El corazón ha sido relacionado con el amor por muchos años. Desde las asociaciones de la antigua Grecia donde Aristóteles decía que el alma estaba en el corazón, de donde todo fluía, pasando por la edad media y hasta la modernidad, esta creencia ha permanecido.
El corazón es esencial para bombear la sangre por todo el cuerpo humano suministrando oxígeno, nutrientes y eliminando los productos de desecho de los músculos y órganos. Pero, así como se cuida una relación sentimental, es importante cuidar al corazón para prevenir enfermedades cardiovasculares ya que, en ocasiones, pueden ser silenciosas.
La Dra. Andrea Villarreal, Gerente Médico de Insuficiencia Cardíaca de Boehringer Ingelheim México, Centroamérica y El Caribe, establece que un gran porcentaje de las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse si se tiene el conocimiento de los factores de riesgo modificables que impactan a la salud negativamente.
Identificando las señales
Algunas señales de amor se manifiestan en el corazón. La emoción con las hormonas a tope, provocan sudor, ritmo cardíaco acelerado, falta de aire, dilatación de pupilas, incremento de temperatura corporal, los capilares subcutáneos se expanden y se disminuyen los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Si bien esto es normal cuando nos sentimos enamorados, hay que prestar atención porque podría tratarse “no solo de amor”, especialmente cuando hay conocimiento de algún padecimiento existente como obesidad o diabetes.
Así como en las relaciones humanas una comunicación efectiva es importante, cuando se trata de la “química” adecuada en nuestro cuerpo es sinónimo de que las cosas van bien. Si la interdependencia entre corazón – riñones – páncreas y otros órganos no es la adecuada, podemos experimentar importantes daños a la salud.
El sobrepeso y la obesidad tienen el potencial de provocar hipertensión, diabetes y aterosclerosis que, a su vez, aumentan el riesgo de padecer enfermedades renales y cardíacas.
La Diabetes Mellitus de Tipo 2 (DM2) es la más común de la enfermedad y representa alrededor del 90% de todos los casos. Con ella, se desencadenan reacciones internas que debilitan las conexiones entre órganos.
Por otro lado, si las funciones renales son afectadas, el sistema hormonal que regula la presión arterial tiene que trabajar más arduamente para incrementar el flujo sanguíneo a los riñones. Eso hace que el corazón tenga que bombear más, lo que puede llevar a enfermedades cardiovasculares.
¿Es amor o enfermedad?
Las relaciones afectivas tienen impactos en el estado anímico y físico de las personas. Los comportamientos sociales positivos, como la creación de lazos afectivos, usualmente se relacionan con la presencia de la oxitocina, a la que también se refiere como “la hormona del amor”.
Se ha visto cómo estudios experimentales respaldan su importancia en los sistemas cardiovasculares, en específico permitiendo al organismo responder rápidamente al estrés agudo.
El amor, por lo tanto, tiene la capacidad de ayudar a prevenir o incluso podría revertir los efectos de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, si bien estar enamorados nos hace “sentirnos en las nubes”, una ruptura sentimental podría generar exceso de estrés desencadenando síntomas similares a los de una afección cardíaca. Ante cualquier percepción de síntomas, lo mejor es acudir con un especialista para tener certeza con un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Ante todo, está la prevención
Prevenir hará que cualquier relación y vida humana llegue más lejos. Establecer límites tanto en una relación sentimental como consigo mismo suele ser una señal de amor propio que trae beneficios a largo plazo para una pareja y para el propio organismo.
Los excesos no son buenos. Cuando se trata de celebraciones o demostraciones de afecto podemos relacionarlos con aquello que parece gratificante pero que al final, en grandes cantidades, llega a ser poco benéfico para nuestra salud.
Un ejemplo de ello es la dulzura; si esta existe en la relación es una buena señal, pero si se trata del cuerpo hay que ser más cautelosos.
“Si tomamos en cuenta que la diabetes se produce cuando el organismo pierde la capacidad de controlar correctamente los niveles de azúcar en la sangre, una acción importante a llevar a cabo ya sea que se tenga o no la enfermedad, es importante reducir el consumo de azúcares para un mejor funcionamiento cardiovascular”, señaló la Dra. Villarreal.
Tanto una relación afectiva, como la salud humana, requieren de muchos cuidados diarios. Las enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse reduciendo los factores de riesgo como el tabaquismo, una dieta poco saludable, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la falta de actividad física.
Asimismo, continuar fomentando relaciones sanas, puede ayudar a proteger y restaurar el organismo frente a las mismas, concluyó Andrea Villarreal.