El enojo, la angustia, el miedo o la tristeza son emociones que se reflejan en nuestro cuerpo. Algunos lo sentirán como presión en el pecho, otros como un hoyo en el estómago, otros como que se sube el calor a la cabeza; cada quien lo percibe de diferente manera, pero lo relevante es que cada quien tenga identificado cómo su cuerpo percibe y refleja cada emoción.
Y si logramos tener cada emoción identificada será más fácil expresar y manejar nuestras emociones en nuestra relación con los demás.
Así nos lo hace ver la psicoterapeuta Alejandra Buggs, directora general del Centro Salud Mental y Género en entrevista con Plenilunia. Ella menciona que si “le hago caso a mi cuerpo y veo donde guarda sus emociones, entonces ahí va a estar el primer foco rojo para que detectemos en el momento en que llega una fuerte emoción y de ahí la sepamos canalizar y liberarla.”
“Supongamos que siento esa presión en mi pecho y reconozco que no es depresión ni enojo si no miedo, entonces una opción es escribir acerca del miedo que siento, platicarlo con alguien u observarme a mí misma; hacerle caso a lo que mi cuerpo me está diciendo es la manera mas fácil de poder manejarlo.”
En la entrevista transmitida en las diferentes plataformas en internet de Plenilunia, la especialista en psicoterapia con perspectiva de equidad y género explicó que no es tan sencillo lograr un buen manejo de emociones porque comúnmente hay bloqueos inconscientes y avanzar en ello requiere un proceso y un trabajo terapéutico. Pero ayuda el observarse y tratar de ubicar esas sensaciones en el cuerpo, ponerle nombre al sentimiento que estamos teniendo para después hacer ejercicios de respiración para de esa manera liberarlo ya sea caminando, corriendo, hablando, gritando, escribiendo o brincando; el chiste es movernos de alguna manera para que ese sentimiento o emoción se reacomode dentro de nosotros.
Date chance para no explotar
Lo que estamos viviendo no es cualquier cosa, es una crisis mundial por pandemia que nos obliga a estar recluidos y a cambiar nuestro estilo de vida por un tiempo, y en ese sentido puede vivirse inconscientemente como un duelo. Es algo impuesto, no lo decidimos, por eso mismo tenemos que ser comprensivos con el otro y también con nosotras mismas.
Como mujeres, darnos el permiso de explotar en ciertos momentos, pero de una manera controlada y sana.
Si hay violencia intrafamiliar, sucede que muchas mujeres viven con su agresor y en estos momentos esa situación se puede exacerbar. Hay que encontrar la manera de manejarlo; tratar de nombrar lo que estoy sintiendo, ansiedad, angustia, enojo, depresión, miedo, y si es insostenible hay instancias a las cuáles se puede pedir ayuda.
En el caso de ellos la mayor preocupación -por su rol histórico de proveedores- la parte económica es lo que más les angustia y también están viviendo su propio enojo. En su caso, la angustia o desesperación, estrés y miedo es a perder el trabajo y a cómo generar ingresos. Lo más fácil e inmediato es volcar nuestras frustraciones o emociones sobre la pareja porque es la persona que está más cerca. Las emociones no son privativas de las mujeres, los hombres también las viven pero cada quien las manifiesta en forma diferente.
Una alternativa que nos sugiere Buggs como herramienta inmediata es mover el cuerpo con fuerza, con alguna rutina de ejercicios o estiramientos, respirar profundo y al exhalar con fuerza varias veces; que el aire salga como una especie de descanso o con enojo con un grito pero no hacia el otro sino algún otro lado, sin enfrentamiento.
Busca tu tiempo fuera
La herramienta del tiempo fuera es otra recomendación que nuestra psicoterapeuta hace sobretodo para las mujeres que hoy en día están cargando el mayor peso de la actual contingencia sanitaria; y ello porque están asumiendo más roles y trabajando triplemente en el hogar: ya no sólo haciendo su trabajo cotidiano ahora desde casa, sino también viendo lo de la comida y aseo, y si hay hijos pequeños, acompañándoles en las labores escolares.
Si se exacerban los ánimos, es importante no explotar, no gritar y encontrar la manera de respirar profundo antes de que se detone una crisis. En este sentido, Alejandra Buggs recomienda moverse a un espacio aunque sea pequeño cerca de una ventana o subir a la azotea o ponerse cubrebocas y salir por un momento a caminar a algún parque o espacio abierto donde no esté cerca de nadie.
Otra cosa que sugiere ante un momento de desesperación o alteración es tomar una almohada, un bate de béisbol o una raqueta y golpear la almohada. El punto es encontrar de sacar o diluir esa energía cuando se acumula demasiado dentro de nosotros.
“El cuerpo nunca miente”
La especialista se refirió a un libro llamado «El cuerpo nunca miente«, de la autora Alice Miller, donde se habla de la importancia de validar por ejemplo lo que le sucede a los niños o niñas cuando sufrieron violencia, para ayudarles a reconocerlo y expresarlo. En el mismo sentido, dijo, como adultos necesitamos procesar cuando sentimos emociones muy intensamente para evitar que nos lleve a enfrentamientos con nuestra pareja, lo cual puede ser común estos momentos de confinamiento donde todo el mundo está viviendo bajo mucha presión.
Y cuando el enojo o la angustia no es mía sino de la otra persona, también es importante detectarlo antes de que se detone conflicto -detalla Alejandra Buggs– para evitar engancharnos, para evadir la crisis y que yo evite salir lastimada.
En estos casos, “no me toca responsabilizarme con eso, pero sí evitar que me lastime a mi, y de ahí que tiene importancia el tiempo fuera. Si yo empiezo a notar que a mi pareja o la persona con la que vivo -mi hijo, mi sobrino, mi mamá, mi papá o quien sea- ya se le empieza a fruncir el ceño, yo me alejo y hago tiempo fuera para mí y me salgo, intento evitar la discusión. Una vez que a esa persona ya se le pasó el enojo o miedo, porque estamos todos bajo mucha presión, entonces ya podemos intentar hablar y expresar qué fue lo que nos sucedió y establecer reglas«.
El gran reto en esta etapa -comenta la especialista- es encontrar una sana comunicación y poder poner reglas, definir qué se vale y que no se vale en este confinamiento, teniendo en cuenta que no podemos relacionarnos de la misma manera como si no existiera esta pandemia[.]