Al lado de un gran hombre siempre está una gran mujer. Nos encontramos en un momento clave en la historia; darnos cuenta que la mujer siempre ha sido parte sustancial de cada evento y situación política y social por la que ha pasado la humanidad, aunque durante mucho tiempo no se haya aceptado.
El mundo está cambiando el paradigma de los géneros y el empoderamiento de la mujer es uno de los mayores frutos de este cambio. Es por eso que en esta ocasión queremos contarte cómo ha sido la lucha política y social para que nosotras, que siempre hemos estado ahí, tengamos ahora nuestro lugar al lado y junto a todos los actores de la historia.
La antigua lucha de la mujer mexicana
Naia es el nombre de la mujer mexicana más antigua que conocemos. Su lucha por la supervivencia se cuenta a partir de sus restos, ubicados en “Hoyo Negro” Q. Roo. En esta cueva se encontró el esqueleto de una joven de 15 años la cual buscaba agua y alimento en la selva hace unos 12 mil años.
Sin darse cuenta, al momento de entrar en busca de la supervivencia, cayó a un pozo en donde encontró el fin de su vida. En 2007, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), anunciaron el descubrimiento al mundo. Encontraron los restos de Naia, junto con miles de animales prehistóricos, en lo que ahora es uno de los cenotes más valiosos del mundo.
No sabemos cuántas mujeres, cazadoras, guerreras, curanderas, reinas, abuelas, madres, hijas lucharon durante la prehistoria de México. Sin embargo, el cuerpo de Naia nos recuerda que siempre hemos estado ahí.
Las mujeres en los códices
Miles de años después, en lo que conocemos como la historia prehispánica de México, las mujeres son mencionadas en los códices, los cantos, las historias. Son hijas que aspiraron al trono, madres que cuidaron a sus hijos reyes y por supuesto reinas rojas cuyas maravillas ahora podemos admirar en los museos.
Aunque son pocos los textos que nos permiten acercarnos a la historia de la mujer prehispánica, las piezas del rompecabezas hacen pensar que la mujer en esa época tenía su lugar en la sociedad.
El ser mujer no era un signo de debilidad, al contrario, el respeto hacia ellas, por el simple hecho de dar vida, ya era un signo de fortaleza. Su compañía, consejo y relevancia como parte clave en la familia lo podemos encontrar en múltiples registros y restos arqueológicos.
Con la llegada de los Españoles a América se inició un profundo cambio en las costumbres y valores de la mujer. La cultura europea poco a poco comenzó a fusionarse con los pocos restos prehispánicos que quedaban en un mundo cambiante. En ese momento el rol de la mujer comenzó a eclipsarse, durante el proceso colonial el hombre era el centro de todo.
Las invisibles
Poco se conoce de la gran participación de las mujeres en los grandes movimientos del México moderno. Desde la Independencia, la lucha contra la Invasión norteamericana, las Guerras de Reforma, la Intervención Francesa, la Revolución mexicana y la etapa post revolucionaria, las mujeres han estado presentes sin embargo siempre como heroínas anónimas.
Los movimientos feministas llaman a estas miles de mujeres “las invisibles” porque han transitado la historia sin haber sido percibidas.
Sin embargo, existen mujeres que tienen nombre y rostro, la mayoría de los registros los tenemos a partir de la lucha de independencia. Las mujeres no podían faltar como pieza clave de este movimiento.
Cabe destacar que el sometimiento al que estaban sujetas por la religión, la familia y la sociedad colonial no fueron obstáculos para realizar sus tareas. Es así como espías, informantes, combatientes, proveedoras de recursos de todo tipo, conspiradoras y contrabandistas ayudaron a darle vida a la nación mexicana.
Bien conocidas son doña Josefa Ortiz de Dominguez y Leona Vicario, sin embargo, existen miles de mujeres que tuvieron participaciones clave durante la lucha de independencia. Juana Barragán, alias “La Barragana” reunió un grupo de campesinos para participar en la lucha, unirse a Morelos y llegó a mandar a un contingente de soldados.
Una historia similar la tiene “La Capitana”, conocida como Manuela Medina o Molina, se unió a Morelos. “Mujer extraordinaria a quién la junta de Zitácuaro le dio el título de capitana porque ha hecho varios servicios a la nación”, menciona el diario de operaciones de Juan Nepomuceno Rosains un 9 de Abril.
Entró al ejército como clarín vestida de hombre
Por otro lado, durante la invasión norteamericana un nombre resuena entre todos, Josefa Zozaya quien en 1846 organizó la resistencia contra el ejército norteamericano. Además, Aurora Tovar en su libro Mil quinientas mujeres en nuestra historia colectiva, menciona el caso de Patricia Villalobos durante el proceso de Reforma.
Una combatiente que era obrera y entró al ejército como clarín vestida de hombre. “En el escuadrón de Lancerio de Guanajuato, en 1855 hizo la campaña de Jalisco y Colima. Sospechosa de ser mujer, desertó de ese cuerpo y pasó a otro”. Al descubrirse su identidad fue enviada al Hospital de Belén, en Guanajuato.
Finalmente, la lucha de la Intervención francesa también aportó mujeres combatientes. “La Cabra” cuyo nombre es Altagracia Calderón combatió en la guerrilla del general Mauricio Ruiz contra los franceses hasta su captura en Papantla.
Terminamos esta primera parte con una pregunta, ¿es ésta la civilización que traéis a nuestra patria, el robo, el incendio, el asesinato, es vuestro oficio? Hecha por la grandiosa Ana Concepción Valdez, mujer valiente y gran opositora de la Intervención fancesa quién, en plena tortuta por parte de los franceses para entregar dinero les hizo esa pregunta como respuesta a su barbarie.