Cuando tenemos problemas para controlar nuestras emociones, pensamientos y conductas, es recomendable buscar el apoyo de un profesional de la salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud mental como un estado de completo equilibrio entre el bienestar físico, mental y social; pero de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021, en México el 15.4% de la población adulta presenta síntomas de depresión, mientras que otro 19.3% tiene síntomas de ansiedad severa.
Cómo funcionan los diferentes tipos de enfoques en una terapia psicológica:
Cognitivo-conductual
Utiliza a la conducta y el pensamiento para que se vuelvan una herramienta con la que el paciente pueda alcanzar sus objetivos.
Es decir, estudia los comportamientos dependiendo de las consecuencias que puedan tener y se modifican los esquemas de pensamiento bajo los cuales vive el paciente para que pueda reinterpretar su realidad de manera distinta. En esta corriente la persona toma conciencia de sus pensamientos, conductas y creencias.
Psicoanálisis
Se basa en explicar el comportamiento a partir de experiencias vitales que han quedado en el inconsciente, sobre todo de situaciones relevantes en la infancia, ante las cuales se crean mecanismos de defensa para evitar volver a experimentar lo vivido.
En este tipo de terapia, el especialista indaga a través de preguntas para encontrar las experiencias reprimidas que tiene el paciente, y así poderlas procesar con él de manera consciente con el objetivo final de aceptarlas y sanar.
Humanista
Entiende que toda conducta está orientada a satisfacer las necesidades del individuo y hacerlo feliz, por lo que sus acciones son entendidas como pequeños pasos para llegar al “yo ideal” que esa persona se planteó.
Aquí, el paciente será responsable de desarrollar estrategias para superar los obstáculos que le impiden su crecimiento personal.
Gestalt
A través de esta corriente, la especialista interpreta las experiencias desde el contexto que las rodea. La terapia consiste en que el paciente entienda que está en constante cambio y que tome conciencia de dónde está y lo qué ve en ese momento, para enfocarse en solucionar sus problemas actuales.
No existe una corriente que sea mejor que la otra, en realidad todas son diferentes acercamientos desde los cuales puede tratarse una misma situación; su éxito consiste en la colaboración y entendimiento entre el paciente y el especialista.
La elección de la corriente psicológica para su terapia corresponde al paciente; lo importante es que cuide su salud mental y lo haga de manera informada.
Con información de AXA Keralty.