En mayo la revista médica The Lancet publicó un estudio, el cual fue retractado hace unos días, que recomendaba evitar la hidroxicloroquina como tratamiento contra la enfermedad COVID-19. Por otro lado, una prueba clínica en pacientes atendidos en hospitales de Nueva York ofrece evidencia de que este fármaco requiere, para tener mejores resultados, coadministración con zinc, un metal necesario en el funcionamiento del sistema inmune.
Se sabe que la cloroquina induce el transporte de este metal dentro de células en cultivo, de ahí la relevancia de estudiar si su análogo sintético, la hidroxicloroquina, altera el almacenamiento de zinc a nivel de un organismo completo, dijo Fanis Missirlis del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav.
En este contexto, el investigador trabaja en un proyecto para evaluar si la hidroxicloroquina, utilizada contra malaria, lupus y artritis, podría provocar el almacenamiento de zinc en un modelo de mosca de la fruta (Drosophila melanogaster).
Lo anterior en colaboración con Nils Schuth y Liliana Quintanar, del Departamento de Química, y con Érika Garay, del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Cinvestav.
Cabe destacar que la propuesta titulada “Efecto de las drogas contra COVID-19 cloroquina e hidroxicloroquina en el almacenamiento sistémico de zinc“, fue una de las aceptadas en la “Convocatoria para acceso a tiempo de luz Sincrotrón para combatir el COVID-19”, emitida por el gobierno del estado de Hidalgo en colaboración con el Instituto Paul Scherrer, ubicado en Suiza.
El proyecto consistirá en administrar hidroxicloroquina durante 3 días a un grupo de larvas de mosca de la fruta que no almacenan zinc; las cuales serían el equivalente a un modelo de pacientes con deficiencia del metal y susceptibles a desarrollar síntomas graves de la enfermedad COVID-19.
Posteriormente, a las larvas se les extraerán los túbulos malpighianos, que son parte del sistema excretor de la mosca y el órgano en donde se almacena el zinc. Una vez secos y congelados se enviarán a Suiza, en donde los científicos que trabajan de manera permanente en el Sincrotrón Suizo (Swiss Light Source) llevarán a cabo el análisis de las muestras.
La técnica consistirá en incidir rayos X de alta intensidad sobre las muestras, después les harán llegar a los investigadores mexicanos los espectros obtenidos (representación gráfica del ambiente químico y de la concentración de zinc) y se procederá a su interpretación.
Dicha información servirá para identificar si la hidroxicloroquina promueve el almacenamiento del metal en las moscas que eran incapaces de acumularlo. Esto tomando como referencia los espectros que obtuvieron, con anterioridad y en otros sincrotrones del mundo, acerca de los niveles normales de zinc en las moscas silvestres, que representarían a los sujetos cuyo sistema inmune podría contender con una infección por el nuevo coronavirus.
Al hablar de las implicaciones del proyecto, Fanis Missirlis se refirió a una investigación reciente, en la que a 2 grupos de pacientes con COVID-19 se les administró por igual hidroxicloroquina y azitromicina (un antibiótico), pero adicionalmente a 1 le dieron zinc.
Entre los resultados destaca que las posibilidades de morir para quienes recibieron la combinación de hidroxicloroquina, azitromicina y zinc, fueron 44% menores, en comparación con los que tomaron únicamente hidroxicloroquina y azitromicina.
Así, al tratarse de una combinación que ya ha sido utilizada en pacientes con COVID-19, y en vista de que la Organización Mundial de la Salud anunció que se reanudarán los ensayos clínicos con hidroxicloroquina, es necesario evaluar si el zinc podría influir en la efectividad de este medicamento, mencionó Fanis Missirlis.
El especialista del Cinvestav agregó que este tipo de trabajos ejemplifican que la investigación básica puede ser útil en el desarrollo de áreas como la biomedicina o para respaldar con evidencia científica la aplicación de un tratamiento, en especial en el contexto de una contingencia de salud.