inmunológico es indispensable alimentarnos con frutas y verduras, hacer ejercicio y dormir lo suficiente.