El Cinvestav Unidad Monterrey, en colaboración con el Cimav Unidad Monterrey, desarrollan una alternativa de detección rápida que podría emplearse en clínicas móviles o para empresas que busquen asegurar la salud de su personal; misma que es apoyada por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Una de las estrategias vislumbradas a nivel mundial para la gradual reintegración social es el uso de pruebas serológicas con las que es posible identificar a las personas cuyo sistema inmunológico haya desarrollado anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2.
Hasta la fecha existen diversas opciones, algunas ya aprobadas para esos fines por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, la Agencia Europea de Medicamentos, entre otros organismos. Sin embargo, es necesario que en países como México se tengan suficientes pruebas de este tipo y cuyo precio y eficiencia sea conveniente para el país.
De acuerdo con Gabriel Caballero Robledo, titular de la investigación, es a través de una técnica conocida como microfluídica que se ha podido desarrollar un dispositivo de tamaño similar a una moneda para la detección de anticuerpos asociados a la presencia de enfermedades infecciosas, por lo que a partir de este desarrollo se podría realizar una adaptación con el propósito de detectar anticuerpos asociados a COVID-19.
“La microfluídica permite desarrollar este tipo de dispositivos, la idea es miniaturizar los procesos hechos en los laboratorios de diagnóstico médico y de esa forma se tiene más control de procesos, al tiempo que se emplea menor muestra (solo una gota de sangre); y tanto la prueba como los resultados se realizarían en un solo lugar en cuestión de minutos”, subrayó el investigador del Cinvestav Unidad Monterrey.
Como se sabe, al ser invadido por un virus, el cuerpo genera anticuerpos específicos para defenderse del patógeno. Bajo ese principio, los investigadores del Cinvestav emplearon nanopartículas magnéticas con antígenos correspondientes a las enfermedades deseadas de localizar. Así, al mezclarse con la muestra, y debido a su pequeño tamaño, las nanopartículas encuentran rápidamente al anticuerpo y se pegan a éste.
Las nanopartículas se encuentran en una placa hecha de acrílico con una dimensión de 5 X 2 centímetros, la cual contiene unos canales por donde pasa la muestra. Al interior de los conductos se aplica un polvo de hierro de tamaño micrométrico que deja pasar el fluido y ayuda a capturar, con ayuda de un imán, las nanopartículas con los anticuerpos pegados.
Después se aplica una solución con una enzima de detección, la cual tiene la particularidad de “teñir” de fluorescente a las partículas con el anticuerpo buscado. Incluso, la intensidad de la fluorescencia indica la cantidad de anticuerpos en la muestra; lo que también representa un dato importante de diagnóstico.
Parte de esta técnica había sido previamente desarrollada en Francia, pero la mejora realizada por los investigadores del Cinvestav fue en el uso de acrílico como base para su desarrollo, ya que es un material más económico y de mayor flexibilidad para la producción en masa.
“Las modificaciones realizadas mejoraron mucho la sensibilidad del sistema, lo que ayuda a detectar anticuerpos con un mejor porcentaje al presentado por el desarrollo francés. Además, al emplear un material termoplástico (acrílico) buscamos que el dispositivo sea es más fácil de hacer en un proceso de producción masiva”, comentó el investigador.
Por ahora, los estudios realizados en el Cinvestav Unidad Monterrey se han realizado con antígenos y anticuerpos controlados simulando infecciones por hepatitis, por lo que esperan poder continuar con investigaciones que estén dirigidas a la detección de COVID-19[.]