Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Sevilla (US) presentan datos de un uso excesivo del teléfono móvil que hacen estudiantes universitarios. En este trabajo se relaciona el número de horas que los jóvenes pasan sentados; el nivel de actividad física y el estado de ánimo con el uso del móvil.
[/media-credit] Los expertos recuerdan que el sedentarismo incrementa el riesgo de mortalidad y que el uso excesivo de pantallas empeora la calidad del sueño.
Los estudiantes con menores niveles de actividad física usaban casi 3 veces más su teléfono móvil que el resto. Por su parte, aquellos que reportaban tener una peor calidad del sueño también usaban más estos dispositivos.
Elevado número de horas sedentarias
Otra publicación del mismo grupo de investigación profundiza en esta misma línea; sugiriendo que los jóvenes (estudiantes universitarios entre 20-36 años) usaron su teléfono móvil 6 horas al día de media antes del confinamiento. Pasaron a usarlo más de 8 horas al día de media durante el confinamiento.
«Estos datos son muy preocupantes si atendemos a la evidencia científica que demuestra que un elevado número de horas sentado (más de 8 h/día); o un excesivo uso de dispositivos de pantalla (3-4 h/día) se asocia con un incremento del riesgo de mortalidad«, menciona el profesor de la US, Borja Sañudo.
Impacto de las medidas de aislamiento
En las conclusiones de la investigación se demuestra que las medidas de confinamiento adoptadas durante el COVID-19 tuvieron un fuerte impacto sobre los hábitos de este grupo de población. En especial sobre sus niveles de actividad física que disminuyeron significativamente. Pero también incrementando el tiempo que permanecieron sentados (aproximadamente 6 horas por día de en promedio antes del confinamiento y cerca de 10 horas al día durante). Estos malos hábitos tuvieron una incidencia negativa sobre la salud de estos jóvenes que empeoraron significativamente su calidad del sueño.
Estudios como estos inciden sobre la necesidad de establecer medidas que incidan en la ruptura de este sedentarismo, contribuyendo al incremento de los niveles de actividad física y a una reducción del uso del teléfono móvil, de modo que, a través de estos cambios de conducta, se mejore nuestra salud y bienestar[.]
