Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan las familias actuales es a la planeación de tiempos y conveniencias en el desplazamiento entre el trabajo y el hogar. El actual número de cabezas que son responsables de estos núcleos y que a su vez trabajan, van en aumento y esto, ha cambiado la forma de la atención impartida en diversos centros dedicados al cuidado infantil.
Datos del INEGI arrojan que en el país el 65% de las mujeres que hoy tienen hijos, oscilan entre los 27 y 35 años, una edad por demás adecuada para seguir con la competitividad laboral. Por el lado de los hombres, la flexibilidad de horarios y peticiones como la inclusión de la oficina en casa a su desempeño, ha sido un deseo permeado durante la última década en la que el número ascendente de padres ejecutivos también es importante.En perspectiva, en México sólo 13% de las empresas otorgan prestaciones en el tema de guarderías, según un estudio de la firma especializada en reclutamiento Michael Page, la cual destaca que uno de los principales deseos de los ejecutivos actuales es contar con ese servicio para tener la tranquilidad de que sus niños están bien atendidos, mientras ellos se desarrollan profesionalmente.
La firma de consultoría de estrategias de negocios, Bempowering, comparte que las mujeres en cargos gerenciales o directivos representan aproximadamente un 20% en el país. “La mayoría tienen entre 30 y 45 años de edad y algunas forman parte de la conocida corriente de las NoMothers -no ser madres-, debido a la poca elasticidad de las empresas en cuanto a prestaciones y horarios de trabajo para la maternidad. Pese a esto, hay profesionistas que sí tienen el deseo de formar una familia, pero no cuentan con la información necesaria acerca de las opciones de apoyo para el cuidado y desarrollo de sus hijos” comenta la CEO y fundadora, Esther Murow.
“El gran desafío es tener que elegir como padre, entre quedarse en casa a cuidar a los hijos, o trabajar. A pesar de que existen personas que cuentan con un amplio perfil ejecutivo y se encuentran acopladas al sistema laboral, la idea de dejar al niño pequeño en manos de una institución, representa un reto en el que la culpabilidad es el principal enemigo. Sin embargo, ¿por qué tener este sentimiento si el niño será el primer beneficiado al asistir a un centro de desarrollo infantil?”, comenta Patricia de la Fuente, Directora General de Servicios Educativos para el Desarrollo Infantil, SEDI.
De acuerdo a los resultados de la última Encuesta de Escasez de Talento -quienes se encargan de arrojar indicadores de la situación actual del ejecutivo contemporáneo- el 51% de los padres que trabajan se sienten culpables por no poder cuidar personalmente de sus hijos ya que no cuentan con una garantía de calidad del lugar donde dejan a sus pequeños. Esta situación se contrapone a la situación de los padres que no trabajan quienes se sienten incómodos al no contribuir económicamente al hogar y dedicarse sólo a la educación de los hijos.
“SEDI, cuenta con más de 30 años de experiencia y está avalado por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Su programa educativo es integral y personalizado. Atiende niños desde los 45 días hasta los 6 años los cuales, se agrupan por edad, pero también se toma en cuenta el nivel de sus conocimiento, destrezas y habilidades. Cada nivel tiene objetivos específicos y cuando el niño los alcanza, se promueve al nivel inmediato superior” comparte la directora.
La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente en México, menciona que es en los 18 primeros meses de edad de los niños, cuando se adquieren las habilidades y conocimientos que lo definirán a lo largo de toda su vida. Ante lo cual, el especialista en psicología infantil el Dr. Antonio Mendoza, da a conocer las ventajas de intervenir en la educación desde una edad temprana, con ayuda de las guarderías. “El niño cuidado desde casa, aprende con ayuda de sus familiares y en un ambiente reconocido, y en un centro puede recibir una atención personalizada de manos de profesionales que le ayudarán a alcanzar un desarrollo epistémico, social y de disciplina, al mismo tiempo que se desarrolla con seres de su misma edad, esto sin duda refuerza su autonomía”.
En los años setenta y ochenta, se tenía una idea diferente en la que la mujer al convertirse en madre tendría que renunciar a todas las ventajas económicas y ejecutivas, sin embargo, ahora tanto la visión como los esquemas actuales de familias han cambiado, incluso existen casos en los que padre y madre laboran jornadas completas “En vez de sentir culpabilidad, los padres deben contar con la seguridad de que el pequeño adquirirá un desarrollo óptimo con este tipo de atención profesional, lo cual debe llenarlos de orgullo puesto que no sólo está en buenas manos, sino que está en el lugar ideal para potencializar cada una de sus habilidades”, finaliza Patricia de la Fuente..