Un grupo de investigadores se dio a la tarea de conocer si la actividad física incremental, incluso a con una baja intensidad, se asocia con un volumen cerebral más grande y un envejecimiento cerebral saludable.
Una considerable evidencia sugiere que la actividad física regular puede prevenir el deterioro cognitivo y la demencia. Los individuos activos tienen factores más bajos de riesgo metabólicos y vasculares y estos factores pueden explicar su propensión al envejecimiento cerebral saludable. Sin embargo, los niveles de actividad específicos óptimos para la prevención de la demencia no han sido claros.Las nuevas pautas de actividad física de 2018 para los estadounidenses sugieren que cierta actividad física es mejor que nada, pero se recomienda lograr más de 150 minutos de actividad física moderada a vigorosa por semana para obtener beneficios sustanciales para la salud.
Usando los datos del Estudio del corazón de Framingham, los investigadores encontraron que por cada hora adicional dedicada a la actividad física de intensidad era equivalente a aproximadamente 1.1 años menos de envejecimiento cerebral.
Según los investigadores, estos resultados sugieren que el umbral de la asociación favorable para la actividad física con el envejecimiento cerebral puede estar en un nivel de intensidad o volumen más bajo y más alcanzable.
«Cada hora adicional de actividad física de intensidad se asoció con volúmenes cerebrales más altos, incluso entre individuos que no cumplen con las pautas de actividad física actuales. Estos datos son consistentes con la noción de que los beneficios potenciales de la actividad física en el envejecimiento cerebral pueden acumularse a un nivel más bajo, más nivel alcanzable de intensidad o volumen«, explicó Nicole Spartano, PhD, profesora asistente de investigación de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (BUSM, Boston University School of Medicine).
«En realidad, apenas hemos comenzado a descubrir la relación entre la actividad física y la salud cerebral«, expone Spartano y enfatiza la necesidad de explorar el impacto de la inactividad física en el envejecimiento cerebral en diferentes grupos raciales, étnicos y socioeconómicos. Ella está liderando un esfuerzo de equipo para investigar estos patrones en múltiples sitios en todo el país. «No podríamos hacer esta investigación sin el compromiso de los participantes del Framingham Heart Study (Estudio del Corazón de Framingham) que han aportado tanto a la comunidad médica a lo largo de los años. Nuestra investigación también depende del equipo multidisciplinario de investigadores de la Universidad de Boston y colaboradores externos«. También reconoce la importancia del financiamiento para la investigación en esta área y agradece el apoyo del National Institute on Aging (Instituto Nacional sobre el Envejecimiento), la American Heart Association (Asociación Americana del Corazón) y la Alzheimer’s Association (Asociación del Alzheimer).
Finalmente en sus conclusiones se destacan que la investigación está de acuerdo con las pautas de HHS 2018 actividad física, que sugieren que alguna actividad física es mejor que ninguna y que estos datos deberán replicarse en otras cohortes y se deberán probar en los ensayos de intervención.
Los doctores Himali y Vasan informaron sobre subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos durante la realización del estudio. El Dr. Beiser informó sobre subvenciones de la Universidad de Boston durante la realización del estudio. No se informan otros posibles conflictos[.]