En el marco del mes de concientización del cáncer en la mujer, la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, I.A.P. (AMANC), advirtió que tres de cada cuatro tratamientos de cáncer infantil y adolescente inician en etapas avanzadas debido a un diagnóstico tardío.
“Los casos atendidos por los hospitales del sector público tendrían un mayor índice de efectividad y recuperación si los tratamientos comenzaran de manera oportuna”, asegura Julieta Gil Gómez, psico-oncóloga del CENTRO AMANC-MÉXICO.El índice de supervivencia por cáncer infantil a cuatro años del tratamiento a nivel nacional es de 65.1%, con datos a 2008 del Registro de Cáncer en Niños y Adolescentes, de la Secretaría de Salud federal. Sin embargo, la posibilidad de lograr una recuperación se elevaría hasta 70% si se lograra una detección oportuna.
“Una vez que se atiendan las señales de advertencia del cáncer infantil y que se pasa de la etapa de sospecha a la confirmación del diagnóstico, es fundamental que el tratamiento inicie a la mayor brevedad”, agregó Gil Gómez.
Las señales generales de advertencia son palidez, fatiga y pérdida de peso. Si a esto se suma fiebre, dolor de cabeza y vómito matutino, o puntos rojos y moretones en la piel, o luz blanca en los ojos, o dolor de huesos y articulaciones, o bolitas en brazos, piernas, cuello, axilas e ingles, o crecimiento del abdomen, se incrementa la posibilidad de tener cáncer infantil, por lo que la realización de estudios médicos es urgente.
Existen recomendaciones generales para reducir la posibilidad de padecer cáncer: un estilo de vida saludable desde la niñez, con buenos hábitos alimentarios y suficiente ejercicio para mantenerse en un peso sano, es la principal medida a tomar.
Evitar factores externos como la exposición innecesaria al sol y el consumo de tabaco ayudan a reducir las probabilidades de enfermar de cáncer. En niñas y niños también es recomendable la aplicación de vacunas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), principal causa del cáncer de cuello uterino. El VPH también puede causar cáncer de vagina, vulva, pene, ano y orofaringe.
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