A partir de la década de los 70 se han realizado múltiples investigaciones para tratar de indagar la posible correlación entre el consumo alimentario y la presencia de cáncer de seno, colon, próstata, ovario y útero. Esta inquietud surgió debido a que se observó estadísticamente que los migrantes de diferentes países que padecían enfermedades oncológicas, no presentaban el tipo de cáncer que prevalecía en su país de origen, sino el del país al que emigraron. Los investigadores se enfocaron a estudiar los nuevos estilos de vida y de alimentación.
En México la primer causa de muerte en las mujeres de edad reproductiva son los tumores malignos; en particular las neoplasias de origen ginecológico y de mama, por lo que vale la pena hacer una pequeña revisión respecto a nuestra alimentación.
Entre los principales factores dietéticos que se han asociado con el riesgo de presentar cáncer se encuentran:
Consumo de grasas
La ingestión excesiva de grasas está ampliamente vinculada con la presencia de cáncer. Esta correlación se limita a las grasas de origen animal, no a las de origen vegetal.
Sabemos que en años recientes las campañas de educación alimentaría han tratado de orientarse hacia reducir el consumo de grasa para disminuir el riesgo de presentar colesterol y triglicéridos elevados en sangre y prevenir las enfermedades cardiovasculares, sin embargo, deberán centrarse en la prevención del cáncer.
Consumo de alcohol
Éste se ha asociado con el riesgo de desarrollar cáncer de mama. En estudios realizados de manera simultanea en diversos países, se ha encontrado que un consumo mayor de 30 grs. de alcohol por día (entre 2 y 5 raciones), sin importar el tipo de bebida, incrementa de manera significativa el riesgo de presentar cáncer.
Consumo de fibra
Se ha especulado que el consumo de fibra reduce el riesgo de presentar cáncer de mama debido a la reducción de la absorción intestinal de los estrógenos excretados a través del sistema biliar. Se ha observado que una dieta baja en grasa y alta en fibra tiende a reducir los niveles de estrógenos en la sangre; se sabe también que los niveles de estrógenos elevados vinculados con los antecedentes genéticos, se asocian con la presencia de cáncer femenino. Las fibras se encuentran en frutas, verduras, leguminosas y todo tipo de cereales integrales.
Consumo de antioxidantes
El consumo de vitaminas A, C y E, así como de beta-caroteno y ácido fólico presentes en mayor o menor proporción en todas las frutas y verduras crudas y granos, tiene un efecto protector contra ésta enfermedad ya que colaboran con la saturación de los radicales libres.
Se ha observado también que el virus del papiloma humano (VPH), precursor del cáncer cérvicouterino, tiende desarrollarse con mayor frecuencia en mujeres que presentan insuficiencia de ácido fólico. Sin embargo, es posible encontrarlo en las verduras de hoja verde, leguminosas y vísceras, por lo que es fácil prevenir su carencia.
Consumo de micronutrientes
Diversos minerales como el selenio, magnesio, calcio, zinc y hierro tienen un efecto anticarcinogénico pues entre otras funciones previenen contra la anemia, colaboran con la regeneración, etc. El selenio se encuentra en las nueces, semillas, granos y raíces, al igual que el magnesio y el zinc, el calcio en los lácteos y el pescado que se consume con espinas como los charales y sardinas. En tanto, el hierro se encuentra en las carnes rojas y las verduras verde oscuro.
Consumo de fitoestrógenos
Constituyen un conjunto de sustancias con estructura química similar a los estrógenos, pero que se encuentran en algunas plantas. Estos tipos de compuestos tienen un alto potencial anticarcinogénico, en particular las isoflavonas, que se encuentran, además de la soya, en el aceite de maíz, las semillas de girasol, almendras, pistaches, naranjas y uvas, entre otros.
Consumo de licopenos
Se ha detectado que estas sustancias son altamente preventivas en diversos tipos de cáncer como el de próstata o el de pulmón. Por el momento se sabe poco de ellos, sin embargo, se ha detectado que se encuentra una buena fuente de estas sustancias en el jitomate.
Prevención de carcinógenos
Es importante cuidar lo que metemos a nuestro organismo. Toma nota:
-Evita la nicotina y alquitranes derivados del tabaco y las drogas.
– Prevén el consumo de ácidos grasos trans derivados de las grasas saturadas altamente recicladas.
– Evita los contaminantes ambientales, los conservadores, pesticidas, colorantes y saborizantes químicos presentes en algunos alimentos procesados que no tienen buen control sanitario.
Esto no significa que debamos sentir temor hacia los alimentos que consumimos o que debamos consumir exclusivamente alimentos orgánicos. Implica crear conciencia de lo que comemos y tratar de mantener una alimentación y un estilo de vida más saludable.