Primero fue un superéxito. Fue uno de los medicamentos más prescritos para controlar la diabetes en el mundo. Después fue condenado por el regulador sanitario estadounidense (Food and Drugs Administration, FDA) por causar supuestos problemas cardiacos y entonces su estrella cayó estrepitosamente. Dejó de prescribirse no sólo en Estados Unidos, donde se le impusieron duras restricciones, y en Europa fue prácticamente retirado del mercado.
Es la historia de Avandia, del laboratorio GlaxoSmithKline, cuya sustancia activa es la Rosiglitazona, un medicamento que hoy vuelve a captar la atención del mundo, porque después de años de severas críticas y cuestionamientos, la FDA prácticamente se retracta sin pedir disculpas y le retira las restricciones impuestas hace cinco años.
Y es que así como hubo estudios clínicos donde se concluía que su toma sí implicaba riesgos al corazón y accidentes cardiovasculares, había otros en los que se descartaban casi por completo.
Para la empresa de origen británico, que en México es dirigida por José Alberto Peña, fue evidentemente un severo golpe económico y de imagen, pues de haber vendido más de 3,000 millones de dólares en el 2006 con dicha droga, sus ingresos por dicha terapia ahora le representan acaso cientos de millones de dólares. Y no sólo eso. Fue un escándalo mayúsculo que le significó pérdida de credibilidad y tuvo que pagar multas a la autoridad por cerca de 900 millones de dólares, las cuales, por cierto, habría que ver qué sucede con ellas, dado que ahora es evidente que fueron injustificadas.
La pregunta es si ahora, tras el retiro del castigo, revivirá el consumo de este medicamento. Está en manos del médico si recupera la confianza y vuelve a prescribirlo.
En el caso de México no se retiró la droga y a la fecha se sigue prescribiendo, pero no con la intensidad de hace años. Ante lo sucedido en EU y Europa, los médicos mexicanos también desconfiaron, pero no por completo, dado que los estudios donde se aducían riesgos cardiacos fueron hechos en japoneses y en raza caucásica, no en mestiza o mexicano-americana. Ahora, lo interesante sería que Glaxo hiciera algún estudio en mexicanos, para definir con certeza la utilidad del fármaco y que los riesgos no son mayores. Aunque como la misma Glaxo ya tiene otros antidiabéticos más novedosos, quizá ya no le interese invertir en Avandia.
La Fundación Investigación en Diabetes considera que ya es un poco difícil, dado que ya existen nuevas alternativas que están resultando eficientes. Pero habría que ver si la farmacéutica baja el precio de Avandia y hace nuevos estudios en población mexicana, donde hay más de 8 millones de diabéticos.
Decomiso, golpe sobre la mesa
El aseguramiento de 166 toneladas de medicamentos irregulares por parte de la Cofepris anunciado ayer es muy significativo por diferentes razones. No sólo es el más grande de la historia, sino que lo decomisado no fueron fármacos falsificados o muestras de medicamentos, como había sucedido en el pasado.
Se trata de fármacos genéricos de mala calidad, fabricados en plantas no verificadas por la autoridad sanitaria y que se vendían sin el debido registro. Es decir, sí eran ilegales, pero ese mismo tipo de medicamentos eran vendidos (pues eran permitidos por la ley) hasta hace pocos años. La medida de decomisarlos y anunciarlo abiertamente es un golpe en la mesa que debe verse como un mensaje de la autoridad de que ahora sí de verdad se hará cumplir la regulación de buenas prácticas de fabricación.
Fueron tres empresas de Jalisco las verificadas en esta ocasión: Medicinas Lacer, Laboratorios Farmadem y Material Médico de Occidente. Que echen sus barbas a remojar o entren en cintura algunas otras…