noviembre 24, 2024

Te mudas a vivir por tu cuenta, checa estos tips de sobrevivencia

mujer desempacando cajas con sala en l fondo
Mónica Fiesco
Mónica Fiesco

Decidí mudarme a vivir sola casi para cumplir 30 años. A mi familia le causó shock y enojo, por un lado mi padre no entendía porque tirar el dinero a la basura en una renta y sobre todo el que me fuera a vivir sin un hombre que me “protegiera”. A mi mamá en cambio le pegaba más el lado sentimental, la preocupación normal de una mamá. Para el resto de la familia allegada era como sacrilegio. ¿Que las cosas andan tan mal en casa?, ¿se pelearon o algo así?, ¿¡cómo, sola!?

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En una familia tan apegada a las costumbres y un poquitín machista yo era la rara. Así que lo que se necesitaba en un principio para la mudanza eran muchos huevos.

Desde que recuerdo siempre tuve la idea de vivir sola, no quería (ni quiero) pasar de la casa de mi papá a la casa de mi “marido”. Necesitaba mi espacio, estar conmigo, conocerme. Y no es que en casa de mis papás sufriera o fueran demasiado estrictos, al contrario. Pero necesitaba salirme del nido y más a los 30 años. Así que pese a muchas críticas y comentarios desalentadores me aventé.

Encontré un depa por demás lindo, muy acogedor, pequeñito, ideal para mí. Tenía tanta ilusión de decorarlo con las cosas que más combinaban conmigo y así fue. Durante 5 años fue mi refugio y sin duda ha sido la mejor decisión que pude hacer. Descubrí manías que tenía y que no me había percatado. También descubrí manías de mis padres que odiaba pero que replicaba. Dirigí mi propio espacio como me hacía sentir más cómoda y le permitía la entrada sólo a aquellos que tenían buena voluntad y vibra hacia mí. Suena horrible pero sí, también me volví muy selectiva –pero en el mejor sentido de la palabra-. El depa era el único sitio donde me sentía tan bien, tan relajada, tan en paz y conmigo que fue difícil soltarlo.

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Pero bueno todo esto es para animar a quienes aún dudan si aventarse o no. Mucha gente dice que es mejor tener un roomie, pero no hay nada mejor que estar acompañada con tu soledad –al menos en mi experiencia, así aprendes de ti como en ningún otro momento-.

Así que si ya estás en este camino, toma en cuenta algunos tips que luego se olvidan por haber estado en casa dejándole todo a mamá:

  • Planeación. Para la renta de un depa en algunos casos te pedirán aval con un bien inmueble en el DF, de 2 a 3 rentas por adelantado. Has un estimado de los gastos que tendrás al principio para no descapitalizarte.
  • Decoración. Roma no se hizo en un día, así que no te preocupes si al principio no tienes los muebles que te imaginabas. Lo primordial es un refrigerador y poco a poco llegará lo demás.
  • Kit de primeros auxilios. Ahora es tu responsabilidad cuidar de ti, eres lo más importante. Curitas, agua oxigenada, aspirinas, tijeritas punta chata (créeme), gasa, sal de uvas, antiácido, termómetro.
  • Has una lista de tus gastos fijos mensuales y divídelo en dos, así cada quincena guardas la mitad y no te desfalcas. Incluye un rubro de ahorro y otro para imprevistos. Acuérdate de gastos anuales como seguro médico o de vida y gastos del auto –si es que tienes-.
  • Ten un kit de limpieza, no existe un hada que vaya recogiendo y limpiando todo mágicamente por la casa. Escoba, trapeador, jerga, cubeta, trapo de cocina, esponja, jabón para trastes, o ya de menos fab; lo básico que debes tener.
  • Teléfonos de emergencia. Además de tus familiares, de alguna farmacia cercana, bomberos, cruz roja, ambulancia, policía.
  • Sobrevivencia. Cereal, leche, jamón, queso y pan bimbo. Siempre tenlo a la mano, no sabes cómo te salvan.
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Si estás pensando en tu espacio…anímate. Como diría Joaquín Sabinala vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”.

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